Capítulo 3

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«Te atrapé pequeño salmón.»

Vali y Narfi corrían, algunos cazadores detrás de ellos que en cualquier momento les darían alcance. Eran pequeños y lentos, su única ventaja era que eran escurridizos y podían ocultarse fácilmente, pero esos hombres no les daban tregua y sin importar cuán escurridizos sean pronto serían capturados, ellos iban a caer.

— Más rápido Narfi.— apresuró Vali a su hermano.

Narfi era pequeño, con un gran espíritu y aún así no era suficiente para correr tanto cómo Vali.

— Vali, ya no puedo.

— No digas eso, tienes que correr.

Ambos hermanos huían, Vali avanzando por delante y Narfi pocos pasos más atrás. Intentaban huir por la espesura del bosque, esperando que les fuera de ayuda y a los cazadores les resultara más complicado avanzar y ellos pudieran ganar distancia, un error que cualquiera que no está experimentado podría pensar eso fácilmente, la cuestión era que ellos también avanzaban lento, las ramas, raíces, rocas, desniveles y demás objetos les impedían el paso. Las ramas arañaban su rostro y brazos, las raíces eran cubiertas por las hojas y resultaban invisibles, las rocas en el suelo hacían el terreno difícil y cada paso tenía que ser cuidadoso. Y cada vez que avanzaban, el bosque era cada vez más denso.

Una raíz sobresaliente del suelo hace caer a Narfi al suelo, lleno de rocas que lastiman sus manos y brazos. Aunque, Vali no es consciente de que su hermano ha caído y sigue corriendo, Narfi ve a su hermano seguir avanzando y perderse entre los árboles que ocultan el camino.

— ¡Vali!— llama Narfi, pero no obtiene respuesta.

El bosque se encontraba extrañamente sucumbido en un silencio absoluto, ni siquiera parecía haber insectos. Ese hecho hizo a Narfi estremecer, algo le parecía fuera de lugar. Siguió caminando en la dirección que creía su hermano había ido, ¿Dónde estaban los animales? ¿O los insectos? Ni siquiera los grillos se escuchaban.

— ¡Ahí está uno!— escuchó a un hombre gritar, rompiendo el silencio.

Narfi sin otra oportunidad comenzó a correr por dónde pudiera, escuchaba únicamente los pasos de los cazadores detrás de él y los latidos de su corazón golpear su cabeza. Estaba cansado y ya no podía correr, ese era su fin. Sintió un jalón en su brazo y al levantar la vista se encontró con tres cazadores a su alrededor.

— Es sólo el niño. — Habló uno que sostenía una espada en su mano.

— ¿Cuánto nos pagarán por él? — preguntó otro de barba más abundante que el resto.

— Mucho, de eso no hay duda. — Habló el que lo tenía agarrado del brazo.

Narfi escuchaba sus palabras y hacía todo lo que se encontraba a su alcance para intentar huir.

— ¡Sueltenme! Mi padre los matará.— amenazó, aunque después de lo sucedido... Es probable que su amenaza tuviera poco valor.

— ¿Tu papi tiene que venir a salvar tu bastardo trasero?— Se burló el de la espada.

— Este mocoso jamás será un hombre, nadie digno de ser hijo de un dios.— se burló el de la barba.

— ¡Quiere llorar!— soltó el que los sostenía del brazo.— ¡Está llorando! ¡Es un bebé!

Pero Narfi no lloraba por él, lo hacía por la posibilidad de que jamás vuelva ver a su padre, no realmente, sólo una ilusión de él. ¿Su último recuerdo sobre su padre sería la ilusión desapareciendo? Una ilusión sería muy conveniente en ese instante, pero aún era muy pequeño para controlar la magia. Su situación era desesperada.

Long Live To Us | Thorki | AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora