Por la noche, ya con el pijama puesto, salí al jardín que tenían en la parte trasera de la casa para mirar las estrellas.
De repente, alguien se sentó a mi lado.
—Hola.
Al girar la cabeza me encontré de frente con aquellos ojos penetrantes que ahora brillaban a la luz de La Luna.
—Hola—sonreí dirigiendo la mirada a mi pies enterrados en la hierba.
—¿Qué haces aquí fuera?
—Me gusta mirar las estrellas antes de dormir—observé el cielo.
—Vaya, eres una chica un tanto especial. Las demás con las que he hablado, dudo que se fijen alguna vez.
—Mi padre me enseñó algunas constelaciones, mira, ese es El Arquero, mi favorito—señalé—. Decía que si alguna vez me perdía solo debía seguir su flecha y llegaría a casa.De repente me llené de nostalgia y suspiré mirando la estrella de la punta del arco brillar.
—¿De qué parte de la India era tu madre?
—De Noida, cerca de Nueva Delhi. Te he visto tocar el sitar, mi padre tenía uno cuando era pequeña.
—Me fascina la cultura hindú—sonrió.
—Si quieres te puedo contar cosas sobre mi ciudad.
—Me encantaría—asintió.—¡George, Samala, entrad a cenar!—escuchamos a Paul.
—Ya vamos—contesté.Al día siguiente, Brian vino a traernos mi cama y ver si iba todo bien.
—¿Dónde la ponemos?—miré a los chicos.
—¡Ponte en mi lado!
—Calla McCartney, se pondrá en mi lado—discutió John.
—¡No, en el mío!
—¡No, Ringo, tú roncas como un motor oxidado, no la dejarás pegar ojo!Reí levemente, empezaba a entender a Brian.
—¿Y si dejáis que elija el lado que quiera?—interrumpió George.
Todos me miraron esperando la respuesta.
—¿Y si lo echamos a suertes?
—Por mí bien—Paul se encogió de hombros.
—Vale...a suertes—John me pasó una libreta y un bolígrafo.Escribí los nombres de cada uno en papeles diferentes, los metí en la gorra de conductor de tren de Lennon y los moví.
—Quien quede al final, gana.
Asintieron viendo como sacaba el primero sin mirar.
—Ringo—leí.
—¡Aj! Solo tengo suerte en el poker.
—Porque haces trampas—opinó George.
—No es verdad...Saqué otro.
—Paul—me encogí de hombros mirándolo.
—Jo...—puso cara de niño enfadado.
—El último...John.
—¡Gané!
—No, ha ganado George, era el que quedaba al final—reí.
—Le he ganado a McCartney, a mí con eso me vale—sonrió.Negué devolviéndole su gorra.
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Niñera de cuatro Beatles I [TERMINADA]
Fanfiction-¿De verdad a sus edades necesitan vijilancia? -No los conoces bien.