5 años después
A pesar de que el verano aun no había empezado en Irlanda, aquel día hacía un resplandeciente sol en las afueras de Dublin. El cielo era azul y limpio, sin ninguna nube. Y los prados de los alrededores estaban repletos de hierba verde y mojada, donde en pequeños montículos de tierra crecían flores silvestres de brillantes colores.
Aquel sitio era tan solitario como siempre lo había sido. Aunque al mismo tiempo era un lugar tan lleno que concernía un abrumador sentimiento hacia todos los visitantes.
Ese día, el visitante era un chico de alta estatura y de cabello revuelto.
La tierra se hundía bajo sus pisadas, que parecían dudar y temer esa dirección. Una dirección que había recorrido centenares de veces. Y en ninguna de ellas había sido fácil.
Sus ojos verdes, que denotaban una impropia madurez para su edad, recorrían aquel cementerio con tristeza. Pero a pesar de aquello, había paz en él. Ese lugar siempre le había transmitido una sorprendente paz, a pesar de ser un recordatorio de todo lo que había perdido.
Aunque él ya no era el chico que había acostumbrado a ser. Porqué nada le había golpeado más fuerte como lo había echo la vida, y eso le había cambiado. Todo ese dinero y esos discos vendidos eran un simple adorno en su vida. Un envoltorio de felicidad. Una transparente esperanza.
Inspiró hondo cuando se detuvo ante la lapida. Y releyó el nombre más veces de lo que nunca hubiera reconocido. Aun después de todo ese tiempo seguía sintiendo que aquello era irreal. Y que algún día al volver a casa ella estaría allí.
La idea de lo que pudo haber sido quemaba su corazón todos los días.
Por alguna razón odiaba ver como el resto de las personas lo habían ido superando poco a poco. No era algo que él estuviera dispuesto a dejar ir fácilmente.
Cerró los ojos y millones de imágenes cruzaron su mente: una biblioteca, una casa, un concierto, un día de lluvia o un beso en la oscuridad.
Esa era la peor manera de torturarse.- ¡Harry!
Una voz infantil lo quitó de su dolorosa ensoñación y se giró para mirar a la pequeña niña que corría hacia él, con una grande sonrisa.
Su cabello rubio contrastaba con sus ojos oscuros. Y corría encima de la hierba ignorando el poder ensuciar su vestido blanco.
- ¡He cogido una mariposa! - Anunció emocionada, y alzando sus manos cerradas donde guardaba su preciado tesoro.
Pero ante aquel balanceo que caracterizaba una niña de su edad, resbaló y sus manos se abrieron liberando la mariposa. E indefensa y disgustada, en la hierba, se puso a llorar.
Él chico se acerco a ella rápidamente y la cogió con sus brazos repletos de tatuajes.
- Ann - La regañó, con voz suave - Te dije que no te alejaras. Tu madre me va a matar si ve como te has ensuciado el vestido.
La niña dejó de llorar y se cogió a él con sus pequeñas manos.
- Había cogido una mariposa - Balbuceó secándose las mejillas.
- Lo sé - Respondió él. Y empezó a reanudar su camino hacia la salida.
- Pero se ha marchado.
Harry sonrió levemente, mientras bajaba ágilmente un escalón y la sujetaba con fuerza.
- No puedes retener las cosas, Ann - Besó su mejilla roja - Ella pertenece aquí.
Su corazón pareció quebrarse por un momento al pronunciar esas palabras.
- ¿Todas las mariposas pertenecen aquí? - Preguntó Ann confusa.
- No todas - Harry hizo una pausa de unos largos segundos - Pero aquí están mis favoritas - Ann le miró fijamente, notando el tono de su voz.
Cuando llegaron al camino que había fuera del cementerio, Harry la bajó al suelo. Y Ann se arrodilló para coger una flor amarilla, y él esperó con una infinita paciencia.
- Le voy a llevar esta a mamá.
Harry sonrió mientras volvía a coger su mano, que había soltado para coger la flor, y empezaron a andar. A pesar de que su chofer se había ofrecido a llevarles, él había preferido venir andando. No quería ir a un lugar como aquel con algo tan altivo.
- Harry - Llamó ella mirando hacia arriba.
- ¿Sí?
- ¿Hemos venido a ver a tu mariposa? - Preguntó ella genuinamente seria y consciente de la situación.
A pesar de su corta edad, había oído y visto cosas. Ann había visto muchas veces la manera en que su madre se entristecía y lloraba cuando hablaba sobre una persona llamada igual que ella. O como su padre le había intentado explicar el significado de su nombre. También sabía que había un día en el año donde sus padres y sus amigos más cercanos se reunían para ir a ese lugar. Y en como Harry nunca podía estar más que medía hora, antes de marcharse solo.
Harry tardó unos segundos en contestar.
- Sí - Dijo agravando la voz.
- ¿Y la echas de menos? - Preguntó Ann, sin terminar de entender lo que aquello significaba.
Esa tarde, el sol hacía un precioso juego con las sombras del árbol que rodeaban en esos momentos. Algunos pájaros se habían quedado allí observando en las largas ramas. Y el río, que corría en el canal a su izquierda, era tranquilizante y limpio.
- Todos los días - Respondió él, mirando hacia el horizonte.
Y entonces, volvieron a casa.
Y hasta aquí. Muchas gracias por todo este tiempo.
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Our House
FanfictionEn estos últimos años Annie se ha sentido extrañamente infeliz, como si le faltara algo en su interior. Aunque quizá ese es uno de los problemas de tener 17 años y sentirte perdido y solo en el mundo. Su vida cambiara por completo cuando su escuela...