Capítulo 14

16 2 2
                                    

-Vámonos Ana. El golpe que le di a Melany y a Carlos no fue tan fuerte así que pueden despertar en cualquier momento-le dijo Luisma tomándola por los hombros. Ana se limpió las lágrimas con el dorso de su mano y se puso alerta cuando escuchó un gemido en el cuarto de al lado.
-¿Escuchaste...-empezó a decir Ana pero Luisma le hizo señas para que se callara. Cambiaron lentamente para acercarse al cuarto mientras Luisma sostenía su tubo en alto.
-¿Ana?- preguntó entre gemidos su hermano. Entre tanta agitación se había olvidado de él. El pánico la invadió y corrió hacia adentro del cuarto para encontrar a su hermano. Estaba tumbado boca arriba pálido como el papel y su pecho negro al descubierto. Respiraba con dificultad.
-Jorge, ¿estás bien?-preguntó Ana con preocupación.
-Tenemos que irnos de aquí- dijo Luisma acercándose a Jorge y pasando su brazo por su espalda. Jorge soltó un aullido de dolor pero aún así Luisma logró levantarlo.
-Déjenme aquí. Voy a ser una simple carga-dijo Jorge con voz muy débil
-Para nada compañero. Tenemos que llegar todos hasta el final-dijo Luisma. Jorge caminaba con mucha dificultad y apoyaba prácticamente todo su peso en el hombro de su amigo. Ana tomó el tubo que había en el piso y salió delante sus amigos. Ana comenzó a sudar al adentrarse en la niebla sabiendo que al lento paso que iban y con Melany al acecho no había mucha probabilidad de supervivencia. Lo único que Ana escuchaba era la débil respiración de su hermano y su corazón retumbar en sus oídos.
-Ana, te lo suplico, déjenme aquí-dijo Jorge. Estaba muy débil. Ana frenó de golpe y se acercó a la cara de su hermano, lo que lo tomó desprevenido.
-Tú vas a terminar esto con nosotros. Cueste lo que cueste-dijo Ana con los dientes apretados.
-Y tú tienes que entender una cosa. Soy tu hermano mayor y haré todo para protegerte. Si eso incluye dejarme atrás, no quiero que te sientas mal por eso
Una lágrima se deslizó por la mejilla de Ana
-¡No quiero perderte!- dijo con un tono triste pero su hermano sonrió
-Entendí esa referencia- dijo su hermano. Ana dejó escapar de sus labios una risa combinada con sollozos
-Ana, prométeme que si las cosas se ponen feas me vas a dejar
-No puedo prometerte eso hermano
-Ana, necesito que entiendas. Necesito que regreses a cuidar a mamá y a papá. Hazlo por mi
-No lo haré. Es mi última palabra
-Entonces te lo pido a ti, Luisma. Por favor prométeme que lo harás pase lo que pase
-Ni te atrevas a aceptar-dijo Ana con la cara llena de lágrimas
-Lo haré por ti Jorge. Pero créeme, no habrá oportunidad para ello-dijo Luisma. De una forma logró cargar a Jorge en su espalda haciéndole sufrir lo mínimo.
-Ana, tenemos que encontrar el camino. Ya ahí podemos movernos más fácil-dijo Luisma con prisa. Comenzaron a caminar más rápido pero estaban completamente perdidos. La ansiedad atacaba a Ana estrujando su garganta y su estómago al no ver una salida o una solución. No quería perder a su hermano y quería salir del maldito juego en el que la habían metido. Su pulso estaba agitado y lo podía escuchar por todo su cuerpo. Sus manos temblaban y de repente le comenzó a faltar el aire. Tomaba bocanadas de aire pero nada llenaba sus pulmones. Se sentía asfixiada así que se tumbó de rodillas buscando aire. Luisma la llamaba y la animaba a levantarse pero ella estaba apoyada en cuatro puntos buscando aire sin escuchar nada de lo que decía. Ella solo miraba el suelo intentado aferrarse a algo para recuperarse hasta que vio unas botas ponerse frente a ella y que comenzaba a frotarle la espalda. Ana levantó la mirada temblorosa esperando encontar a Melany poseída por ÉL pero encontró algo mucho peor. Era una aterrodara versión de ella misma. Tenía el cabello completamente enmarañado formando figuras extrañas sobre el cabello. Todo el cuerpo est5aba lleno de pequeños cortes y moretones como si hubiera pasado a rastas por un campo lleno de espinas y rocas. Su cara era lo más aterrador porque esstaba completamente alterada. En lugar de ojos solo tenía dos endiduras verticales profundas como dos cicatrices y obviamente tenía la característica común de cualquiera cosa en el juego de la sonrisa forzada sólo que ésta por estar tan extendida los labios sangraban y las comisuras de la boca parecian que estaban a punto de reventar y hacer que todo el cachete quedara expuesto. Ana se levantó de golpe intentando alejarse de esa versión de ella.
