2. El encuentro de nuestras lágrimas

16 1 0
                                    


Suena triste decir que el motivo por el cual cruzamos palabras por primera vez, fueron tus lágrimas. Me encontraba caminando apresuradamente a la siguiente clase, maldiciendo por lo bajo la inmensidad de la universidad, cuando te vi sentado bajo la gran copa de un árbol. Tu rostro estaba cubierto por tus manos, pero tu peculiar forma de vestir automáticamente me indicó que se trataba de ti. Frené mi andar por acto reflejo, sintiendo el nerviosismo adueñarse de mis dedos trémulos y movimientos torpes. La imagen de tu cuerpo siendo sacudido por el llanto, dolió más de lo que esperaba. Una genuina preocupación creció en mi pecho, incitándome a moverme en tu dirección. Pensé demasiado en si era siquiera una opción; no quería parecer un entrometido con preguntas superficiales como "¿Estás bien?" o "¿Por qué lloras?". No quería despertar en ti un sentimiento de rechazo. No sentía curiosidad, estaba realmente preocupado pese a no conocerte. Tardé tanto en debatir si era lo correcto o no, que me perdí en mi propio mundo por unos segundos, y la clase había ya quedado en un plano inexistente. Mi vista pareció nublarse, y todo a mí alrededor pareció abstraerse. Cuando volví en sí, luego de decidir a duras penas no entrometerme - como el cobarde que soy -, tú estabas mirándome en silencio, con ojos rojos por el llanto, pero intensos como una tormenta. Un brillo singular envolvía tus oscuras orbes, un brillo tan potente como escaso. Escalofríos recorrieron mi espalda, y cuando levantaste tu mano en dirección a mí, extendiéndola, mi corazón saltó de mi pecho de emoción. Sin embargo, una sensación contradictoria, entre felicidad y confusión, me obligó a quedarme en mi lugar. El nerviosismo aumentaba considerablemente con cada segundo que transcurría, tan así que sentía mis propios latidos golpear fuertemente mis oídos, desestabilizándome. Tras observarme de ese modo, esta vez extendiste lentamente ambos brazos, mirándome suplicante, y dijiste, con voz quebrada:

- Abrázame.

Como si de una bala se tratase, salí disparado hacia ti luego de que hundieras el gatillo con esa simple, pero muy significativa, palabra. Tiré en el camino mi mochila y los cuadernos que sostenía en ese momento, importándome poco el daño que pudiera provocar. Inquieto, pero decidido, me senté a tu lado, apoyando mi espalda en el inmenso y vetusto árbol, haciendo espacio entre mis piernas y mis brazos. Nuestras miradas se encontraron fugazmente. Luego, sin inconveniente ni timidez alguna, pero con una sorprendente parsimonia, te sentaste en mi regazo y apoyaste tu cabeza en mi pecho. Te envolví delicadamente, temeroso de hacerte daño o de ser muy atrevido. Tu mano sujetó fuertemente en un puño mi camisa, como quien busca el mínimo consuelo. Pequeñas gotas se escapaban de tus húmedos ojos, fluyendo por tu rostro con rapidez, casi con desasosiego. Ya no temblabas, pero parecía inútil intentar detener tu llanto, aquel que parecía provenir de un intenso dolor. Un nudo se formó en mi garganta, intentando tragarme la angustia y las lágrimas que ocasionaban en mí tu vulnerabilidad. ¿Es siquiera creíble llorar por alguien que no conoces? ¿Tiene lógica el querer sanar a alguien con quien nunca hablaste? Tu sufrimiento provocaba dolorosas punzadas en mi estómago.

De repente, el puño en mi ropa arrugada se tornó en una suave caricia sobre mi pecho, más bien, sobre mi corazón. Mis latidos se intensificaron cuando, observándote desde arriba, distinguí una imperceptible sonrisa y dijiste:

- Eres tan cálido como luces, Hobi...

No pude decir nada. Ni siquiera pude elaborar alguna clase de pensamiento coherente. Mi estado se reflejó rápidamente en mi rostro, el cual, por suerte, tú no podías ver. Pesadas y silenciosas, las lágrimas se abrieron paso, cayendo sin compasión.

Incluso hasta el día de hoy me pregunto qué fue aquello que movió de manera tan extremadamente cálida mi corazón. Aún si desconozco el motivo real y trascendental, quiero atribuírtelo a ti.

A mis ojos, fuiste tú.

 ______________________________________

Hola. Quiero que entiendan que soy una persona que escribe cuando siente que tiene algo que escribir o que de repente le llega la inspiración y puede escribir todo de golpe. No puedo forzarme a mí misma a escribir algo, me es poco natural y por ese motivo, falso y superficial. Me gustan las cosas profundas, y me gustaría transmitirlo en mis escritos. Este mini fanfic tendrá en gran parte, aspectos poéticos inspirados por ciertos libros que se encuentran entre mis favoritos. Espero entiendan y sea de su agrado.

Con cariño,
Mac

blue side ➳ vhopeOn viuen les histories. Descobreix ara