Capítulo 16.

244 21 7
                                    

La mañana pasó tan tediosa y molesta como el resto de la clase de Historia. Sentía ganas de estrangular algo entre mis manos, golpear o patear a alguien. Necesitaba sacar toda esa furia dentro de mí hacia afuera, y casi sentía lástima por la próxima persona que intentara meterse conmigo; estaría en graves problemas, y probablemente yo también.

Durante el almuerzo todos en la mesa preguntaron qué me sucedía, por qué lucía tan molesta, a lo que Catt les respondió que había tenido una pequeña discusión en la clase con Styles. Ellos entendieron y me dejaron disfrutar de mi rabia en silencio, gracias al Cielo, porque en serio no quería herirlos. No tenían nada que ver, pero tal vez lo habría hecho si preguntaban demasiado.

-Así que Styles no quiso contarte sus problemas personales.- escuché la voz de Genevieve en tono burlón. -Qué desagradecido de su parte, Maddie.

Seguí apuñalando mi filete de soya intentando no prestarle atención.

Ella se sentó a mi lado en la mesa y tomó un mechón de mi cabello, enredándolo en su dedo.

-Tranquila, herbívora...- rió observando mis obsesivas conductas. No me estaba ayudando a no parecer una loca. -¿Truco de terapia para quitar la rabia?- preguntó en un susurro.

-Genevieve, será mejor que la dejes tranquila.- murmuró Lucy en voz baja.

-¿O qué? ¿Tú vas a echarme?- preguntó arrogante. -O... tal vez lo haga esta pequeña desquiciada.- sonrió apretando mi mejilla. Solté el tenedor y este cayó al suelo. -Ups... ¿Estoy molestándote?

-¿Tú qué crees?- pregunté entre dientes. Me volteé un poco y vi su sonrisa satisfecha. Solo quería hacerme quedar mal otra vez. Un grupo de sus estúpidas amigas estaba detrás de ella sonriendo también, esperando a ver mi reacción. Todos esperaban que explotara, y definitivamente no iba a darles ese gusto. Me levanté de la mesa y me alejé unos pasos.

-Yo creo que eres patética.- susurró acercándose mucho a mi rostro.

Podía sentir su aliento sobre mi piel. Me quedé observándola, pero no iba a quedarme sentada escuchando sus comentarios. Realmente no me importaba lo que pensara, y entonces, ¿por qué no hacerla molestar un poco más?

Alcé el brazo sobre su cabeza y dejé caer el resto de mi batido de chocolate sobre su perfectamente lacado cabello. Ella cerró los ojos y abrió la boca en una expresión de sorpresa que se tornó en desagrado a medida que la leche mezclada con helado de crema y chocolate corría por su rostro, cabello y ropa.

-Eres una...

-Loca desquiciada, sí, ya he escuchado esa línea antes, Gennie.- murmuré, ahora yo era quien sonreía satisfecha.

Todos observaban sorprendidos, pero conteniendo risas y comentando acerca de lo desafiante que podía llegar a ser. Era como si una vez que Margareth y su tropa habían decidido marginarme todos habían olvidado que yo nunca antes había sido de perfil bajo en la escuela.

Me levanté de la mesa y me volteé, dispuesta a salir de allí con gloria luego de haber ganado esta vez, pero la mirada de Dowers sobre mí me hizo parar en seco.

Nuevamente estaba en problemas. Genial.

-A la oficina de la directora, Alexander. Ahora.- dijo firmemente.

-Señorita Dowers, Maddison no es la única que merece un castigo.- dijo Catt llamando la atención de la perfecta perra. -Genevieve comenzó la discusión. Todos aquí somos testigos.- dijo observando a su alrededor a Andy, Lucy, Karley, Gina y Rachel. Los cinco asintieron.

-Bien, en ese caso, Smith, también tú vienes.- dijo y comenzó a caminar, saliendo del comedor y dirigiéndonos al edificio recepción. Abrió las puertas de la oficina y ambas entramos detrás. Allí estaban Hooksenberg y Harry, por supuesto, porque yo no podía estar en ningún problema sin que él se enterara.

