—Hola, ¿Está Emma? Solía ser mi mejor amiga.
Rodé los ojos y me reí un poco, Rachel puede que esté algo enojada pero aun así me hace reír con tan solo decir una frase tan típica.
—Creo que no está.- contesté.—¿Puedo tomar su mensaje?
—Déjate de estupideces Em, dime que fue lo que hice ¿Encontraste a alguien mejor? Y ¿Es rubia verdad? ¿Con gran trasero y todas las cosas?
—¿Y soy yo la que dice estupideces?
Me reí de nuevo y caminé escaleras abajo hacia la cocina por algo de comer. Son pasadas las 7 y espero a mi papá para ir a cenar.
—Lo siento Rachel, sé que te he dejado un poco en el olvido.
—¿Un poco en el olvido? Con suerte aun te sabes mi nombre.
Rodé los ojos.—Ya dije que lo siento.
—Ese chico se encargó de alejarte de mí.
—Ese chico es un idiota ¿Por qué no dejas de lamentarte y me cuentas porque no fuiste a la escuela hoy?
Abrí el refrigerador y tomé un tazón que contenía fresas. Tenemos unas clases juntas y hoy no la vi, porque, puede que esté distraída pero ella no estaba sentada junto a mí.
—¿Ya te diste cuenta? ¿Qué te hizo el idiota? ¿Hay que patearle las bolas? Y es que me sentía enferma por los problemas con Peter.
—Él solo está actuando paranoico respecto a Dylan y el rumor ¿Qué pasa con Pet?
—¿Qué rumor? Es mucho lo que pasa, no puedo contártelo por teléfono.
Llevé unas fresas a mi boca.—Está bien, pero no dejes de ir mañana, vale?
—Cómo sea.- sé que rodó los ojos.
—¿Vamos por un pastel y chocolates después de clases?
—Siempre sabes lo que necesito Em.
Escuché el claxon del coche de papá afuera.
—Escucha, voy a cenar con papá ¿Hablamos mañana? Te quiero.
—Está bien, igual te quiero.
Colgué, dejé el teléfono sobre la mesa, volví las fresas al refrigerador y tomé mi abrigo. Le di un beso en la mejilla a mi padre y el condujo hasta no sé dónde.
Estaba inusualmente feliz pero no quise preguntarle hasta que estuviéramos en el restaurante, que por cierto, nunca había visitado antes. Nos tomaron la orden y él me miraba de forma rara, me asustaba lo feliz que estaba, en serio.
—Okay, ya puedes decirme que pasa.- comenté.
—No quiero que te lo tomes a mal pequeña.- dijo él. Sus codos estaban sobre la mesa, sus dedos entrelazados y su barbilla apoyada en ellos.
—Siempre y cuando no tenga que ver con que nos vamos a mudar, todo estará bien.
—¿Incluso si estoy saliendo con alguien?
—¡Estás saliendo con alguien!.- subí la voz.
Oh. Santa. Mierda.
—¿Estás enojada?.- su rostro palideció.
—¿Qué si estoy enojada? ¡Por supuesto que no!.- chillé y sonreí como idiota.—Joder, ya era hora papá.
—Cuida tu lengua niña.
—Lo siento, es que.. ¡Estoy demasiado feliz por ti!.- me puse de pie y lo abracé por detrás de su silla.
—Esta no era la respuesta que esperaba.- me dijo riendo.
—Fueron 9 largos años, señor.
Besé su mejilla y dejé que me abrazara para luego volver a sentarme.
—Quiero los detalles, como se llama, como es, si tiene hijos, si ha estado casada, donde la conociste, cuanto llevan saliendo..
—Alto ahí pequeño tren de cuerda.- él estaba riendo.—No estás hablando con Rachel sobre un chico.
—Empiece a hablar señor Barton.
Él negó con la cabeza y sonreía.—Se llama Marry Jane, es decoradora de interiores, igual que tu madre.
Mi papá sonrió enternecido por el recuerdo. Oh mamá, la recuerdo decorando cada rincón de la casa e incluso mi cuarto, era genial verla hacer eso, ella siempre estaba sonriendo y divirtiéndose.
—Estaba en el bufete porque tiene algunos problemas con comprar una casa.- continuó.—Pero no, no tiene hijos ni ha estado casada.
—¿Exactamente cuándo llevan saliendo?
—Poco más de un mes.- contestó él.
Trajeron la comida y mientras comía, escuchaba su historia. No fue algo muy lindo que ella para conseguir la casa, hubiera usado a papá para que fingiera ser su esposo pero por lo que escucho parece ser buena persona.
—¿Cuándo podré conocerla?.- llevé un trozo de pescado a mi boca.
—No lo sé, no sé si es lo suficientemente serio como para dar ese gran paso.- contestó.—¿Y cuándo conoceré a Scott?
—No sé si me volverá a hablar. Está enojado conmigo porque dice que lo uso para darle celos a Dylan.
—¿Y es así?
—¡Por supuesto que no!
—Está bien, pero espero que se resuelva todo. Hacía mucho tiempo que no te veía tan feliz.
—¿Qué puedo decir? Ese chico es fantástico.- admití.
—No puede ser que te hayas enamorado tan rápido.- tomó de su copa de vino, sonreía y negaba con la cabeza.
—¡No estoy enamorada! Puede que me guste mucho pero solo eso.- me crucé de brazos.
—Como sea.- se encogió de hombros.—Sólo quiero conocer la razón de tu sonrisa.
Me sonrojé y desvié la mirada hasta mi plato casi vacío. Papá continuó contándome sobre Marry Jane, se notaba lo feliz que estaba y recé en silencio para que ella fuera la que lo sacara de su soledad, porque, desde hace años he querido que tenga a alguien. Quiero decir, amaba verlo con mamá, pero entendí que ella no está y que -por más que duela- hay que seguir adelante. Yo lo estoy intentando y quisiera que mi papá también lo haga.
Volvimos a casa una hora después, me cepillé los dientes, hice mi cama y traté de dormir pero no pude, estuve pensando en Scott, ¿Debería llamarle? Después de todo él dijo que lo haga, aunque lo dijo de una manera poco agradable. Tomé mi teléfono y le eché un ojo a todos y cada uno de los mensajes que me había enviado, sonreí como idiota y busqué su número.
Después de todo ¿No es él el indicado?
—¿Hola?.- contestó al quinto timbre.
—Hola.- murmuré.—Soy yo.
—Emma, hmm, no es un buen momento.
Se escuchaban voces del otro lado, eran murmuros y había algunos ruidos de algunas máquinas de hospital.
—¿Por qué? ¿Qué pasa?
—Mi papá sufrió un ataque.- contestó con voz áspera.—No puedo hablar ahora.