-¿Qué te pasa Ana? ¿No necesitas que alguien te abrace?- dijo la otra versión levantando los brazos lentamente hacia ella mientras caminaba en su dirección. Su voz sonaba como si tuviera eco, un eco demasiado agudo para su tono de voz. Ana comenzó a buscar a Luisma y a su hermano pero todo habia desaparecido a su alrededor. Ni siquiera estaba la niebla. Sólo estaba ella con su otra yo. Sintió que alguien la miraba a sus espaldas así que volteó agitada para darse cuenta de que ahí había otro clone. La miraba con la cabeza inclinada, como si la estuviera analizando. Lentamente empezó a dar pasos hacia Ana.
-¡Luisma! ¡Jorge!-gritaba Ana pero su voz también tenía ese extraño eco.
-Estas fuera de su mundo visual. No pueden verte ni oirte. Estás atrapada- dijo otra clone a su espalda. Cuando volteo a verla ya habían 6 copias horrorosas de ella. Ana corrió hacia el lado contrario de donde estaban sus monstruos y por más que corría las seguía sintiendo destrás de sus talones. Estaba completamente aterrada.
-Nosotras podemos sacarte de aquí- dijeron todas en coro aumentando el número de ecos lo que hacía más tenebroso el hablar de los clones.
-¿Qué tengo que hacer para salir de este maldito juego?- dijo Ana volteandose para enfrentarlas directamente. Ya era una completa manada formada por al menos dos docenas de esas horribles criaturas.
-Dejarnos vivir dentro de ti. Si nos dejas utilizar tu cuerpo como hogar te prometemos que saldrás viva de aquí junto con tu hermano y tu amigo-dijeron todas a la vez. Ana se quedó petrificada ante tal propuesta. Esa oferta era una espada de doble filo. Esos monstruos la atormentarían de por vida haciendo que todo por lo que habia trabajado en su vida pero aceptarlo haría que su hermano tal vez pudiera sobrevivir y garantizaría la vida de Luisma.
-¿Qué hay de Melany?- preguntó Ana
-También ella saldría viva sin nuestra en su interior.
Por lo cual, la oferta se volvía aún más tentadora pero sería perder el control total de su vida si ellas se apoderaban de su cuerpo.
-No lo hagas. Yo ya estoy perdida y no hay remedio. Yo soy más débil que tú. Jamás van a renunciar a mi. Me prometieron lo mismo y no ha pasado nada- dijo la voz de Melany dentro de la cabeza de Ana. La tranquilidad invadió por un segundo el pecho de Ana. Intentó responder con un pensamiento esperando realemnte que ella pudiera escucharlo.
-¿Dónde estás? Voy camino a salvarte- mandó Ana. Pensó esa frase todas las veces que pudo intentando de alguna manera conectar con Melany.
-No puedes salvarme. Éstas perras me tienen aprisionada en otra dimensión que solo tu yo diabólico puede entrar. No hay manera de salir de aquí
-¿Para qué quieren nuestros cuerpos?- mandó Ana preocupada.
-Van a hacer que gane para poder salir del juego y comenzar a planear el siguiente juego durante los siguientes 10 años. Al parecer, han hecho esto durante 50 años sólo que siempre lo hacen en pueblos pequeños para no llamar tanto la atención. Así que tú tienes que matarme para que ÉL jamás pueda salir de nuevo al mundo. Siempre se almacena en alguien pero si destruyes su fuente, saldrá en su verdadero ser y así es muy sencillo matarlo.
-No Melany, no puedo hacer eso sabiendo que tú sigues ahí
-Entiende, no soy realmente yo. Yo estoy muerta desde que los monstruos que leían tus pensamientos nos atacaron. Yo ya no puedo sentir ninguna especie de dolor
-Vi tu dolor al matar a Matías. No puedes negar eso
-No, no puedo. Pero creeme que haré lo necesario para que sepas todo el tiempo que tienes mi aprobación. Lo único que puedo manejar son mis ojos así que si ves que los abro demasiado es que se que estás haciendo lo correcto.
-¿Entonces Ana? ¿Aceptas nuestra oferta?-dijeron todas a la vez.
-Justo detrás de todas ellas hay una trampilla que te lleva hasta el mundo visual. Y en cuanto salgas, corre hasta el camino porque van a seguirte. Estando en el camino estas a salvo de ellas. También recuerda que no puedes dejar que gane el juego. Se fuerte
-Haré lo necesario. Por ti- le dijo Ana como último mensaje cortando la comunicación entre ellas para siempre. Dio pasos lentos pero firmes hacia los clones dejándolas con el suspenso. Mientras caminaba, Ana se preparaba para correr y golpear a quien fuera necesario. Estaba a dos metros de la manada cuando vio que justo frente a ellas estaba el tubo con el que Luisma había golpeado a Melany.
-Antes muerta que con ustedes- dijo Ana antes de correr hacía el tubo y golpear a la clone que estaba más cerca de ella. Su gemido de dolor esra similar al que hacía Ana por lo que le era muy dificil herirlas realemnte. Todas las clones se pusieron a la defensiva y comenzaron a abalanzarse sobre ella pero Ana era más rápida golpeando con tu tubo. Intentó rodear a la manada pero eran demasiadas y parecía que había cientos de clones porque nunca dejaban de aparecer en su camino. De repente, sintió una gélidas manos en su nuca que hicieron que callera al suelo. Su vista estaba nublada y apenas podía moverse. El frio de las manos del clone le calaba hasta los huesos y los escalofrios comenzaban a apoderarse de ella. Entonces, en un último impulso logró sujetar el tubo y darle en la piernas para hacer que ella también callera al suelo. El agarre se soltó y Ana logró ponerse rápidamente de pie. Corrió lo más rápido que pudo y con ayuda del tubo que izaba a diestra y siniestra hasta que logró ver la trampilla en el suelo. Jaló con todas sus fuerzas y se lanzó rápidamente dentro de él.
Abrió los ojos, que no había notado que había cerrado, y vio a Luisma angustiado todavia cargando a su hermano.
-¡¿Dónde estabas?! ¡Desapareciste mucho tiempo!- le gritó Luisma a Ana.
-No hay tiempo. Nos tenemos que ir. Carga a mi hermano porque hay que correr
-¿Por qué?- preguntó Luisma asustado.
-¡Tú sólo obedece carajo!- le dijo Ana mientras salía corriendo en línea recta. Escuchaba la respiración de Luisma y Jorge cerca pero no lo suficiente para escapar de las fieras. Ana tenía miedo de no elegir el camino correcto o que se equivocara y comenzara a desviarse en otra dirección y que eso hiciera que todos murieran y ÉL ganara. Pero no tenían otra opción. Ana escuchó más pasos que se acercaban. Los habían alcanzado. Siguieron corriendo con la esperanza que llegaran pronto al camino.
-¡Ana! ¡Ya alcanzo a ver el camino!- gritó Luisma apuntando a un lugar frente a él y efectivamente ahí había un pequeño destello del cuchillo que se le había caido a Ana al ser raptada por Carlos. Los pasos de las clones se escuchaban aún más cerca así que ellos aceleraron el paso pero Luisma estaba agotado. Él nunca había sido un verdadero atleta y apenas podía cargar el cuerpo débil de Jorge. Pero tenía que resistir por Ana. Por todos los que habían muerto en ese estúpido juego. Por todos los poseidos que no tenían escapatoria alguna de los monstruos porque tendrían que vivir con ellos toda la vida.
Ana podía notar lo cansado que estaba Luisma y le frustraba no poder cargar ella misma a su hermano.
-¡Ya casi llegamos! ¡Si llegamos al camino, ellas no podrán hacernos nada!- le dijo Ana a Luisma. Él ya comenzaba a alentar su marcha así que ella intentaba jalarlos para que dieran otro paso más. Un paso después de otro. Las clones estaban a menos de 4 metros de ellos y solo les faltaban dos metros para llegar.
-¡POR FAVOR LUISMA. YO SE QUE PUEDES!- decía Ana con desesperación en su voz. El trote era demasiado ligero para huir. Ella se puso detrás de ellos y comenzó a empujar a Luisma por la espalda de su hermano. Un metro. Ana sentía que el mundo visual se devanecía frente a ella así que corrió hacia el camino y jaló a Luisma. Justo cuando estuvo dentro de éste, él se derrumbó en el suelo demasiado agotado. Habian llegado justo a tiempo. Ana vio como las clones se quedaban paradas a un lado del camino admirandolos con la cabeza de lado como si fueran tiernas criaturas que no entendieran qué era lo que sucedía. Ana también se dejó caer sobre el camino y soltó un largo suspiro de alivio. Levantó ambas manos hacia el cielo con su dedo medio alzado.
-¡TE ODIO!- gritó esperando que ÉL dondequiera que estuviera la escuchara y sintiera su odio y rabia por todo lo que le había hecho sufrir a ella y a todos los 12 participantes del juego. Bajó sus brazos y se aferró al falso sentimiento de alivio por haber sobrevivido ésta vez. Intentó no pensar en todo lo que tendría que hacer después, todos los otros desafíos que tendría que afrontar para poder salvar el pellejo de su amigo, de su hermano y el de ella. Su mente estaba despejada de todo temor. Por el momento.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 03, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Run Away Donde viven las historias. Descúbrelo ahora