También te gustarán

          

-Grandioso.- mascullé al verlo.

Él me observó un momento, luego miró a Genevieve y volvió a mirarme. No necesitaba explicar lo que había pasado. Él ya lo sabía, y su expresión mostraba completa desaprobación.

-¿Qué sucedió, señorita?- preguntó Hooksenberg a Dowers.

-Encontré a estas dos damas discutiendo en el comedor.

-Yo no estaba discutiendo, directora, usted más que nadie sabe que Maddison tiene conductas agresivas hacia todos.- dijo Genevieve con ese tono de niña inocente que sabía fingir a la perfección.

-Ya cállate, perra.- volví a mascullar, aunque todos me oyeron esta vez. Ella se mostró completamente sorprendida por mi comentario, aunque sabía perfectamente que no podía negarlo.

-Alexander, ¿cuál es tu problema?- preguntó Dowers casi horrorizada, como si ella nunca hubiera escuchado esa expresión saliendo de la boca de alguien más.

-¡Está mintiendo, profesora!- intenté defenderme levantando la voz y señalando a Genevieve. -Catherine se lo dijo en el comedor, ella comenzó y...

-Y tú le lanzaste chocolate en la cara, eso explica todo.- dijo Styles en tono sarcástico. En cualquier otra ocasión me habría detenido a apreciar lo bien que le sentaba el tono crema de su camisa, pero en este momento estaba demasiado ocupada detestándolo. Blanqueé los ojos y alejé la vista de él. -Si alguien defendió a la señorita Alexander debería estar aquí ahora.- agregó. Y ahora lo odiaba. -Puede irse, Smith.- indicó y ella se levantó de su asiento con toda la dignidad del mundo para salir de la oficina.

Dowers no dijo nada, aunque ella misma había oído a Catt defenderme, dándome a entender que me odiaba, lo que me hacía automáticamente odiarla más también.

-Saben, yo creo que la señorita Alexander ha estado bajo mucho estrés últimamente. Tal vez sean las clases de tutoría estudiantil en fecha de exámenes, la lista de Maddison ha crecido considerablemente.- dijo Hooksenberg, al defenderme. -Creo que solo un castigo estará bien.

Styles la observó sorprendido.

-Estaría de acuerdo con usted, directora, si no hubiera sido yo mismo víctima de las agresiones y mala actitud de la señorita.- dijo mirándome fijamente. No pude evitar ensanchar los ojos, sin poder creer que me estuviera haciendo esto. Diablos, no había sido para tanto. -No creo que se deba al estrés. Creo que la señorita necesita madurar y darse cuenta que el mundo no gira en torno a ella como lo hacía en América. Está siendo muy infantil, Alexander.

Lo observé cada vez más sorprendida. Cada una de sus palabras me sorprendía más que la anterior. Todo esto no tenía sentido, no lo tenía para mí.

Y así me gané un mes entero de castigo, gracias al idiota que me tenía tan cautivada. Hasta a Dowers le había parecido exagerado, pero ni ella ni Hooksenberg hicieron algo por detener al desquiciado bipolar que tenían como profesor de Historia Universal.

Luego de mi agradable terapia de shock con Hooksenberg, Dowers y el imbécil de Styles, tuve que regresar a clases, cuando en realidad solo quería correr hacia el campo y gritar hasta desgarrar mi garganta.

Aunque intenté centrarme y no golpear a nadie en el transcurso de la tarde, no podía dejar de pensar en lo mucho que odiaba a Styles. No quería verlo más. Si lo hacía terminaría dándole una patada en la entrepierna tan fuerte que deberían remover algunos órganos para que quedara normal.

No tenía excusa para faltar a mi cita, pero luego de meditarlo camino al salón, simplemente comprendí que debía ir. Debía hablar con él. No estaba dispuesta a seguir tolerando sus altibajos emocionales.

Best Mistake {h.s.}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora