Piper no tenía idea de por qué le había permitido tutearla, pues se prohibía esas libertades con los pacientes. Algunos, atrevidos, lo hacían por cuenta propia, pero no porque ella se los ofreciera. En alguna que otra ocasión, había tenido que poner un alto, pues los pacientes terminaban por equivocar su trato. Pero es que Alex, desde el principio era especial, no era cualquier paciente, era Alexandra Vause. Una chica que apareció un día y bastaron solo cuatro casualidades, cuatro encuentros, para que se instalara en su mente sin pedir permiso y permanecer allí, sin ninguna señal de querer esfumarse.
—Mam ¿Estás aquí? —preguntó Alex, al salir a la sala de espera cuando la enfermera empujaba su silla de ruedas.
—Sí hija, estoy a tu lado —Diane se acercó y le tomó la mano para que supiera donde se encontraba—Nicky, también está aquí.
—Hola Nicky —Saludó Alex.
—Hola Vause ¿Cómo te fue? —Nicky seguía entristecida. Antes de que Alex comenzara a contarles, apareció Lorna, quien iba entrando a la sala, interrumpiendo la conversación.
—Señorita Vause, un gusto saludarla. Lamento no haber podido llegar a tiempo, pero estuvo en las manos de una de las mejores especialistas —dijo Lorna sonriendo, justo en ese instante estaba saliendo Piper por lo que oyó la conversación.
—No lo dudo doctora Morello...—Intervino Alex, pero Piper se adelantó para hablar y no la dejó continuar.
—Gracias colega, pero quizá la señorita Vause prefiera tener una segunda opinión, tal vez puedas hacerlo tú —Aún se sentía dolida. Lorna la miró un poco confundida.
—No hace falta, confío en su profesionalismo, además será mi doctora durante este proceso ¿no?.
—Sí así lo decide, sí. Me gustaría llevar tu caso —Afirmó Piper.
—Bien. Por cierto madre, Piper desea hablar contigo —dijo Alex.
—¿Piper? —preguntó Lorna, extrañada, mirando a la rubia y riendo.
—Sí, lo siento. Mamá, ella es la doctora Chapman, Piper Chapman.
—Mucho gusto doctora —Diane, extendió la mano y Piper le correspondió al saludo.
—Señora Vause, es un placer —Sonrió.
—Y ella es Nicky —dijo Alex. Piper recordó a Nicky corriendo detrás de la camilla cuando ingresaron a Alex en la clínica. En cuestiones de segundos, millones de agujas se hicieron sentir por todo su cuerpo «¿Quién es ella en su vida?»
—Doctora mucho gusto, Nicky Nichols para servirle —Sonrió y Piper dejó salir una leve sonrisa.
—Me gustaría conversar con usted, señora Vause —dijo dirigiéndose a Diane e ignorando por completo a Nicky —Es sobre el diagnóstico y las recomendaciones para Alex.
—¿Alex? —Lorna, cada vez estaba más asombrada «¿Qué le hicieron a Piper?»
—Vuelvo con usted enseguida para que me acompañe a mi consultorio, allí podemos hablar mejor. Lorna por favor ¿Me acompañas un instante? —preguntó Piper mirando a Lorna retadoramente.
Lorna la siguió a una pequeña sala, que quedaba cerca de la recepción y tuvieron una ligera conversación.
—Para empezar ¿Qué haces repitiendo como una grabadora? — Reclamó Piper.
—Se me hace raro esa confianza "Alex", "Piper"... ¿De cuándo acá te permites eso? —dijo haciendo burlas de Piper.
—Simple, siempre hay una primera vez —expresó la rubia, con seriedad.
—Sí, claro y yo nací ayer —Lorna reía.
—Bueno luego te explico. Mira, este es el diagnóstico de Alex —Lorna la miró riendo con picardía e hizo una seña de que no hablaría— Lee los resultados y dime que piensas, antes de ir a la hoja de conclusiones.
—Lo que veo son signos de una hemorragia vítrea. No está marcada, es un buen pronóstico. Me alegra por ella —Levantó la mirada para ver a Piper, quien no podía disimular una gran sonrisa en su boca. Lorna torció los labios y entornó los ojos, como un gesto para averiguar que se traía Piper.
—¿Qué? ¿Por qué me miras de esa manera?
—Ay Chapman, te conozco. Tenía mucho tiempo que no te veía así.
—¡Bah! Son ideas tuyas. Termina de leer y dime qué opinas —dijo Piper.
—Siento que tenemos que hablar seriamente tú y yo. Me debes algunas conversaciones —Lorna sonrió y continuó leyendo los resultados.
Al igual que Piper, coincidió con el diagnóstico. Ya tenía una segunda opinión basada en los resultados de la exploración.
Piper regresó con Diane y fueron a su consultorio. Mientras que Nicky acompañó a Alex a la habitación para que descansara, aún no la habían dado de alta.
***
—Marisol, la señora viene conmigo. Por favor tráeme una hoja para el registro.
—Enseguida doctora —Marisol buscó la hoja, al tiempo que Piper y Diane entraban al consultorio.
—Tome asiento señora Vause, póngase cómoda.
—Gracias, dígame doctora ¿Cómo encontró a mi hija?
—Verá, uno de los golpes que recibió en el rostro durante el accidente, causó una hemorragia afectando el humor vítreo y eso impide el paso de la luz, lo que hacer que no pueda ver. Es algo temporal —Explicó Piper sin muchos detalles.
—Oh gracias a Dios —Diane juntó las manos llevándolas frente a sí, a modo de plegaria.
—Si, solo hay que esperar a que el líquido vítreo vuelva a su color normal.
—¿Cuánto hay que esperar? ¿Y seguro estará bien?
—Es una de las cosas que quería hablarle, el tiempo de espera para la recuperación es de dos a tres meses, si no mejora hay que hacer una cirugía para drenar —Diane quedó impresionada con lo que oyó.
—¿Alex lo sabe? Pobre, mi bebé —dijo triste, mirando hacia abajo.
—Tranquila señora Vause. Sí, ella lo sabe.
—¿Y qué dijo? ¿Cómo lo tomó?
—Pues, se alteró. Dice que es mucho tiempo. Pero, pudo haber sido peor.
—Sí, entiendo y también comprendo la angustia de Alex, no es fácil doctora. Ella es una mujer independiente, le encanta moverse en su mundo, nunca está tranquila, siempre está haciendo algo, es muy inquieta —La voz de Diane sonaba triste— Siempre ha sido así. Nunca dependió de nadie, ni siquiera de mí.
—Mire, sé que durante la espera va a ser difícil para ella. Por experiencia sé, que tendrá cambios de humor. Va a necesitar mucho apoyo emocional, de usted, de su familia, de su... —Piper quedó callada— pareja.
—Oh claro, lo tendrá. Aunque solo somos Alex y yo. Nicky y su socia también la apoyan —Diane pensó en voz alta— tiene otras amistades, pero no son tan cercanas, hasta donde sé.