La Ocarina de Prusten.

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A Mayen le había ido de lo peor, tanto que le permitieron cambiar de sitio con sus padres en los palcos de enfrente, donde además de ser atendido de sus heridas seria protegido de aquel chico que por alguna extraña razón sobrepaso los límites de lo amistoso que debió haber sido el combate.

El chico me traía algo familiar, y mientras algunos combates de semifinales ya transcurrían, yo transcribía en mi mente aquello que me podía causar tanto revuelo y volatilidad de pensamientos cuando nuestras cruzadas miradas se unieron.

Su mirada indicaba algo más que desesperación, pues claro está que antecesor a ella, un miedo naciente debió florecer por alguna u otra razón con anterioridad, o esa puede ser una opción. Pero ¿Por qué desquitarse de esa manera? Supongo que, al igual que el bravucón de Callim y su compañero Suttie, esto pueda deberse a que una inferioridad o baja autoestima podían llevarlo a tales acciones.

Aunque para ser una persona serena, severa y neutral, dudo mucho que por su cuenta él se sienta así, podría pensar que algo o alguien lo llevaron a ese extremo. Al menos ya no se encontraba entre nosotros, pues el heraldo lo llevo a la salida, muy probablemente por descalificación. Siendo este el mismo que se acercaba, quizás para llevarme a mi siguiente combate.

Los combates en semifinales eran ocultos, esto para no causar ninguna clase de revuelo y que nuestras capacidades, habilidades e inteligencia para resolver los problemas fueran del todo "improvisadas" por así decirlo, ante cualquier situación hay que estar preparados, pero también debíamos prepararnos en menos de un segundo ante algo tan repentino.

—Menos mal que aquí esta señor Gottze, odiaría tener que repetir la rutina de gritar y ser ignorado —caminaba más rápido—La reprimenda que tuve que darle por parte de los reyes al joven Fier Oke en su ultimo encuentro me dejaron afónico —acercándose con un pergamino en las manos— ¿Estas listo?

—Claro que sí, señor —dije yo, ya me alistaba y una vez más, buscando a mis padres imposiblemente entre tantas personas en movimiento— Disculpe señor, ¿Qué han hecho con el otro muchacho?, ¿lo han expulsado?

—¿Qué?, ¡no! —tranquilamente y sorpresivo respondió— Los reyes me hicieron reprenderlo si, su comportamiento no fue del nada ético, pero aun así...algo vieron en el chico que le permitieron continuar con un par de condiciones y si me lo pregunta, coincido en su pensamiento de haberlo eliminado al instante.

—¿Qué dice? —se aproximó Lan— ¿Cómo puede ser eso posible?, ¿vio cómo quedo nuestro amigo luego de enfrentarse a él?

—El joven es el hijo del patriarca del Sur, el mas grande de los siete —tomo su pergamino y lo guardo en la alforja de su cinturón— Los reyes me hicieron obtener información de él, pero descuiden, el no puede utilizar su transformación, así que su amigo tuvo suerte si me lo preguntan...

—¿Transformación? —pregunto Bray— ¿De qué transformación habla?

—Mmm...¿hombres lobo? —dijo el, como si estuviera incrédulo de la pregunta— En conjunto con el Rey del Sur, el patriarca controla los dominios del reino del Sur, todo lo que entra y sale de ahí tiene que pasar y ser permitido o denegado por ambas manos, el joven Fier Oke es el mas grande de los hijos de este y, por ende, el próximo heredero al trono.

—Quiere decir que...¿Mayen se enfrento a un hombre lobo...el solo? —impactado como todos a la declaración y con un nuevo hecho, Peter pregunto.

—Así es, los reyes me hicieron dejarle en claro que, si quería continuar con sus combates, debería llevar su espada consigo —dijo el— Misma con la que debería llegar aquí y el escuadrón de protección que le encomendamos, tranquilo señor Gottze, su combate resultara de lo más esplendido como el anterior con el príncipe Adapse.

La Leyenda de la Gran Espada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora