...:::(Rincon de la autora):::...
No acostumbro poner notas al inicio. Por lo general los pongo al final, pero me veo en la necesidad de advertirles que el siguiente fic tiene contenido fuerte que podría molestar a alguien. Y si eres muy sensible a menciones de temas como la violaci*n, la pederastí*, violencia, entre otros quizá deberías pensártelo mejor antes de continuar con la lectura.
Por supuesto que si estas decidido a leerlo, eres bienvenido.
Pellízcate y si duele es real
Cap. 1 - Balanza
Era plena madrugada, entró a su casa por la puerta de la cocina porque ya era una costumbre hacerlo cada que había hecho algo malo. Pero esta vez había algo diferente, él había sobrepasado los limites.
No solo había escapado de la vista de los padres de su amigo durante una visita al zoológico. Sino que había pasado la noche entera fuera de casa, haciendo a sus padres y a los de su amigo preocuparse mucho.
Eso fue lo que su padre se aseguro de hacerle saber durante el tiempo que duro su sermón. Con las piernas y cadera adoloridos, fue obligado a permanecer todo el tiempo de rodillas con la cabeza baja escuchando el porqué sus acciones fueron incorrectas.
Fue su madre quien se apiado de él y sus lagrimas, convenció a su padre de que era mejor dejarlo ir a su habitación a descansar mientras ellos decidían un castigo apropiado. Su padre, siempre débil a su madre, con un bufido obedeció y le ordenó ir a su habitación y no salir de ella hasta nuevo aviso.
A paso lento se dirigió al segundo piso, pasando de largo su habitación, deliberadamente desobedeció la orden de su padre. En su lugar fue al baño, en donde con cuidado se saco la ropa. Llenó la tina con agua fría, (porque la caldera se había estropeado otra vez) y comenzó tallando su cuerpo con suavidad usando la pequeña esponja de baño y el jabón con olor a frutas que tanto le gustaba en busca de relajarse.
Pero conforme el tiempo pasaba y la suciedad no desaparecida, comenzó a desesperarse. No podía ver lodo o manchas de pintura como en otras ocasiones, pero extrañamente se sentía mucho mas sucio que nunca. Por ello, fue aumentando la fuerza con la que tallaba gradualmente hasta que fue obvio que la esponja no estaba cumpliendo su cometido.
Fue entonces que lanzó a un lado la esponja y se dispuso a usar sus uñas, con todas sus fuerzas restregó su cuerpo. Dolía, dolía mucho. Casi tanto como dolían sus piernas y caderas, pero él no podía parar, no hasta que la suciedad desapareciera de su piel.
Los pasos de su padres moviéndose a su habitación y luego regresando frente a la puerta son claros.
La voz dulce de su madre preguntando si esta ahí le hace sentir mal, y la ronca de su padre preguntando si todo estaba bien le revolvieron en el estomago. Un dolor pulsante golpeo su estomago y le hizo doblarse por la mitad, un gemido de dolor y la voz preocupada de sus padres al otro lado de la puerta.
Rápidamente las lagrimas se desbordaban de sus ojos y de entre sus piernas un extraño liquido se escapaba y por mas que intentara evitarlo. La sangre brotaba de diferentes puntos de su cuerpo y el agua de la bañera, poco a poco se coloreaba de un triste tono rosa.
Afuera podía oír a su madre suplicándole que hablara con ella y a su padre golpeando la puerta ordenándole salir.
-¡Jun, cariño! ¿qué te sucede? Habla con mamá-
-¡Sal de ahí ahora mismo! O romperé la puerta y estarás en muchos mas problemas de en los que estas ahora jovencito-
El sentía miedo. En cualquier otro momento ese tono de voz proveniente de su padre le habría hecho obedecer de inmediato. Pero la sensación de suciedad era mas fuerte, así que en su lugar les ignoro y continuo con su labor.
Para cuando su padre por fin cumplió su promesa y rompió la puerta, él ya había perdido todas sus energías de lucha y había caído inconsciente con la cabeza hundida bajo el agua sucia de la bañera.
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Cuando despertó, la cabeza le dolía mucho, se encontraba en una habitación gris y usaba una bata de color azul.
Él había visto a la gente cuando era hospitalizada, pero nunca había visto que a los pacientes se los amarrara a la cama como él lo estaba. Sus piernas y brazos estaban vendados por completo, y eran inmovilizados por cuerdas que lo mantenían pegado a la camilla. Aún aturdido, miró a su alrededor en busca de sus padres, no los encontró.
En su lugar habían muchas camilla con hombres. Hombres mayores que gritaban, cantaban o lloraban. No le tomó mucho tiempo saber que no quería seguir ahí, quería ir a casa. Entonces comenzó a llamar por ayuda, él no debía estar ahí, él quería salir, quería un baño.
Fue entonces que conoció a los hombres de blanco quienes simplemente le rodearon y pusieron con una jeringa algo en su brazo que lo hizo sentir muy liviano en cuestión de segundos. Sus ojos se fueron cerrando poco a poco, por mas que luchó contra ello, y aunque acababa de despertar, volvió a dormir.
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La siguiente vez que despertó estaba en una habitación diferente; más pequeña y la única camilla era la que él usaba. Al notar que no estaba sólo, y asustado de los hombres de blanco, fingió seguir durmiendo. Le tomó un poco de tiempo distinguir las voces de sus padres.
-Ustedes son los principales sospechosos, señores- Escuchó informar a un hombre desconocido quien tiempo después identifico como su doctor.
- ¿¡Cómo se atreve usted a pensar que nosotros le haríamos eso a nuestro propio hijo!?- Oyó gritar a su padre con voz amenazante, de fondo su madre sollozando y palabras demasiado tenues para ser escuchadas por el, siendo murmuradas.
Entonces, sabiendo que sus padres se encontraban presentes se sintió un poco mas seguro y abrió los ojos solo lo suficiente para poder ver lo que sucedía. Al hacerlo, pudo ver como el doctor con una orden de su mano hacía entrar a los policías quienes esperaban en la puerta, y a diferencia de los sonrientes hombres que aparecían en televisión, ellos con ojos de odio y caras de asco observaban a sus progenitores, como si ellos hubiesen hecho algo malo.
Vio a su padre intentando resistirse al arresto, consiguiendo así varios golpes por parte de los oficiales. Vio a su madre rogarle a su padre que se detuviese, y luego a ambos salir esposados de su habitación.
Quiso pedirles que pararan, quiso decir que ellos no habían hecho nada.
Pero ahora sabia lo que esos golpes dolían en realidad y sintió miedo de recibirlos nuevamente, así que en su lugar apretó los parpados con fuerza y fingió seguir dormido.
Unos segundos después escuchó un suspiro y unos pasos acercándose. Luego el tacto de una mano sobre su cabeza y el doctor disculpándose por hacerle presenciar esa escena.
Con temor se removió al tacto y este no volvió a intentar tocarlo.
-¿Podrías responder a algunas preguntas Junhui?- Preguntó este cuando abrió sus ojos.
Y quizás fuese porque respeto su espacio o algo en la mirada del hombre pero de inmediato supo que podía confiar.
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