Ron POV
¿Se puede saber que le pasa a esta en la cabeza? ¿Tutoría particular? ¿Enserio? ¿Tan inútil me ve? Esto me lo va a explicar sí o sí.
Me subí a mi moto y me puse el casco. Arranqué, salí pitando de ese lugar inútil y conduje rápido hasta casa.
Al llegar, aparqué la moto y abrí la puerta. Allí estaba Alicia, preparando la comida. Cerré dando un portazo, así que se giró hacia mí.
Alicia: Bienvenido. ¿Qué tal el instituto? -dijo sonriente.
R: No me hables... -dije secamente. Me senté en el sofá de espaldas a ella.
A: ¿Hm? ¿Has tenido algún problema o algo? -dijo mirándome algo preocupada.
R: Como si no lo supieses de sobra... ¿Tutoría particular? ¿Enserio? -ella enmudeció y giró la mirada hacia la comida.
A: Ron... Lo hago por tu bien... -dijo lastimera.
R: ¿Por mí bien? No necesito a nadie encima de mi para que me aprenda tres mierdas de conceptos. Y menos a un relamido como ese.
A: ¿Relamido? ¿A quién te refieres? -dijo algo extrañada.
R: Olvídalo... Solo no necesito a nadie que me dé su caridad. Puedo hacer las cosas solo, ¿Entiendes? Sabes de sobra que sé estudiar y puedo hacerlo... Ali no me hagas esto por favor... -dije levantándome y poniéndome a su lado.
A: Ronaldo... Por favor... Lo hago por tu bien... Sé que tú solo puedes sacarte el curso sin problemas. Pero admite que eres muy vago a la hora de ponerte a estudiar... Y además...
R: ¿Además? -pregunté extrañado.
A: No estaría mal que empezases a juntarte con gente de tu instituto y de tu edad... -llevé la cabeza al techo y suspiré.
R: Oh vamos. ¿Sigues con eso? Te he dicho mil veces que no necesito a nadie. Me basto solo.
A: Vamos, no digas tonterías. Siempre te gustaba estar con gente, y te llevabas muy bien con todo el mundo. ¿Qué pasó?
R: SABES DE SOBRA LO QUE PASÓ. -grité enfurecido. Casi tenía lágrimas en los ojos. Ella ensombreció la mirada.
A: No debería haber sacado el tema... Lo siento... -dijo abrazándome con fuerza. Yo la abracé de vuelta y suspiré.
R: No... Fue culpa mía... Tú solo querías lo mejor para mí... No debí haberte reprochado... Ni haberte gritado... Lo siento Ali... -se separó del abrazo. Me secó una lágrima con el dedo y sonrió.
A: Tampoco es la primera vez que lo haces... Tranquilo... Pero... Por favor... Al menos dime que dejaras que te den clase... -suspiré frente a ella.
R: Ya te he dicho que no. Le dije a ese idiota que no quería perder el tiempo con clases particulares.
A: ¿Has amenazado a ese chico? ¿Se puede saber que te ha hecho? -dijo poniéndose seria y separándose del abrazo.
R: ¿Qué? No le he amenazado... Bueno si... Pero... -dije rascandome la cabeza intentando buscar una excusa.
A: No quiero oír nada más. Si no quieres ir estás en tú derecho. Pero no voy a tolerar que sigas teniendo esos comportamientos de crío. Y si tienes comportamientos de crío, tus castigos serán de crío. -sacó la mano y la puso frente a mí en horizontal. -Las llaves de la moto. Ahora mismo.
R: ¿Qué? No voy a darte las llaves de la moto. Ya tengo 18. No puedes seguir mangoneandome. -dije replicante.
A: ¿Cuál fué nuestro trato cuándo te la regalé por Navidades? -miré hacia abajo.
R: Que iría a clase... ¿No? -dije credulamente. Sabía perfectamente a qué se refería.
A: Si. Y qué te comportarías con la gente y no los amenazarías a las primeras de cambio. Si tanto dices que tienes 18, empieza a comportarte como tal. No puedo estar siempre sacándote las castañas del fuego. Y si no vas a comportarte como el adulto que según tú eres, no puedes conducir una moto. -la miré cabreado. Saqué las llaves del bolsillo y se las puse en la mano de mala gana.
R: Toma. De todas maneras no me importa. -dije mientras me dirigía a mi habitación.
A: La comida estará en un rato. -dijo suspirando.
R: No tengo hambre. -dije entrando a mi habitación y cerrando de un portazo.
Me quité la mochila y la chaqueta, y lancé cada una hacia un lado. Miré furioso hacia mi saco de boxeo. Me acerqué y le dí un primer latigazo con el puño. Continúe con más golpes rítmicos. ¿Acaso iba a pasar algo más hoy? Estaba hasta los huevos de todo.
Nico POV
Un nuevo día de instituto iba ya por la mitad. No había tenido noticias de Perea en todo el día, ni siquiera había venido hoy a clase. Parece que finalmente no tendré que preocuparme de dar clase a nadie. Che sollievo (que alivio).
En la clase, todos "atendiamos" a la clase de Don Evaristo, un hombre anciano y canoso que se dedicaba a enseñar historia, y que por su aspecto parecía que había vivido todos y cada uno de los periodos que relataba, desde la prehistoria hasta nuestros días.
Evaristo: Bien, como decía durante el reinado de Isabel II, el gobierno fue mayormente moderado. Esto es debido a que la reina... -el profesor fue cortado por una llamada a la puerta.- Adelante. -tras eso, el secretario abrió la puerta y habló con medio cuerpo dentro.
Secretario: Perdona que te corte la clase, pero vengo a buscar a un alumno. Niccolo Leone? -todo el mundo miró hacia mi, al igual que yo me sorprendí al oír mi nombre.
N: Aquí. -dije levantando la mano.
S: ¿Puedes acompañarme a dirección, por favor? -al oir eso me sorprendí. ¿A dirección? ¿Qué había pasado?
N: Claro... -dije no muy seguro de mi mismo. Me levanté de mi asiento.
S: No. Coge tus cosas por favor. -eso me extraño muchísimo más, pero obedecí. Recogí mis cosas de la mesa, las metí en mi mochila, me la puse a la espalda y abandoné la clase.
Acompañé al secretario hasta llegar a dirección. Al llegar allí abrió la puerta y me encontré a la directora levantada junto a una silla, en la que pude distinguir la espalda de Piero.
N: ¿Otra vez? ¿Puede saberse que has hecho ahora? -Piero se giró, y al verle se me heló la sangre.
El chico que está mañana salió de mi casa limpio y sonriente, estaba sucio y con arañazos en los brazos. La ropa maltratada, los ojos llorosos, y una bolsa de hielo que camuflada un moratón en la mejilla. Corri a su lado.
N: ¿Qué ha pasado?
P: Nico -snif- yo... -lo abracé.
N: No pasa nada. Estoy aquí. Tranquilo.
Directora: Unos chicos lo rodearon y empezaron a darle una paliza. Pero el señor Perea lo encontró y le ayudo a alejar a los matones. Después lo trajo aquí para que lo curasemos. -me giré, encontrándome frente a frente con la misma mirada que ayer me retuvo en los baños. Pero era diferente. Me miraba serio y no cabreado. Incluso parecía haber algo de sorpresa en sus ojos.
N: Tú... ¿Ayudaste a Piero?
R: Sí... Bueno... N-no sabía que era tu hermano. -dijo apartando la mirada.