One Shot - Ya no hablamos más

34 5 5
                                    

Ah, la calidez.

¿Qué era eso? Ya no lo recuerdo. Desde que llegué a este lugar no se siente nada; ni siquiera esos brazos tan cálidos que me sostuvieron antes de morir. Sin embargo... ¿por qué sigo aquí? Veo las personas pasar; oigo el bullicio de la multitud, y por alguna extraña razón, han pasado 2 años desde que sucedió. Vagué por todo Yokohama sin ser notado por nada ni por nadie; sin saber qué exactamente buscar con eso. Así como estuve en vida pude sentir la pesadez de mis ojos caer en sueño, pero al despertar no se volvió a sentir nada más. Incluso el recordar algo se hace una maraña de pensamientos incoherentes. ¿Quién fui antes de esto? No lo sé. Lo único que sé es que he muerto.

"Ya no hablamos más..."

De repente ese pensamiento, después de días de caminar sin rumbo, asalta mi cabeza. Mis pasos se detienen por alguna razón mirando delante de mí a una masa de personas pasar por la acera de una calle concurrida. Y ahí, donde casi sería imposible ver algo en particular, noto algo que llama poderosamente mi atención. ¿Un sexto sentido, quizás? Doy un paso adelante viendo a un joven de cabellera gris tapándole esta la mitad de la cara. Por su ropa diría que es un vagabundo loco repartiendo volantes en plena vía pública; pero si me acerco lo suficiente puedo notar que su japonés es realmente malo. No es de ese lugar. Es extranjero; y a como lo veo pareció tomar el mejor trabajo de medio tiempo que había.

Pero... ¿por qué llamó mi atención? No lo comprendo del todo. Solo es un hombre mugroso y sin educación. Y eso me hace cuestionarme cómo me veía yo cuando estaba vivo. ¿Acaso era así? No pude responder la pregunta pues el joven salió de mi punto de visión; y ahora corría calles adelante. En efecto, estaba loco. No obstante volví a girar mi cuerpo para seguir con la caminata habitual por la calle cuando otra cosa llamó mi atención.

Un niño de cabello castaño con una venda en su ojo y otro crio de cabello naranjoso...y un curioso sombrero. Ambos corrían con armas en mano hacia la dirección en donde el vagabundo se perdió. ¿Era una coincidencia? No lo sabía muy bien; y como no tenía otra cosa que hacer los seguí sin comprender tampoco por qué no me cansaba el seguirlos siendo que ellos incluso pararon un momento de lo cansados que estaban.

El pequeño niño con sombrero le gritó al otro que lo había perdido de vista. Fin del juego. Me entretuve por un momento al ver cómo se rezondraban el uno al otro cuando sentí la necesidad de voltear mi vista hacia un callejón oscuro donde estaba un perro jadeando. A paso lento me acerqué sin poder ver muy bien hasta que noté que aquel can tenía un curioso pelaje gris. Y vaya que me sorprendí al pensar algo realmente estúpido. Ese perro no podría ser el vagabundo.

Volví sobre mis pasos pensando algo más que hacer aquel día cuando oí el gutural sonido de un animal...y después de una persona. Con increíble asombro vi cómo ese perro se volvía una persona...y no cualquier persona. Era el vagabundo. Me quedé petrificado, aunque algo dentro de mí decía que aquello ya lo había visto antes...En algún lado de mi desordenada cabeza.

-Con que ahí estás.-El niño del sombrero se bufó haciendo que el vagabundo se quedara igual de helado que yo. El otro niño chasqueó la lengua con una verdadera calma inminente.-Entonces lo que dijo Randou-san estaba mal...tú no estabas muerto. Qué despiadado ser inmundo.-De repente alrededor de donde se hallaba el vagabundo las latas de basura y desperdicios comenzaron a elevarse en el aire. Me hallaba más que anonadado, como si viera una buena serie de televisión.

El vagabundo se arrodilló al suelo con una expresión de confusión.- ¿Acaso...acaso él está...?-Pero no terminó la frase ya que uno de los botes de basura estrelló contra su cara. El niño con un ojo vendado no decía nada; y parecía ni siquiera tener las ganas de intervenir.

-Está muerto.-Replicó el pelinaranja girando su sombrero. El vagabundo se quedó otra vez petrificado como si recordara algo, incluso pude notar que miraba el sombrero en la cabeza del niño.-Se convirtió en un traidor solo para saber si su mejor amigo estaba vivo. Murió creyendo que lo había matado. Y el cobarde está aquí...vivo.

El silencio se hizo tan incómodo que incluso me sentí algo mal. El niño de sombrero se acercó a paso lento hacia el vagabundo que tenía los ojos muy abiertos mirando al cielo. Puso una mano en el hombro de este mirándolo de forma neutral.- ¿Por qué lo hiciste?-Preguntó el niño con voz grave.

-Los dos no pertenecíamos al mismo mundo.-Susurró el vagabundo aun con la mirada fija en el cielo. Por alguna razón me acerqué, como si una fuerza externa me empujara a ello notando algo que se rompió dentro de mí: estaba llorando.-No pensé que le afectaría mucho mi ausencia. Después de todo...le dejé en claro que él no era igual a mí.

-¿Pero por qué traicionarlo? ¿Por qué traicionar a tu patria?-Rugió el niño del sombrero tomando al vagabundo por su cuello. No lo apartó, más solo giró su vista hacia el lugar donde me hallaba. Sentí su mirada atravesar mi cuerpo. Nadie nunca había notado mi presencia... ¿entonces, por qué? Di un paso atrás. Otra vez sentí algo romperse pero no dentro de mí...Unas pequeñas gotas resbalaron por mi mejilla. ¿Estaba yo llorando?

-La guerra, pequeño niño. A todos la guerra nos ha quitado algo. Arthur era alguien que venía de una familia adinerada...el hambre, el dinero, el cariño nunca le faltaba. Un niño mimado...así era él que se topó con un huérfano como yo que venía de la pobreza, el dolor y la de ensuciarse sus manos de sangre ajena. Éramos de mundos diferentes...y él aun así....quería ser mi amigo.-Sin ser brusco se levantó dejando que el niño apuntara una pistola contra su pecho.-La única forma de acabar con la guerra era esa; pero él no quería matarme...ni yo quería matarlo. No pude; y él no pudo.

Otro paso atrás. Mi cabeza dolió. Dolió porque los recuerdos empezaron a explotar uno a uno. Aquellos recuerdos que días estaban aprisionados por un candado invisible ahora bailaban en mis ojos. En ellos se veía a dos niños jugando. Uno con el mismo sombrero que traía el niño...y el otro reusándose a seguirlo. Aquellos dos niños en la siguiente imagen crecieron. Ya eran adolescentes que se alistaban en un entrenamiento militar...y la siguiente imagen...la siguiente imagen...

-Pero sabes, a pesar de todo. Me siento triste. Si hubiera perforado mi cabeza con esa misma pistola que tienes en la mano, estoy seguro que él no hubiera muerto. Al final...yo lo asesiné. Debería sentirme bien, ¿verdad? Asesiné a quien deseaba matar durante muchísimo tiempo...pero entonces por qué...esto se siente tan mal.-El vagabundo se agachó para quedar a la altura del niño del sombrero que se había quedado pasmado. Dirigió la pistola que sostenía hacia su cabeza.

La siguiente imagen es de ese mismo joven en frente de mí besando al adolescente que creció junto a él. ¿Por qué tengo esta clase de recuerdos? ¿Por qué...? ¿Qué significa esto? Yo...Yo no recuerdo mi nombre, de qué fui antes de esto. Solo recuerdo esa calidez...esa calidez...y...

-Mátame.-Susurró el joven con una rota sonrisa hacia el niño del sombrero. Pero antes de que el otro bajara su arma, una bala limpia perforó la cabeza del vagabundo. El silencio, tan pesado, volvió a sumergir la escena.

"Ya no hablamos más..."

Volvió a repetirse en mi cabeza. ¿Cuál era mi nombre? Una última imagen responde mi pregunta. Un perro jugando con un niño; y después ambos niños riendo después de caída la tarde en unos pastizales. Solo sus miradas se mueven, eso basta. Ambos dicen sus nombres al mismo tiempo que sus labios se juntan por primera vez.

-Ya no hablamos, Arthur.-Dice alguien detrás de mí. Siento su mano en mi hombro. Su calidez...aquella calidez hace que mis ojos se llenen de agua.-Rompiste tu promesa.

-Digo lo mismo, Paul.-Me giro encontrándome con aquel joven de cabello gris desarreglado. Tiene esa mirada tonta como siempre y de alguna forma me siento más vivo que nunca. Mi mirada se dirige por última vez a ambos niños luchando entre sí. Una sonrisa aparece en mi rostro. Se parecen tanto a mí y a...-Te demoraste mucho...

---

N/A: En efecto, este oneshot está inspirado en la canción We don't talk anymore.

Dos poetas malditosWhere stories live. Discover now