Capítulo Nueve: Y ¿Cómo estamos nosotros?

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—Hola, ¿Está Emma? Solía ser mi mejor amiga.

Rodé los ojos y me reí un poco, Rachel puede que esté algo enojada pero aun así me hace reír con tan solo decir una frase tan típica.

—Creo que no está.- contesté.—¿Puedo tomar su mensaje?

—Déjate de estupideces Em, dime que fue lo que hice ¿Encontraste a alguien mejor? Y ¿Es rubia verdad? ¿Con gran trasero y todas las cosas?

—¿Y soy yo la que dice estupideces?

Me reí de nuevo y caminé escaleras abajo hacia la cocina por algo de comer. Son pasadas las 7 y espero a mi papá para ir a cenar.

—Lo siento Rachel, sé que te he dejado un poco en el olvido.

—¿Un poco en el olvido? Con suerte aun te sabes mi nombre.

Rodé los ojos.—Ya dije que lo siento.

—Ese chico se encargó de alejarte de mí.

—Ese chico es un idiota ¿Por qué no dejas de lamentarte y me cuentas porque no fuiste a la escuela hoy?

Abrí el refrigerador y tomé un tazón que contenía fresas. Tenemos unas clases juntas y hoy no la vi, porque, puede que esté distraída pero ella no estaba sentada junto a mí.

—¿Ya te diste cuenta? ¿Qué te hizo el idiota? ¿Hay que patearle las bolas? Y es que me sentía enferma por los problemas con Peter.

—Él solo está actuando paranoico respecto a Dylan y el rumor ¿Qué pasa con Pet?

—¿Qué rumor? Es mucho lo que pasa, no puedo contártelo por teléfono.

Llevé unas fresas a mi boca.—Está bien, pero no dejes de ir mañana, vale?

—Cómo sea.- sé que rodó los ojos.

—¿Vamos por un pastel y chocolates después de clases?

—Siempre sabes lo que necesito Em.

Escuché el claxon del coche de papá afuera.

—Escucha, voy a cenar con papá ¿Hablamos mañana? Te quiero.

—Está bien, igual te quiero.

Colgué, dejé el teléfono sobre la mesa, volví las fresas al refrigerador y tomé mi abrigo. Le di un beso en la mejilla a mi padre y el condujo hasta no sé dónde.

Estaba inusualmente feliz pero no quise preguntarle hasta que estuviéramos en el restaurante, que por cierto, nunca había visitado antes. Nos tomaron la orden y él me miraba de forma rara, me asustaba lo feliz que estaba, en serio.

—Okay, ya puedes decirme que pasa.- comenté.

—No quiero que te lo tomes a mal pequeña.- dijo él. Sus codos estaban sobre la mesa, sus dedos entrelazados y su barbilla apoyada en ellos.

—Siempre y cuando no tenga que ver con que nos vamos a mudar, todo estará bien.

—¿Incluso si estoy saliendo con alguien?

—¡Estás saliendo con alguien!.- subí la voz.

Oh. Santa. Mierda.

—¿Estás enojada?.- su rostro palideció.

—¿Qué si estoy enojada? ¡Por supuesto que no!.- chillé y sonreí como idiota.—Joder, ya era hora papá.

—Cuida tu lengua niña.

—Lo siento, es que.. ¡Estoy demasiado feliz por ti!.- me puse de pie y lo abracé por detrás de su silla.

—Esta no era la respuesta que esperaba.- me dijo riendo.

Don't You Remember?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora