City of Stars

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#QuedateConmigo2

Alfred llamó a sus amigos para avisarles de que llegaría más tarde. Amaia tenía que volver a su pequeño piso y él no quería dejarla sola después de lo que había sucedido.

-Entonces... ¿Decías que tocabas la trompeta?

-El trombón, toco el trombón. - Ambos rieron, se sentían con una compañía agradable y por una extraña sensación, ninguno quería que esa conversación terminase.

Después de varios minutos caminando e intercambiando información llegaron frente a un piso alto, de unas ocho plantas y con un toque antiguo pero con apariencias de ser moderno por dentro.

-Ya hemos llegado, es aquí. -Dijo señalando el edificio. - Yo vivo en el quinto, ahí hay un pequeño piso que para mi vida de estudiante es perfecto, no necesito más.

Y con un abrazo, dos besos y un adiós, ambos jóvenes se despidieron a los pies de unas escaleras que conducían hasta el piso de Amaia. Los dos se quedaron con una buena sensación al haberse conocido.

Mierda. Pensó Alfred. Se les había olvidado dejarse un número de teléfono, la dirección de e-mail o alguna red social. Así seguro que no la volvería a ver. Y siendo sincero con él mismo, lo que más le apetecía era encontrársela de nuevo, tenía una magia que había percibido y le parecía increíble.

Alfred camino sobre sus pasos y llego a la discoteca donde desde hacía casi una hora le esperaban sus amigos. Todavía quedaba una hora antes de que se acabase su cumpleaños y sus amigos tenían guardadas algunas sorpresas. Además de los regalos, una de esas sorpresas era la tarta, sobre la que podía verse grabada una foto del joven y sus amigos y que venía con una única vela con el número 21. Él fue muy decidido a soplar las velas mientras sus amigos le cantaban el cumpleaños feliz, sin embargo, algo le frenó. Fue el grito de su amiga Marta "¡acuerdate del deseo, Alfred!". Este cerró los ojos y soplando la vela pidió que la vida le sorprendiera, no quería pedir nada concreto porque se consideraba una persona feliz.

Eran ya las cuatro de la madrugada y sus amigos parecían no cansarse, él, sin embargo, llevaba una hora ya sentado en unos cómodos sofás de una de las esquinas de aquel sitio. Estaba ya cansado y el efecto del alcohol que estaba bebiendo le pasaba ya factura así que decidió salir a que le diera el aire. El porteri le selló la mano para que pudiera volver a entrar. Atravesó toda la cola, que no era pequeña, pues justo ese día iba allí algún famoso de esos de los programas de amor y había por allí mucha gente, sobre todo chicas jóvenes.

Se sentó en el primer banco que vio y sacó otro cigarro. No solía fumar mucho pero en ocasiones especiales le apetecía más. Levantó la cabeza y para su sorpresa vio todo el cielo con estrellas. Parecía que el tiempo había mejorado esa noche y ahora era hasta agradable estar al aire libre. De repente una imagen, que tenía la misma luz que daban las estrellas esa noche, pasó por su cabeza. Ella. La chica que había conocido esa noche. Amaia. Era muy dulce, muy guapa, parecía que compartían gustos por la música y eso era lo que más le llamaba la atención, sentía la necesidad de saber más de esa chica. Eva le devolvió a la tierra.

-¡Alfreeed! - La joven iba deprisa hacia él.

-Ey, hola, había salido a tomar un poco el aire, me estaba agobiando. - Realmente Alfred parecía querer irse de allí ya y no sabía como hacerlo.

-Bueno, pues si ya lo has tomado podemos volver dentro con los demás, está siendo genial. - Eva intentaba convencerle ante la cara de incomodidad de él. Aunque por los efectos del alcohol o porque le encantaba la fiesta, ella pensaba que todo iba genial.

-Espera, Eva, me gustaría irme a casa, estoy cansado y mañana quiero avanzar con lo que estoy componiendo.

-Venga, Alfred, no seas aguafiestas, están todos tus amigos ahí, deberías estar con todos nosotros y pasarlo bien hoy.

Y antes de que se diera cuenta, ella le había dado un beso en los labios y le arrastraba, cogidos de la mano, hacia dentro de la discoteca.

Rodó los ojos. Parecía que esa noche no iba a acabar nunca. Y qué cabezota era Eva cuando quería. Aun así él sonrío, esa parte de niña pequeña era algo que le volvía loco.

Mientras tanto, en otro lugar de Barcelona había alguien que no conseguía conciliar el sueño...

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Hola!! Estoy aquí de nuevo. Espero que os guste el capítulo de hoy. No sé cuando será el próximo, la verdad es que esta semana voy a estar bastante liada pero intentaré escribir, yo también estoy enganchada a esta historia. Hoy escribiré más y no sé si lo subiré o lo dejaré preparado para otro día.

Siento si se os está haciendo pesado pero tengo que poner todo en situación y me está saliendo así pero estoy entretenida, espero que vosotros también. Quiero plasmar bien la sensación de ambos al verse.

El próximo capítulo será desde el punto de vista de Amaia. ¿Qué pensará ella sobre el encuentro de esa noche?

Amor ×1016 💚

Quédate conmigo || Almaia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora