Capítulo 9. Determinación vs Culpa

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Nuestro tiempo

Todo a su alrededor parecía correr en cámara lenta, tenía la sensación de que nada de eso le estaba ocurriendo a él y parecía incluso que se miraba a través de los ojos de otra persona, no entendía lo que las personas le decían al acercarse a él, sabía que movía la boca y que pronunciaba palabras que para él no tenían sentido, su cuerpo reaccionaba mecánicamente a los movimientos de todos aquellos que se encontraban a su alrededor. Podía ver a su hermana a su lado, llorando. Podía incluso sentir su delicada mano sujetando la suya y apretando con fuerza tratando de resistir el incontrolable llanto. Pero, Dio no podía llorar. Desde que se enteró de la lamentable y trágica muerte de su padre, no había derramado lagrima alguna. Le dolía el pecho cada que veía el ataúd donde se encontraba su padre, y su corazón se llenaba de tristeza al ver el desconsuelo de su pequeña hermana, pero desde que escucho las fatídicas noticias, se había prometido no llorar, tenía que ser fuerte para Fiona.

—Todo está listo joven Dio —dijo el gerente del servicio funerario.

—Adelante, vallamos al cementerio.

Dio les dijo a todos sus allegados que su padre deseaba ser enterrado en Japón, así que la ceremonia se realizaría en el Okunoin Cemetery, en la Prefectura de Wakayama al sur de Osaka pues su impactante tamaño y belleza natural habían impactado tanto a su padre desde la primera vez que viajo a ese país. El traslado iba a ser en avión y lo iban a acompañar todos sus amigos, pues familiares cercanos no tenía. Durante el trayecto Dio no hablo con nadie, estaba sentado junto a su hermana, quien se había quedado dormida producto del cansancio emocional al que estaba siento sometida. Al mirarla, Dio se prometió a si mismo que nunca la dejaría sola, pues ahora era lo único que tenía, la persona más importante en su vida y por quien daría la vida. Al pensar en todo eso su vista viajo hacia Aoba, quien miraba por la ventanilla completamente perdido en sus pensamientos, Dio ahora entendía más o menos lo que Aoba debía de estar sintiendo al estar tan alejado de las personas a las que tanto ama. Se prometió que de ser necesario el haría lo posible para que Aoba regresara a su tiempo con sus seres queridos, aunque eso le suponga dolor a Dio. Aoba capto su mirada y le dirigió una leve sonrisa a la que Dio respondió para luego desviar su vista hacia su hermana y besar su cabeza.

La ceremonia en el cementerio había sido muy emotiva, para Dio fue muy duro ver a su padre desaparecer en el fondo de un agujero, pero sabía que ahora ya estaba en un lugar mejor junto a su querida madre. Aoba siempre estuvo cerca de él, colocando la mano en su hombro cuando creía que le iban a faltar las fuerzas y se iba a derrumbar en frente de todos. Cuando Dio perdió a su madre durante la guerra se prometió que llegaría a ser el mejor piloto de valiancer para poder proteger a su familia, no le cabía en la cabeza la idea de que su padre ya no estaba con ellos por culpa de los malditos rebeldes, no era justo lo que había pasado, lo que estaba pasando en todo el mundo y todo por unos estúpidos fanáticos de la guerra. Ya podía realizar el acoplamiento, después de tanto tiempo lo había conseguido y sentía que de cierta manera no había valido la pena. Al quedarse solo frente a la tumba de su padre, Dio se arrodillo y rezó en memoria de sus padres.

—Les prometo que protegeré a Fiona con mi vida y que daré caza a los rebeldes, les prometo que no dejaré a ninguno con vida pues no voy a permitir que esto suceda de nuevo, ni a mí ni a nadie más —dijo. Estaba tan inmerso en sus pensamientos que no escucho cuando alguien se acerco a él por la espalda.

—No deberías prometer cosas que no sabes si vas a poder cumplir, y me refiero a la cuestión de los rebeldes —dijo Aoba colocando una mano en el hombro de Dio, apretando levemente en señal de apoyo.

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