Vas a la escuela todo normal, como un día cualquiera. Pero siempre se acaba jodiendo todo. Da igual el cómo o el modo, pero siempre es la misma historia. Buscas en quien apoyarte, pero piensas en que todos van a fallarte, porque todos te fallaron en ciertos momentos y aunque sean personas distintas esa confianza ya no la tendrás con nadie. Sales del colegio, vas a casa. Todo es peor a cada segundo que pasa. Día a día el mismo pensamiento, madre mía que tormento. Ya ni te molestas en disimular, total ni siquiera se van a preocupar. Y quién se preocupe te intentará ayudar, pero como siempre, no lo logrará. Buscas esa paz, esa tranquilidad, te encierras en tu habitación y ves tú vida pasar y en ese momento te haces miles de preguntas, muchas con respecto a tu existencia. Piensas en todas esas miradas, esas frases que seguramente no vayan con mala intención, pero que a la persona que lo dice le hace gracia y a ti no. Que si te defiendes terminas por malo y si no haces nada, el tonto, el retrasado. Que si hablas eres un bocas, que si te callas eres un achantado. Que muchos te juzgan sin saber, que juzgan lo de fuera y ya te dicen conocer. Que crean mentiras que pasan de persona en persona, y termina haciéndose una bola, te critican sin saber, sólo por lo que escuchan y no por lo que ven. Que no se dan cuenta de lo que están haciendo, están jodiendo a una persona sin saberlo. Están llevándola a ciertos límites que nadie tendría que llegar. Que si, que dicen que todo pasará y que cuando seas mayor te reirás serán anécdotas las cuales contarás. Pero que ahora todo eso no son risas, no son bromas. Das avisos pero ninguno reacciona. Y este es nuestro mundo, así funciona.
