Nunca en mi vida me había sentido tan poderosa ni tan viva. Había logrado todo lo que me había propuesto. Mi misión había finalizado. Había destronado al rey...
Dos meses antes
Imagina que un día descubres que el cabrón que hizo imposible tu infancia y parte de tu adolescencia ha llegado a la fama y está forrándose. ¿Cuál sería el primer pensamiento que cruzaría tu mente? ¿Que crees que deberías hacer? ¿Actuar o simplemente ver como sigue triunfando?
El último toque de color carmesí recorría mis labios. La adrenalina que sentía en ese momento hacía que mi cuerpo volase, definitivamente, mis pies no estaban en la tierra. Siempre había vivido una vida tranquila y nunca se me había pasado por la cabeza llevar a cabo algo tan arriesgado. Tenía que poner en práctica mis dotes de actriz . La música comenzaba a rebotar en mi cabeza nada más llegar. El plan era fácil y el primer obstáculo ya lo había superado, esta era conseguir que él fuese a uno de mis shows. Lo único que necesitaba era un empujoncito de valentía. Era consciente de que ambos habíamos cambiado. Habían pasado más de diez años desde la última vez que nos habíamos visto y yo ya no era la misma, ni físicamente ni respecto a mi personalidad, ya no era la niña débil que se asustaba con todo y que permitió que unos matones se cebasen con ella durante tantos años, ahora era mucho más fuerte y cada vez estaba más preparada para convertirme en la mala de la película. Me quedé un momento repasando todo el plan que no me di cuenta de que él había llegado. Cuando lo divisé por primera vez, mi corazón dio un vuelco, notaba como comenzaba a latir cada vez más rápido. Necesitaba calmarme, me tomé la copa de un trago y comencé a caminar hacia él.
- ¿Antón, verdad?
Nunca me había costado decir dos palabras en mi vida. Rápidamente, se giró hacia mí y me echó un vistazo de arriba a abajo.
- El mismo - sonrió de la misma forma arrogante que había hecho desde que era un crío.
- Perdona que te moleste, pero tú reservado es ese - dije señalando hacia el lado contrario.
- Prefiero este, le diré que lo cambien.
- ¿Perdona? ¿Pero quién te crees que eres tú aquí? ¿El gerente del local o algo?
- El rey - lo dijo con tanta confianza en sí mismo que a pesar de haber visto lo peor de él, no pude evitar sorprenderme.
Se quedó mirándome desafiante a los ojos, sin pestañear apenas. La tensión junto con mis nervios porque esto no saliese bien aumentaban. Pensaba que iba a reconocerme de un momento a otro.
- Muy bien, pero el otro tiene mejores vistas al escenario - traté de decirlo de la forma más natural posible.
- ¿Y eso qué...?
Lo dejé con la palabra en la boca y me largué de allí, dirigiéndome hacia la zona la servicio, donde debería de haber estado desde hace una hora preparándome para el show de esa noche en el cuál me lo jugaba todo. Las piernas me temblaban y los vertiginosos tacones que llevaba puestos no ayudaban. Los minutos previos para salir al escenario habían sido los más largos de mi vida. Las chicas con las que iba a actuar estaban hablando mientras se reían, las envidiaba por estar tan tranquilas aunque esta no fuese mi primera vez actuando. El coordinador nos dio el aviso para entrar. Las luces se habían apagado, me coloqué en mi posición y los primeros acordes de Lady Marmalade comenzaron a sonar. A pesar de los nervios, mi voz estaba perfectamente y lo había ensayado tanto que era imposible que cometiese algún error. Lo busqué con la mirada al tiempo que hacía un paso de baile hacia abajo, estaba allí, en el reservado que le correspondía y para mi sorpresa, sus ojos estaban fijos en mí. Seguí con la actuación, moviendo mi cuerpo de la forma más sensual que podía y contoneando mis caderas como si no hubiera un mañana. Cada vez que lo miraba, su vista seguía fija en mí, por lo que por ahora mi plan estaba funcionando al cien por cien. Cuando la canción acabó, sentí como se liberaba algo dentro de mí . Me dirigí a la parte de atrás para cambiarme y poder volver a la zona reservada .
Nada más llegar vi como se dirigía a mí con paso decidido, me quedé paralizada en mi sitio. El plan ya estaba puesto en marcha y esto no iba a parar por mucho que intentase frenarlo.
- Me alegro de que me hayas avisado - lo dijo en un tono tan suave que ni en sueños había pensado que iba a escucharlo hablando de esa forma.
- No todos los días se puede ver algo así.
- Tienes carácter, me gusta mucho.
- No sabes lo que es realmente una mujer con un carácter fuerte, esto no es nada.
Da otro paso hacia mí, quedando así tan solo a unos centímetros de distancia.
- Y tú no sabes lo que es estar con un hombre como yo.
- Ni lo quiero saber.
Me hice a un lado para poder continuar mi camino, pero él reaccionó rápidamente cortándome el paso.
- ¿Vas a algún lado?
- Exacto, un sitio donde mis ojos no sangren al verte.
- Uff, eres dura eh...
- Mejor no hablemos de cosas duras aquí.
- Esa boquita, chica.
- ¿Puedes dejar de creerte superior a los demás, gracias? Tu ego me dan ganas de vomitar.
- Lo encuentro bastante difícil. Por cierto, todavía no sé tu nombre.
- Ni lo vas saber - no había creído que hablar con el chico que me llegó a pegar hace años me iba a resultar tan divertido. Esto se estaba convirtiendo en una competición.
- Créeme que sí lo haré.
- Buena suerte... - y con estas últimas palabras me largué de allí. Giré la cabeza antes de perderlo finalmente de vista y pude ver como seguía mirándome. Definitivamente, había picado el anzuelo de lleno.
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Cicatrices
RomanceImagina que un día descubres que el chico que hizo imposible tu infancia y tu adolescencia ha llegado a la fama y está triunfando. Y tu primer pensamiento es: Venganza.