Capítulo 22: “¡Es un repugnante mentiroso!”
Una bandada de pájaros volaba silenciosamente en lo alto del cielo. Zayn avanzó otro paso hacia mí. Respiraba con dificultad y tenía las mandíbulas apretadas.
—¿La empujó Eleanor? —repetí incrédula.
—Sí —dijo él—. Yo traje a Perrie aquí arriba, pero fue Eleanor quien la empujó.
—¡Mentiroso! —dijo alguien desde las rocas, dándonos un gran susto—. ¡Maldito mentiroso! —. Nos dimos la vuelta y vimos a Eleanor que salía corriendo de detrás de las rocas. Llevaba una camiseta azul y unos pantalones blancos de tenis. El pelo despeinado le caía por delante de la cara y tenía una expresión furiosa que asustaba.
—Eleanor, ¿todavía me persigues? —gritó Zayn con rabia—. Ya te dije que ahora me gusta más ____...
—¡Cierra el pico! —chilló ella, dándole un fuerte empujón. Zayn retrocedió unos pasos dando traspiés, hacia el borde del precipicio—. ¡Cállate! ¡Cállate! ¡Cállate! —. Intentó empujar a Zayn otra vez pero él la frenó con un golpe de hombro y la echó hacia atrás. Eleanor miró furiosamente a Zayn y soltó un grito desgarrador.
— He estado encubriendo a Eleanor durante todo este tiempo —dijo Zayn, volviéndose hacia mí.
—¡Calla! —gritó Eleanor. Luego se dirigió a mí—: No creas lo que dice. ¡Es un repugnante mentiroso!
—Ya estoy harto de mentir —dijo Zayn en un arrebato de cólera—. Se acabó. No pienso encubrirte más, Eleanor. No puedo seguir haciendo esto.
—¡Cállate! ¡Te lo advierto! —amenazó Eleanor.
—En enero quería romper con Perrie —explicó Zayn, vigilando a Eleanor de reojo—. Perrie y yo nunca nos habíamos llevado bien, siempre nos estábamos peleando. La traje aquí para decírselo... Eleanor y yo la trajimos aquí porque habíamos estado saliendo en secreto y se lo queríamos decir. Pero entonces...
—¡Basta ya! —volvió a amenazar Eleanor—. Cierra el pico de una vez. ¿Por qué le estás diciendo todo eso?
—Empecé a explicárselo a Perrie —continuó Zayn, ignorando a Eleanor y mirándome a los ojos—. Le empecé a contar lo nuestro, pero entonces llegó Louis en bici y yo me fui detrás de las rocas para hablar con él —dijo, señalando las rocas de granito—. Luego, mientras estaba charlando con Louis, Eleanor empujó a Perrie por la cascada.
Eleanor me agarró del brazo y me zarandeó con fuerza.
— No le escuches, ____. Todo eso es mentira.—Eleanor... ¡Suéltame! —supliqué, retorciéndome para liberarme de ella. Parecía que con lo enojada que estaba había sacado más fuerza de lo que su delicado cuerpo demostraba.
— ¡Es mentira! —repitió Eleanor, lanzando a Zayn una mirada acusadora—. Has estado mintiendo a todo el mundo desde enero, incluso a ti mismo.Pero Zayn siguió ignorándola y hablándome a mí.
—Después de que Eleanor matara a Perrie, me sentí asqueado. No podía soportar la mera presencia de Eleanor, pero continuó insistiendo para que saliéramos juntos. Me sentía muy culpable, tan culpable que no quería volver a hablar con Eleanor nunca más. Pero siguió acosándome, sin dejarme en paz.
—¡Mentiroso!
—¡Incluso hoy! —la acusó Zayn—. ¡Incluso hoy me has seguido! ¡Déjame en paz, Eleanor! ¡Déjame en paz!
—¡Mentiroso! —rugió Eleanor furiosa, y volvió a empujarle hacia el borde del precipicio—.
¡Tú mataste a Perrie! ¡Tú la empujaste, yo no lo hice! ¡Tú eres el culpable, admítelo!
Zayn, Perrie y yo estábamos aquí —dijo Eleanor dirigiéndose a mí—. Cuando habíamos empezado a hablar apareció Louis. Zayn fue hacia las rocas para hablar con él, y Perrie y yo nos quedamos al lado de la cascada. Luego oí que alguien me llamaba y dejé a Perrie para dirigirme hacia el bosque y buscar a Zayn. Cuando volví, Zayn se encontraba en el borde del precipicio mirando hacia abajo, y Perrie ya no estaba allí. Estaba muerta.
—¡Eso no es verdad! —protestó Zayn—. ¡Yo no la empujé, fuiste tú!
En una explosión de rabia, Zayn agarró a Eleanor brutalmente por la cintura y la tiró al suelo. Ella se puso a chillar con todas sus fuerzas y empezó a golpearle con los puños.
—¡Basta! —grité—. ¡Basta ya! —. Pero no me oían, y siguieron peleándose furiosamente en el suelo. — ¡Basta ya, por favor! —volví a gritar.
Se acercaban peligrosamente al borde del precipicio, dando revolcones y sin dejar de pelearse. Eleanor le tiraba de los pelos y le daba puñetazos en la cara. Luego le golpeó el pecho con la cabeza. Corrí hacia ellos, suplicándoles que pararan. Se encontraban ya a pocos metros del abismo.
—¡Ya basta, por favor! —Mi voz se perdía en el rugido de la cascada. Eleanor le arañó la cara. Él soltó un grito de dolor mientras empezaba a brotar sangre de las heridas.
—¡Basta, basta! —grité con voz estridente y desesperada. No hacía más que gritar ya que mi cuerpo no reaccionaba para ir a separarlos.
Zayn agarró a Eleanor por la cabeza y se la aplastó contra el suelo. Vi las manos de
Eleanor que se agitaban desesperadamente en el aire mientras intentaba liberarse de Zayn. Sólo estaban a unos centímetros del precipicio.
—¡Basta ya, por favor! ¡Cuidado!
Habían perdido el control y no me oían. En esos momentos daban rienda suelta a la rabia, la culpabilidad y las sospechas mutuas contenidas durante varios meses. Zayn y Eleanor se odiaban a causa del secreto que compartían, y ese odio estaba a punto de acabar con ambos.
—¡No! —grité cuando Eleanor consiguió soltarse de Zayn y, en cuclillas, lo empujó con las dos manos hacia la cascada.
Me lancé hacia ellos e intenté agarrar el brazo de Zayn, pero en ese momento él se giró bruscamente y sujetó a Eleanor por las rodillas. Ella gritó y consiguió zafarse. Entonces Eleanor, gruñendo de rabia, se abalanzó sobre Zayn, pero él fue más rápido y se volvió al suelo, rodando por debajo de ella.Eleanor cayó al vacío.