capitulo 2

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Kyungsoo no pudo respirar cuando miró fijamente a la alta y
sexy pantera en la entrada de su puerta. Él personificaba todo
lo que era básico y masculino. Sus manos estaban a ambos lados
del marco mientras lo miraba con una intensidad tan cruda, que
lo estremeció. Su poder masculino y su gracia letal emanaban
por todos los poros de su magnífico cuerpo.

Tenía el pelo negro. Sus ojos
eran tan celestes que casi parecían incoloros contra su piel
bronceada y sus largas pestañas oscuras. Su rostro estaba
elegantemente tallado e incluso tenía una áspera calidad que
evitaba que fuera bonito.
Vestía unos jeans negros y una camiseta negra. Había algo
eterno y antiguo en él. Algo que se extendía a el y hacía que
todo su cuerpo ardiera en llamas.

Sin que Kyungsoo lo invitara, entró a la habitación e inclinó su
cabeza para que él pudiera frotar su rostro contra su pelo.

Kyungsoo jadeó cuando esa simple acción lo hizo temblar entero. La respiración de él le quemaba toda su piel extra sensible, que lo único que deseaba era el contacto de él. Sus pezones se endurecieron ante la expectativa de lo que estaba
por venir.

—Gatito —murmuró,
mientras aspiraba su pelo.
La mitad humana de Soo deseaba alejarse de un empujón. La
parte animal se rehusaba. Sólo quería abrazarlo. Arrancarle las
ropas y saber de una vez por todas lo que era tener sexo con un
hombre.

La puerta de su habitación se cerró de un portazo por voluntad propia.

Kyungsoo anduvo en círculos a su alrededor, frotando su
cuerpo contra el de él, al mismo tiempo que resistía el impulso
de gritar de placer.

—¿Me aceptas? —preguntó él en forma retórica.

En teoría, era el omega la que elegía a su amante, pero cuando
una omega estaba sexualmente consciente del hombre,
realmente no había escapatoria.

Todo lo que pudo hacer Kyungsoo fue asentir con la cabeza. Su
cuerpo nunca le dejaría rechazarlo. Él era demasiado viril.
Demasiado apasionado.
Demasiado de lo que Soo necesitaba.

Él se volvió contra Soo con un feroz rugido cuando lo agarró para darle un candente beso. Kyungsoo gimió al sentir su sabor.
Nadie lo había besado nunca. Estaba prohibido para cualquier
hombre tocar a un omega que no fuera su pariente hasta que
este tuviera su primer ciclo.

Incluso entonces, Soo había sido un adolescente, sus amigos
y el habían susurrado sobre lo que deseaban de su primer
aparejamiento y a quién elegirían.

Kyungsoo había esperado que Minho fuera el primero. Con casi
cuatrocientos años de edad, él era legendario entre su gente
por su valor y habilidad de enseñar a un joven omega-pantera sobre su pasión.

Pero su presencia palidecía en comparación con el oscuro
extraño que tenía ante el. Este hombre sabía a vino y a
decadencia. A un poder y conocimiento místico y exótico.

Él recorrió su lengua contra la de Soo, al mismo tiempo que su
cuerpo se calentaba febrilmente.

—¿Eres Kai? —le preguntó el, mientras le mordisqueaba
sus firmes labios.

—Sí.
Bien. Al menos no lo compartiría. Era un pequeño alivio saber
eso.

—¿Cómo te llamas, gatito?

—Do Kyungsoo.
Él retrocedió para sonreírle.

—Kyungsoo —ronroneó él mientras enterraba sus manos en su
pelo antes de aspirar la carne sensible de su cuello, para
después lamerlo lentamente. Juguetonamente—. ¿Y qué
sorpresas estás ocultando del mundo en tu caja, Kyungsoo?

Entrecruza-dos (KAISOO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora