Capítulo 70.

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Es algo peligroso y lo prometí, no puedo jugar con mi salud nuevamente.

Retrocedo y cierro la puerta. Al darme la vuelta, choco contra alguien, no tengo que alzar la mirada para comprobar que se trata de Kashim. Reconozco la camisa que usa, me mira con el ceño fruncido y debo verme como alguien muy culpable ya que niega con la cabeza en señal de reprobación y extiende su palma para que le entregue la llave. Lo hago enseguida y me hace a un lado para abrir la puerta.

—Según una investigación que Will me recomendó sugería que podría estar al contrario de donde fue encontrada una de las partes del juego.

—¿Y pensabas bajar ahí sola?

Niego con la cabeza ya que me arrepentí y no iba a bajar.

—En realidad iba a ir a buscarlos, no tengo intención de bajar ahí— me mira sin creerse lo que le digo y me aclaro la garganta—. Lo prometí y prefiero no hacer cosas impulsivas y tontas durante las investigaciones.

Escucho una leve risa y dejo de ver al asiático para buscar a William, se encuentra junto a Reece a unos pasos de distancia. Reece me mira con aprobación y Will parece no creer nada de lo que dije ya que su risa se vuelve más escandalosa.

—Bajemos para dar un vistazo—Reece me señala la puerta y niego con la cabeza.

—¿Realmente ella se comporta en una investigación? Yo pensé que no estuve fuera tanto tiempo— habla impresionado.

—Tengan cuidado, ese lugar no me da un buen presentimiento—murmuro cuando abren la puerta de nuevo y siento un escalofrío recorrer todo mi cuerpo.

—¿No quieres bajar? —me cuestiona Kashim.

—Yo me quedaré con Amber si algo sucede le ayudaré—Will se ofrece y Reece sonríe divertido.

Me niego y finalmente los tres bajan, yo me mantengo cerca de la puerta esperando que digan algo. Mis manos no dejan de jugar con los hilos de mi pantalón y estoy muy preocupada. Layla se acerca y le explico lo que hacen antes de que vuelva con la familia, desde donde estoy puedo ver las paredes de ladrillo y las telas de araña, las luces son las de los focos y un bombillo que logro ver desde el inicio de las gradas, el techo se ve muy bajo en comparación con el resto de la casa.

Sigo teniendo un mal presentimiento incluso cuando Reece se asoma por las gradas y me muestra la copa. Pienso que ya la tienen, solo deben subir, pero en vez de subir me avisan que van a revisar el sótano, mi pie golpea el suelo de forma acelerada y mis ojos se agrandan cuando escucho un crujido como si alguien pisara las gradas.

Rose aparece a mi lado y me dice que no me mueva, así que dejo de mover mi pie y miro con temor la puerta abierta.

—El demonio burlón está en las gradas, no quiere mostrarse y por suerte desprende una fuerte energía que lo delata.

En las gradas se escucha como si estuvieran subiendo y bajando corriendo, veo a William asomarse y me observa con el ceño fruncido. No puedo decirle nada ya que Rose cubre mi boca y sutilmente me dice que el demonio me observa. Niego con la cabeza cuando lo veo subir las gradas y la puerta se cierra de pronto.

Me libero del agarre de mi hermana e intento abrir la puerta, mi mano gira la perilla y no cede. Escucho unos golpes en las paredes y tengo miedo por los hombres en el sótano. Llamo a Layla y a Collin cuando la puerta no quiere ceder, incluso intento patearla para botar el llavín y nada funciona.

—Rose debes ayudarlos—le susurro desesperada.

—Ellos están bien, solo se cerró la puerta—me responde al ir del otro lado de la puerta.

          

—¿Qué sucede? —me pregunta la pellirroja y le explico lo que sucedió.

—¿Están bien? —cuestiona Collins tocando la puerta.

—¿Y Amber? —reconozco la voz de Will y ruedo los ojos.

—Ella está bien, solo un poco preocupada por ti—le responde Layla y me guiña un ojo.

—No es cierto— niego cruzando mis brazos a la altura de mi pecho.

Me hago a un lado y dejo que Layla y el padre se encarguen de sacar a los hombres. Regreso a la sala con las grabaciones y tomo las notas de lo que debemos hacer ahora con el juego, lo ordeno por prioridad y preparo lo que necesitamos. Llevo el maletín del padre al cuarto y me aseguro que haya un buen clima.

Reconozco la voz de Reece acercarse y me pongo de pie, sin darle tiempo le quito la copa y la coloco junto al tablero, enseguida le señalo el maletín a Collins y se acerca para tomar lo que necesita para purificar el juego.

No despego mis ojos de las partes del juego mientras rocían agua bendita sobre las piezas y luego escucho con atención las oraciones del padre, la joven toma mi mano cuando se escucha un golpe en la pared y la siento temblar a mi lado. La temperatura a nuestro alrededor baja notoriamente y el padre de la chica intenta parar lo que sucede, pero con una mirada amenazante de Will desiste.

—Terminé—comenta el Collins retirando la estola de su cuello y guardándola junto a la cruz y su biblia.

—Ahora debemos quemarla—comento sujetando el tablero y vuelvo a tener un recuerdo.

Parpadeo con confusión y observo a mi alrededor. Estoy en un bosque, es de noche y hace frío; camino un par de pasos siguiendo una leve luz que distingo adelante. Llego hasta una planicie y me mantengo tras unos arboles observando a un grupo de jóvenes jugando, enseguida reconozco al hermano de la chica junto a varios adolescentes más. El ambiente es relajado y veo como un chico se acerca diciendo que encontró el tablero.

De pronto libero el juego al sentir mi mano quemándose y puedo sentirlo, puedo sentir con fuerza al demonio del juego.

Dejo que Kashim tome el tablero y lo llevamos a la parte trasera de la casa donde armamos una hoguera y cuando las llamas toman fuerza lanzamos el tablero junto a la copa. Un minuto, dos minutos y pasan diez minutos en los que nos mantenemos viendo el tablero intacto sin ser consumido por las llamas.

—¿Falta una pieza del juego? — le pregunta William a la chica y ella niega con la cabeza—. No lo entiendo, debería quemarse para librar a la chica del juego.

—Y esto se pone interesante—nos avisa Reece levantando su celular.

Se aleja unos pasos para contestar y yo me concentro en el fuego que empieza a perder fuerza hasta extinguirse por completo. Observo con el ceño fruncido el tablero y Rose suspira a mi lado.

—El demonio no quiere irse—comenta señalando a la chica.

—Sabía que no era confiable—volteo a ver a Reece y se disculpa por alzar la voz, se aleja unos pasos más y por lo que le contesta a la persona en el teléfono deduzco de que trata.

Es fácil unir las palabras: acosador, mujeres y convivir.

Cuando el rubio cuelga la llamada tenemos dos problemas y dos casos, brevemente le explica a William lo que sucedió y el pelinegro le pide que acuda con Bonnie, Kashim y otro padre para limpiar la casa de las mujeres y los demás nos quedaremos para ver que salió mal aquí.

Estoy con William en el cuarto de los equipos y Layla junto a Collins se mantienen con la familia para tranquilizarlos. Observo la investigación con la que nos guiamos y William intenta descubrir el error. Niega molesto al leer las palabras por tercera vez y no encontramos nada. Cierra los ojos y se pasa una mano por el rostro, puedo percibir el cansancio en sus facciones.

Dentro de míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora