Capítulo 5

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Noodle bajó las escaleras de dos en dos, llegando al primer piso de un salto, sobresaltando a 2D, quien la esperaba sentado en uno de los sofás de la sala.

- Bueno, ya estoy lista, así que es hora de que salgamos de una vez por todas.

- Cariño, ¿estás segura de querer cambiar de estilo? Es decir, si, eres una adulta, pero ¿por qué apresurar las cosas? Hay tantas estrellas sexualizadas y tú eres una chica hermosa y angelical, no creo poder verte vestida con...

- Toochi, te pido que me acompañes no que me des un sermón, porque para eso está Russ.

- De acuerdo, vamos. – Ella le sonrió, colgándosele de un brazo, ambos caminando hacia el ascensor.

Esperaron hasta llegar al garaje, Noodle arrastrando a su amigo hasta un Camaro del '69 color azul con líneas blancas, muy parecido al Stylo, con la diferencia de que este era propiedad de Stuart.

- Quiero recorrer el Soho.

- Murdoc te matará si gastas demasiado dinero.

- Que lo intente. - Stuart hizo partir el automóvil, saliendo del lugar, Noodle encendiendo la radio, pasando las radios hasta encontrar alguna canción que le gustara.

- Déjala ahí, me gusta esa canción.

- Don't You Want Me.

- Me recuerda a cuando era joven y colocaba mis discos favoritos de The Human League en el tocadiscos de mi papá.

- Aún eres joven. – Stuart le dio un rápido vistazo, volviendo al camino, apretando el volante.

- ¿En serio? Estoy seguro de que en la primera tienda que entremos me confundirán con tu padre.

- Eso es mentira, eres muy joven todavía, tu piel es suave, tienes una mirada dulce y afable, además no eres gruñón como Murdoc, ese es uno de los típicos signos de la vejez.

- Ya tengo 37, cariño.

- ¿Y eso qué? Eres un artista reconocido mundialmente y pareces aún de 26 o 28 años, muchos hombres de mi edad desearían verse la mitad de guapos que tú y tener una milésima parte de tu talento para cantar, escribir canciones o tocar el teclado.

- Noodz, gracias. – Dijo halagado, la mujer peinándose unos mechones detrás de la oreja.

- Solo falta que me devuelvas los cumplidos.

- ¿Qué?

- Yo ya te levanté el ánimo, te toca a ti.

- Oh, bueno...amm...t-tú eres...eres muy bonita.

- ¿Solo bonita? – Él se atragantó, escuchando la risa burlona de Murdoc en su cabeza.

- N-n-no, e-er-eres muy hermosa, amor. – Se detuvieron en un semáforo, Stuart tamborileando los dedos en el volante. – A-además de talentosa, adorable y...y...y p-pe-perfecta para mí. – Su corazón latía rápidamente, su voz apagándose hasta que la última parte fue inaudible para su acompañante.

- ¿Qué fue lo que dijiste? No te escuche, Toochi, debes hablar más fuerte cuando alabes a una mujer. – Regañó, palmeándole un hombro. – Ahora, dime que fue lo que dijiste.

- Q-q-que eres genial, Noodz, e-es-eso, g-genial.

- Estupendo ¿ves que no es tan difícil decirlo en voz alta?

- T-tienes razón, pequeña. – Su mente conjuraba mil frases y situaciones para volver a ver a Noodle como una adorable niña, intentando olvidar lo que había dicho anteriormente.

- Stu.

- Dime.

- ¿Te gusta alguien?

- ¿D-de que hablas? – Preguntó con su voz desafinada, sus manos comenzando a temblarle.

- Te has estado comportando muy raro, como cuando te gusta una chica. – Explicó, él parpadeando rápidamente.

- Pues...

- No le diré a Murdoc si te da miedo que te la quite.

- No... no es eso, es que no estoy seguro de... de quererla para mí.

- Entiendo. – Ella se mordió el labio, mirándose las manos. - ¿Puedo saber de quien se trata?

- ¿P-p-por qué quieres sa-saberlo?

- Soy tu mejor amiga, Stu, esa chica debe pasar mi prueba para saber si es la correcta.

- N-no la c-conoces. – Mintió.

- Entonces debo hacerlo, debo protegerte si es que se trata de una oportunista o una loca cualquiera.

- N-no debes preocuparte, amor. – Adoró la pasión brillando en los ojos de Noodle, sintiéndose atraído por ella, apretando los labios para evitar decir una locura. - ¿Y tú?

- ¿Yo qué?

- ¿T-t-te g-gusta alguien? – Noodle se apretó contra el asiento, sintiéndose acorralada, mirando por la ventanilla.

- No. – Respondió.

- ¿De verdad?

- ¿Qué ganaría con mentirte? – Stuart solo observó su perfil, la mirada de ella pegada obstinadamente a una gran nube en el cielo. – Me gustaba alguien hace mucho tiempo, pero eso ya es pasado.

- ¿L-lo conozco? – No vio como los ojos de Noodle se llenaban de nostalgia, suspirando levemente.

- Tal vez.

- ¿Cómo que tal vez?

- Era una niña cuando me enamoré de él y jamás me vio de otra forma, solo era un pequeño estorbo para él.

- Noodz...

- Me gustaba estar con él, era muy agradable cuando jugábamos juntos y dejaba que lo peinara.

- Cariño, él se debe estar dando con una piedra en los dientes al ver lo bella que te pusiste.

- No lo creo, era mucho mayor que yo y, ahora que lo pienso, debe haber sido solo la ilusión de una niña que no conocía muy bien el mundo.

- Noodzy. – Estiró una mano para acariciarle el pelo, ella levantando la cabeza para voltearse y mirarlo. – Estoy seguro de que si lo vuelves a ver podrías enamorarlo y... - Se detuvo, sintiendo como un pinchazo de celos nacía en el fondo de su mente.

- Eso ya no importa, solo quiero que él sea feliz.

- Eres muy buena.

- Lo sé, después de todo, dijiste que soy genial. – Continuaron su camino en silencio, escuchando como la estación radial iba cambiando de canción sin que realmente prestaran atención, cada uno sumido en sus pensamientos.

Stuart procuró recordar preguntarle a Russel sobre todos los hombres que estuvieron cerca de Noodle en la primera y segunda fase de la banda, asegurándose de encontrar al primer amor de su Noodz para entregárselo a Murdoc y que él hiciese un sacrificio para algún demonio con el tipo. Noodle, por su parte, solo podía pensar en la dulce sonrisa desdentada que su primer amor tenía, observando su cabello azul, molesta por el cuestionario que le hizo sin darse cuenta de que no hablaba de otro hombre más que de el mismo vocalista.

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