V. ECHO

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Domingo, 15 de noviembre, 700 h

A 8 días y 12 horas de la primera absorción de energía.

Intenté conversar en el baño con la mujer en el espejo mientras la miraba pero no me salían palabras de la boca. Estaba débil y desnuda. Los ojos hinchados delataban la larga noche a la que había sucumbido. Una noche de más de cuarenta y seis horas. Era el primer gran blackout de toda mi vida. Abrí la ducha y entré. El agua caliente abría cada uno de los poros de mi piel mientras yo me relajaba a su contacto. Respiré profundo. Sentía que mi vida se estaba desvaneciendo. Cerraba y abría mis manos hasta comenzar a tener el control nuevamente sobre cada uno de mis dedos mientras el agua escurría por ellos. Me faltaba algo.

Cada vez que salía de un blackout sentía hambre. No era solo alimento. Era una necesidad inexplicable de algo que no sabía, algo que no entendía. Percibí que había sido perforada varias veces en la vena de mi brazo izquierdo. Matthew. En mi último momento de consciencia estaba en su clínica y en ese momento estaba en mi apartamento siendo vigilada por Alexa. Iba a viajar al día siguiente a Beirut en una misión importantísima y estaba totalmente inhabilitada para eso. A estas alturas, Matthew ya me habría negado la entrada a la CIA. Estiré mi cuello y mis brazos. Cerré la ducha y cogí la toalla blanca que estaba encima de la privada. Salí despacio del baño para no despertar a Alexa. Estaba dormida a mi lado cuando desperté y ya no estaba más en la cama. El cuarto estaba totalmente desordenado y lleno de piezas de madera. Me imaginé que ella ya había encomendado mi closet. Con dificultad encontré mis tennis y mi ropa de ejercicio. Ella entró en el cuarto mientras me vestía.

"Buenos días extraña. Gracias a Dios que despertaste. Te preparé desayuno"

No tuve tiempo de decirle nada, solo salté encima de la bandeja llena de comida que traía después de colocarme la camiseta y me senté con ella encima de la cama. Disfrutaba cada bocado que devoraba. El olor de huevos, tocineta y café me sacaron del letargo y conseguí recuperarme. Alexa se sentó a mis espaldas y comenzó a peinarme el cabello.

"Dime todo lo que me perdí." Le pedí.

"Matthew me llamó el viernes en la noche y me pidió que fuera a la clínica. Cuando llegué te encontré dormida. Me dijo que estaba investigando tu condición y que tenía que viajar urgente para Los Angeles. Te tenía monitoreada y me dijo que estabas bien. Lo escuché murmurar algo sobre un sedativo que te dio y que se arrepentía de habértelo dado. Probablemente eso fue lo que alargó el blackout esta vez. Te colocamos en el carro y ambos te trajimos aquí esa misma noche. Él viajó y yo me quedé contigo hasta ahora."

"¿Le dijiste a Naty?"

"No. Me llamó varias veces preguntando por ti, que no lees sus mensajes en WhatsApp y que no sabía si estabas bien. Le tuve que mentir y decirle que estabas bien. Deberías llamarla."

"Cuando regrese de Beirut hablo con ella."

"Vivi, no puedes viajar así. Matthew no me dijo mucho, pero por la expresión en su rostro, sé que la situación es grave. Él estaba muy preocupado por ti."

"¿Te dijo si me inhabilitó para el trabajo?"

"No hablamos nada de eso, pero sí me dijo que nadie sabía nada aún y me mandó a hablar con mi padre. ¡Y tú sabes que yo no puedo hacer eso! Él me mata si se llega a enterar que yo misma le he estado ocultando lo de tus blackouts."

"Yo lo sé. Tranquila, Creo que Naty ya le contó."

"¡Ay Dios mío!" Se levantó de la cama y comenzó a morderse la uña del dedo pulgar derecho mientras caminaba en círculos por el cuarto. Siempre hacía eso cuando estaba nerviosa. "Espero que no le haya dicho que yo también sabia. Aunque creo que no, porque anoche fui a su casa y no me dijo nada. Solo me preguntó por ti."

RADIOACTIVA - BlackoutsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora