Capítulo 1

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¡Midnight memories! oh oh oh...baby you and me, stumbling in the street...¡singing, singing, singing!

Alargué la mano hasta alcanzar el maldito despertador. Miré la hora. 7:45. Me levanté con algo de esfuerzo.

Fui a la ducha y me miré al espejo. Mi pelo azul estaba despeinado. Me lo teñi hace algunos meses y me encanta. En el instituto se meten conmigo por eso, pero no me importa. No lo voy a cambiar. Me duché y luego fui a elegir la ropa del día. Vaqueros ajustados, sudadera blanca y mis inseparables vans.

Bajé a desayunar, aunque enseguida deseché la idea. Mi hermano no estaba en casa. Fui al salón. Mi madre estaba tirada de cualquier manera en el sofá, con unas cuantas latas de cerveza en el suelo. Las cogi y las tiré, y fui hacia la salida para dirigirme al instituto.

En el camino iba escuchando LittleThings, de One Direction. Adoraba esa canción. De alguna manera me hacía sentir mejor.

Llegué al instituto y guardé los cascos y el móvil. Me dirigí a las taquillas de los pasillos, buscando la mía. Saqué los libros de matemáticas y de Geometría. Cerré la puerta y me encontré de frente con Matt. Mierda.

-¿Qué pasa, tía rara? ¿Dónde vas?- preguntó acorralandome contra las taquillas.

-A ge...geometría- respondí tartamudeando.

-Te voy a dar tarea para que no te aburras en tu vida de mierda. Hazme los deberes de Literatura, para mañana- me ordenó con un puño cerrado, amenazando con aterrizar en mi cara.

Asentí rápidamente y me tendió su cuaderno. Se fue, dejándome respirar por fin.

Me metí a Geometría antes de que viniera alguien más. Me senté en mi sitio, atrás del todo. Las mesas eran de dos en dos, pero yo casi siempre me sentaba sola. Cuando alguien se sentaba a mi lado era porque el profesor le mandaba allí, a modo de castigo. Y nunca me hablaban, y si lo hacían era para reírse de mi.

La clase pasó bastante rápido. Y las siguientes también. Por suerte, nadie me hablaba por los pasillos, solo me miraban mal o susurraban algún "rara".

A la hora del recreo fui a la biblioteca a leer algo. No encontré nada bueno, asi que me dediqué a estudiar Historia. Tocó el timbre y fui a mi siguiente clase.

Para mi mala suerte, a última hora la profesora de lengua me mandó salir a la pizarra a analizar unas frases. Me equivoqué en una de ellas y toda la clase se empezó a reír de mi. La profesora se acordó de que se había olvidado unos papeles y fue a por ellos. Genial.

Todos empezaron a tirarme cosas. Papeles, gomas, e incluso algún cuaderno. También empezaron a insultarme, llamándome huérfana, rara, lo de siempre. No lo soporté mas. Cogi mi mochila y me fui de allí lo antes posible.

Me metí al baño, con las lágrimas intentando salir de mis ojos azules. No puedo más. ¿Por qué la han tomado conmigo? ¿que les he echo yo para que me traten así? ¿Tan horrible soy? Parece ser que si. Saqué mi estuche, y el sacapuntas que había comprado el día anterior.

Lo desmonté y liberé la pequeña cuchilla que había dentro. Las lágrimas ya resbalaban por mis mejillas. Apreté la cuchilla contra mi blanca piel. Hice una raya recta, y las gotas rojas empezaron a asomar. Uno, dos, tres cortes. La sangre se mezclaban con las lágrimas que caían a mi brazo.

Sonó el timbre y puse el brazo debajo del grifo, limpiando así la sangre y mis brazos. Salí del baño y fui a la salida, con mis ojos ligeramente rojos e hinchados.

-¡Rara! Mañana quiero mis deberes, o sino ya sabes lo que pasará.- me gritó Matt a lo lejos. No respondí y salí lo antes posible de allí. Creo que ni siquiera saben como me llamo. Soy "rara", simplemente. Las lágrimas volvieron a salir y a derramarse por mis mejillas.

Llegué a mi casa a hacer la comida. Dejé la mochila en un sillón y fui a la cocina. Mi madre estaba sentada en una silla.

-Hola, cariño. ¿Qué tal el día?- me preguntó después de haber besado mi mejilla.

-Muy bien- mentí con una sonrisa falsa.

Adoraba a mi madre, pero casi siempre estaba borracha. Así se escapaba de mi padre. Él se suicidó. No sabemos por qué, pero así fue. Lo encontré con diez años, colgado de una cuerda del techo. Nunca se me olvidará esa imagen.

Hice una ensalada ligera y se la di a mi madre. Yo solo cogí una manzana y fui a mi habitación, cerrando la puerta detrás de mi.

Invisible.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora