ESPIAS I La Conexión

015

Kim

Estuvimos todos acostados en la manta, por horas disfrutando del ambiente, completamente satisfechos, las estrellas de esta noche presentaban todo su brillo y esplendor, hoy más que nunca. No podía estar más feliz, estaba con mi pequeño, era lo único que necesitaba, lo único que me hacia sentir lleno.

Después de estar acostados por mucho tiempo decidimos ir a casa ya que era algo tarde, recogimos todas las cosas para poder llevarlas al auto, le agradecí a Mónica antes de que nos fuéramos porque sin ella jamás habría tenido idea de lo que organizan aquí, aparte me aparto una mesa en un muy buen lugar.
Cuando todos estaban ya arriba del auto, Hoseok arranco.

Era hora de irse a casa.

En el camino platicamos alegremente, las chicas nos venían contando sobre cómo era su profesor en química, de lo que escuche era muy divertido e inteligente, nos contaron varias cosas graciosas que hace en su clase, que nos hizo estallar a todos de risa.

Cuando llegamos todas las cosas del coche las subimos al departamento, después de eso nos despedimos para poder ir a nuestro hogar.
Mi pequeño y yo subimos a nuestro departamento.

Al entrar me quite los zapatos dejándolos en la entrada para ir a sentarme en el sofá, Jungkook hizo lo mismo.

Un segundo después se sentó mi regazo abrazándome por el cuello.

-Te quiero mucho Tae-se distancio un poco para poder verme a los ojos.

-Yo te quiero a ti pequeño-le sonreí, el también lo hizo.

Nuestros rostros se acercaron, la distancia se corto cuando nos unimos en un beso.
El beso fue lento, sentí cada detalle de sus labios siendo suaves y sensibles entre los míos, se sentía demasiado bien, pero este beso fue cambiando lentamente, se convirtió en una desesperación por devorar los labios del otro.

Jungkook cambio su posición sin dejar de besarme, se abrió de piernas colocando una en cada lado mío para estar en una posición bastante excitante para mí, agarre su cintura atrayéndolo aún más, el me tomo del cuello con sus manos para acercarme más si era posible e inclinado su cabeza para mejor el acceso a mis labios. Sus caderas se comenzaron a mover sobre mi.

Los movimientos comenzaron a exitarme más y más, tome su trasero entre mis manos apretándolo provocándole un exitante gemido.

Sus manos que estaban en mi cuello descendieron hasta los botones de mi camisa desabrochando uno a uno, cuando terminó me la quite por completo, me separé de él para quitarle su suéter y tirarlo lejos de él.
Besé su cuello despacio, mis labios recorriendo su piel era de las mejores sensaciones en el mundo, lamí y mordí dejando una marca en su hermosa piel.
El gemía y eso me encantaba.

Dejé de besarlo para quitarle su camisa rompiéndola, seguro y se enojaría y me pediría que le comprará otra, pero qué va, no puedo controlarme cuando estoy con él en estas situaciones.

Además, a mí pequeño le daría todo.

Baje aún más para lamer y morder uno de sus pezones, el gimió en alto haciendo su cabeza hacia atrás por el placer que le daba mi boca.

-Vamos a la habitación Tae ...- dijo en un gemido.

Lo tome de la cintura más fuerte con ambos brazos levantándome con él, las piernas de él rodearon mi cintura al instante.

Al llegar a la habitación lo recosté en la cama lentamente, los besos siguieron, inundando la habitación de ese sonido exquisito que estos provocaban.

Sus manos desabrocharon mi pantalón para que yo lo pudiera quitar, yo desabroche el suyo.

Nuestros cuerpos viajaron por las profundidades del otro, nos estamos uniendo el otro con el otro, todo el amor que sentíamos por lo otro era trasmitido por lo cual esto estaba siendo más especial, yo curaría todas sus heridas y cuando se llegue a lastimar siempre estaré aquí para él, apoyándolo en todo, si puedo evitar que pueda pasarle algo lo haría aunque pierda todo lo que tengo en la vida. Dios. Lo amaba tanto que perdería todo por él.

Me separe, los dos estábamos agitados por todos nuestros besos.

-¿Estás seguro de que quieres hacerlo? -pregunté, ya si no quiere llevar las cosas a otro nivel, no lo obligaría a nada.

-Estoy más que seguro-me dijo agitado, sus labios estaban algo hinchados por tanto beso con un color carmesí pintandolos.

-Está bien-me acerque a  él lentamente para poder seguir besandolo.

Los dos nos quitamos los pantalones sin dejar de besarnos, lo tome de las caderas y el del cuello, me podía llevar al paraíso solo con un beso suyo.

Él se separó de mi para poder quitarse la última prenda que tenía puesta. Yo hice lo mismo y retiré la mía.

-Pequeño-hable antes de seguir-tengo que prepararte.

-Hazlo-asintió.

Se abrió de piernas solo para mi dejándome ver su entrada, el se apoyo sobre sus codos para poder ver lo que haría, me acomode para poder quedar enfrente de su entrada, su amigo estaba igual de animado que el mío.

-Ah ... Tae ...- gimió cuando comencé a lamer su entrada con mi lengua, mi saliva seria nuestro lubricante.

Mi lengua comenzó a jugar en su entrada, lamiendo todo lo que podía, se metió un poco en su deliciosa entrada haciendo los gemidos aun más fuertes, una y otra vez la saque y la metí lo más que pude.

-Taehyung ...- se removió por mi lengua, arqueo su espalda, su primer orgasmo llego.

Introducí el primer dedo, moviendolo lentamente hasta que mi pequeño me dijo que podía meter otro, lo hice, cuando se acostumbró a este metí un tercero.
Sus gemidos tenían algo de dolor pero este fue cambiando a placer por cada dedo y embestida que daba.

-Entra ya-me dijo.

Saque mis dedos para colocarme entre sus piernas, mi miembro que estaba bastante duro, lo tome con mi mano para ir metiendolo en él poco a poco, su rostro mostró algo de dolor.

Bueno, mi miembro no era nada pequeño.

-Amor, si te duele podemos parar-le dije tomando sus manos con las mías entrelazándolas.

-Tae, solo sigue por favor-me dijo con la voz roca bastante excitado.

Mi cordura se había ido al infierno.

Me metí completamente en él de una estocada, nos quedamos así unos minutos mientras besaba su cuello para que se pudiera acostumbrar a mi tamaño.
Comenzó a mover las caderas para darme a entender que podía seguir con las embestidas. Empecé a moverme, fue muy lento pero después de que su rostro mostrara placer fue mucho más rápido. Lo tome de la cintura para poder moverme mejor.

Lo único que se escuchaba en el cuarto eran nuestros cuerpos chocar, nuestras pieles sudorosas, los gemidos llenos de placer.

Solo veía como se retorcía del placer, tomando las sábanas entre sus manos arqueando su espalda, ambos gemiamos por todo el placer que nos inundaba.

Lo besé mientras le seguía dando embestidas rápidas, mis manos estaban a cada lado de su cabeza, sus manos arañaban mi espalda y eso me prendía aún más, seguimos así por varios minutos.

Nuestros cuerpos se habían unido.

El orgasmo de los dos llego al mismo tiempo, dejándonos exhaustos.

Lo amaba demasiado.

Tanto que me daba miedo.

¡Hola! Probablemente el próximo capítulo sea el último de la historia. Les agradecería mucho si me dejan un lindo y hermoso voto.

¡Andre les agradece por leer!