XIII

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Aitana tocó la puerta de su jefe y tras escucharlo decir un simple «pasa», la abrió y muy nerviosa entró al despacho.

—Ven s-siéntate un momento. Necesito decirte algo—dijo Cepeda de pie junto al ventanal, mientras intentaba contener su nerviosismo.

La chica asintió y temblorosa como una hoja, se acercó a la silla que éste le indicó y se sentó.

Entonces, el abogado carraspeó y se sentó también, luego bebió un sorbo de su agua pues su garganta quemaba y notaba que a sus palabras, les costaría salir.

Ni siquiera en el peor de sus juicios, ni tampoco cuando se declaró a sus antiguas novias, Luis había estado tan nervioso y lo había pasado tan mal, la hermosa chiquilla que tenía frente él, despertaba muchos sentimientos que le eran nuevos.

—Aitana—comenzó diciendo— emm...que-quería hablarte de lo  antes has escuchado cuando Roi nos interrumpió. Emm... bue-bueno pues es verdad, he terminado con Graciela, ya que no veía futuro en esa relación y la verdad me siento liberado pues a pesar de que amé mucho ya no estábamos bien últimamente. Te e-estarás  preguntando por qué te cuento todo esto pero es que ya no puedo callar más lo que siento y qui-quiero decirte que me gustas mucho y estoy aterrado. Ésta es la primera vez que me enamoro de una chica mucho más joven que yo y no sé qué es lo que realmente siente por mí o si tengamos algún futuro pero lo cierto es que estoy loco de ti y ya no podía ocultarlo más.

La becaria estaba en shock pues no se imaginaba para nada que Cepeda le dijese todo aquello y mucho menos que le declarase su amor.

El abogado miró a la chica esperando que ésta dijese algo y se temió lo peor pues ésta no dijo absolutamente nada y solo lo miraba fijamente, con sus preciosos ojos muy abiertos.

Entonces Cepeda decidió continuar hablando pues debía aclararle bien las cosas o quizás la chiquilla lo interpretara como algo feo y decidiese irse o incluso denunciarlo por acoso

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Entonces Cepeda decidió continuar hablando pues debía aclararle bien las cosas o quizás la chiquilla lo interpretara como algo feo y decidiese irse o incluso denunciarlo por acoso.

—Aitana, quiero que sepas que independientemente de que me rompas el corazón o decidas que quieres intentarlo, esto no influirá para nada en tu trabajo. Tanto Roi como yo, sabemos que serás una gran profesional y que has nacido para esto. Estamos muy contentos contigo e incluso quizás si tú quieres, puedes continuar con nosotros el tiempo que desees, si t....

—¿Tú me quieres?—lo interrumpió la chica de repente, rompiendo su silencio.

Cepeda sonrió y asintió muy nervioso pues no sabía como interpretar esa pregunta.

—Si, te quiero.

De repente la chica se levantó de la silla y caminó decidida hacia el abogado, mientras éste la miraba sin saber muy bien si lo basaría o por el contrario le daría un puñetazo.

Finalmente Aitana lo besó y entonces el abogado se levantó rápidamente y la estrechó entre sus brazos, durante todo el tiempo que duró el increíble y apasionado beso que se dieron, el cual los dejó sin aliento y con sus corazones desbocados por to...

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Finalmente Aitana lo besó y entonces el abogado se levantó rápidamente y la estrechó entre sus brazos, durante todo el tiempo que duró el increíble y apasionado beso que se dieron, el cual los dejó sin aliento y con sus corazones desbocados por todas las sensaciones y emociones, que estaban experimentando.

—Yo también te quiero—dijo Aitana sonriendo muy sonrojada y atacada de los nervios, por el ardiente deseo que sentía hacía su jefe.

El abogado sonrió y volvió a besarla tiernamente, aunque por dentro se moría de ganas por comersela entera pero no era momento de dejarse llevar por arrebatos, lo suyo con Aitana era amor profundo, sincero, bonito no sólo una pasión irrefrenable.

—Bien... pues ¿qué le parece si la invito a comer, señorita?—preguntó parando el beso y sonriendo.

Aitana no pensar en la comida, hacía rato ya que su estomago estaba lleno con los cientos de mariposas que revoloteaban en él pero si tenía hambre de otra cosa, así que negó con la cabeza y separándose de su jefe caminó hacia la puerta y pasó la llave.

—A-Aitana, y-yo no busco sexo contigo. N-No tenemos porque hacerlo aquí ni ahora— dijo el abogado nervioso, mirándola caminar hacía él muy decidida y desabrochándose la ropa.

—Pero yo si quiero hacerlo Luis, me muero de ganas porque me hagas el amor.

Los dos chicos se fundieron en un nuevo beso que les condujo a otro y a otro más, cada vez más largos y más jadeantes, mientras se despojaban de la ropa y con ellos todos sus miedos.

Amarse era lo único que ocupaba sus mentes pues lo demás ya no tenía cabida en la burbuja que habían creando, donde sólo existía el amor que se tenían y la pasión que sentían el uno por el otro.

Amarse era lo único que ocupaba sus mentes pues lo demás ya no tenía cabida en la burbuja que habían creando, donde sólo existía el amor que se tenían y la pasión que sentían el uno por el otro

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4. Yo me quedo con mi reina -Aiteda (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora