"Ideas que germinan"

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Capítulo 18: Ideas que germinan.

En el penthouse, Sam le decía por milésima vez a Dean que no tenía ningún novio.

—¿Y Jess? ¿Te gusta, no? —preguntó Dean.

—Jess solo es una amiga —respondió Sam con un poco de rubor en sus mejillas.

Una amiga muy hermosa con esos rulos dorados y largos, que llegaban a lugares pecaminosos —pensó Dean, aunque "pecaminosos" no fue la palabra exacta que pensó.

—Los hombres no tenemos amigas. —Fue la conclusión del mayor.

Dean era muy sexual con las mujeres. A veces esa actitud, molestaba a Sam en extremo. Las mujeres también podían ser una gran compañía. Amigas leales y divertidas en otros lugares, no principalmente en la cama.

—Eso no es cierto —aseguró Sam.

—Claro que sí.

—Claro que no.

En eso apareció Inias con una toalla, secando su cara.

—Me llamó Castiel, la reunión con Rafael terminó, debo volver —anunció el joven.

—¿Y cómo le fue? —preguntó muy interesado Dean.

—Muy bien. Rafael comprendió el asunto.

—Eso es un alivio.

—Sí, bueno, debo irme. Mañana le preguntas los detalles. Nos vemos temprano —dijo Inias, dejando la toalla encima de una silla y se fue.

Dean no quería esperar, hasta mañana en la noche, para hablar con Castiel de lo ocurrido. Mejor fue a su habitación y hablaría con él por celular.

—Iré a preparar las cosas para mañana —dijo Dean antes de retirarse.

Sam solo sonrió, porque sabía cómo actuaba la preocupación de Dean. Estaba tan orgulloso de su hermano mayor, porque pese a estar involucrado con yakuzas, logró convertirse en poco tiempo, en alguien imprescindible. Solo había algunos cabos sueltos que investigaría a su debido tiempo, esa idea la tenía desde antes, porque las preguntas amenazan con quitar la paz, pero por el momento, el orgullo era más fuerte. Castiel no es mala persona y hacían bonita pareja. No podía ser mala persona si les salvó la vida a ambos.

Dean, por su parte, no podía dejar pasar la oportunidad de ver cómo estaba Castiel, con toda la situación con su hermano Rafael. Si lo hirieron o no, si estaba bien emocionalmente, si... Era primera vez que llamaba a Castiel por celular. Sentado en la cama con la puerta de su cuarto cerrada, miraba la pantalla de su teléfono con el número. Quedó estático unos minutos hasta que en un impulso, apretó la marcación y se llevó al oído el aparato.

—Hola, Dean, ¿cómo estás? —le dijo la voz inconfundible al otro lado de la línea.

—Eh, bien... llamaba para saber cómo te fue con Rafael —dijo un tanto torpe por el nerviosismo.

—Todo salió bien.

—¿En serio? ¿No te lastimó?

Silencio al otro lado de la línea.

—¿Cas? —volvió a repetir Dean.

—Me alegra saber que te preocupas por mí —dijo la voz sexy.

Dean se estremeció por completo. Sintió calor en su cara, de seguro estaba sonrojado hasta las orejas, menos mal que Castiel no lo veía.

—Rafael no me lastimó, Dean, pero tuve que ponerme duro con él, porque no entendía la situación tan complicada en que estábamos.

Prisioneros de la Mafia (DestielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora