Se Arma Un Teatro

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Por cosas de la escuela las obras de teatro se suspendieron hasta este mes, así que aunque fuera febrero teníamos que presentar las pastorelas..
En mi equipo no estaban Alberto, Arturo o Faty.
Pero estaba Jia y Oscar.
Uno de esos días en la biblioteca de la escuela, mismo lugar donde estaba el escenario de teatro y un piano.
Cada pequeño equipo estaba ensayando su obra en alguna esquina, y yo... Bueno, tenía miedo a estar con Jia y que me dijera algo.

-Eh ¡Pavo! ¿Puedes venir?
-¿Qué pasó Richi?
-¿Me haces favor de mandarme como seria el vestuario y lo que me toca?
-Si, cuando nos pongamos de acuerdo yo te digo.
-Vale, gracias Pavito

A Oscar lo llamábamos "Pavo" por la misma forma en como habla, solo... Imaginen un pavo hablar, igual.
El era delgado y menos alto que yo, aunque le ganaba a todo el grupo de edad, era otro ejemplo de que los años  sólo señala algo físico.

Alejado de mí equipo me acerque al profesor Ceja.

-Dime, Alejandro
-Profe, ¿Cómo está?
-Pues bien, estoy leyendo este libro.

Me mostró un libro muy gordo, el profe si que le encantaba el teatro.

-¿Por qué no estas con tu equipo?
-Pues la verdad... Se me olvido imprimir el guión.
-Ay Alejandro, ¿Cómo está tu tía?
-Bien Profe, por cierto... ¿Alguna vez alguien ha tocado ese piano?
-No creo, tiene ya varios años ahí, ¿Por qué lo dices? ¿A caso tocas?
-No exactamente, bueno, aún no... Pero estoy aprendiendo y de verdad quiero ser un Pianista.
-Bueno, si es así, como tenemos clases en la biblioteca este día, podrías practicar mientras los demás ensayan.
-¡¿De verdad Profesor?!
-Claro, no hay porque negar la oportunidad que tienes aquí en la escuela de aprender algo nuevo. Además, me gusta escuchar música de piano.
-¿Puedo... Ver si aún funciona?
-Claro, solo ten cuidado con las sillas que están al lado

Fui corriendo a descubrir esa maravilla, ¿Se imaginan? No había visto un piano tan cerca, en las anteriores clases de teatro solo me llamaba la curiosidad, pero ahora que tuve la oportunidad, no la desperdicie.

Estaba cubierto de una capa de polvo, pero eso no me detuvo para levantar la tapa y ver esas hermosas teclas.
Así que lo hice, toque una tecla y al sonar tan fuerte en la biblioteca, mis compañeros de una forma rápida voltearon a verme.

Ceja-¡Ah así que si funciona!
-¡Si profesor!
Dije emocionado.

No aguante las ganas de hacer lo que todos harían si tuvieran un piano, pasar mi mano por todas las teclas de izquierda a derecha.
Desgraciadamente se había acabado la última clase y tenía que regresar a casa.
-Alejando, Prométeme que estarás practicando para después escucharte.
-¡Claro que si profesor! - Dije con gran ilusión en el rostro -

Lo haría por mi.

Memorias De Un SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora