1- ESTEREOTIPOS A LO LARGO DE LA VIDA

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Cuando somos niños nos criamos creyendo en muchas cosas que se suponen estar bien, pero a lo largo de la vida nos damos cuenta que no son más que malos estereotipos que nos determinan lo que lo está bien ser o hacer, crecemos confiados en que el rosa es para las nenas y el azul para los nenes, que las muñecas, las casitas y las bebitos son para ellas, mientras que los autitos y las pelotas de fútbol son para ellos. Sin darnos cuenta tal vez, somos víctimas de los estereotipos sociales, que más allá de la antigüedad y de la mala forma de etiquetar, las personas hoy en día los siguen inculcando, como si se tratara de una regla que no hay que romper, de una ley que no hay que violar.

Mismo cuando somos adolescentes, los estereotipos persisten, conscientemente o no. La pubertad es una evolución natural del ser humano, una evolución tanto física como psicológica, algo obvio, que muchas veces es expuesto de manera positiva pero otras, es totalmente ocultado, como si algo estuviera incorrecto. Hablemos de que en la pubertad se experimentan diversos tipos de cambios, cambios que en las personas del sexo masculino, son visibles y "parcialmente" aceptados, y sí, "parcialmente", porque más allá que el considerado sexo superior es el masculino, a la corta o a la larga, hay pequeños detalles que no son del todo aceptadas, el vello facial por ejemplo, es un rasgo que si se posee demuestra atracción, madurez, hombría, pero que además en cierto punto si este rasgo no se ve, la persona tiende a ser criticada, como si de alguna manera estuviera mal. En cuanto a las personas del sexo femenino, la pubertad pega también con cambios hormonales, algunos visibles, otros no (o al menos no de la manera que se debería ver), me refiero al crecimiento de los senos y a la aparición de la menstruación; el primero es socialmente visto como atractivo, pero no de buena manera, sino de una forma en la cual se toma a la mujer como objeto sexual, expliquémonos, una chica con senos notables es considerada más hermosa porque básicamente cumple con uno de los tantos estándares de belleza de la mujer, de lo contrario, si a una chica no se le resaltan los senos (no decimos que hay chicas que no tienen senos porque si vamos al caso hombres y mujeres biológicamente hablando poseen senos, con la diferencia de que el de las mujeres tiene de cierta forma las glándulas mamarias más desarrolladas, que es lo que da la característica del tamaño), lo que la etiqueta hace ver es que no es bella ni atractiva; el segundo gran cambio en la pubertad femenina no se ve, sin embargo prácticamente todo el mundo lo conoce o ha oído hablar de ella, la menstruación, es tomada con tanto repudio que muchas veces las propias mujeres nos sentimos avergonzadas, nerviosas debido a que no queremos que por nada en el mundo se nos manche la ropa, porque hablando serio y claro, la menstruación es un tema tabú, y está tan mal vista, siendo que es algo natural, que hasta hoy en día se sigue creyendo en mitos que como es el caso de los países occidentales, las mujeres cuando están menstruando no pueden regar las plantas porque las matan o no pueden cocinar porque la comida no queda como debería.

Ni mujeres ni hombres deben sentirse apenados, mucho menos avergonzados, ya sea en la pubertad o en cualquier momento de la vida, porque así tengamos diez o setenta años, vamos a ser criticados, juzgados y etiquetados, así sea por las apariencias, por las elecciones, por las ideologías o por lo que nos gusta y lo que no. Y ser juzgados es bueno y malo a la vez, nos ayuda a comprender que pueden haber cosas en las que realmente estamos mal y debemos cambiar para hacer un bien, pero lastimosamente lo que pasa la mayoría de las veces es que unos juzgan a otros de una manera horrible, haciendo que su autoestima sea como una montaña rusa, subiendo y bajando constantemente y nunca pudiendo encontrar el equilibrio, y puede ser tan fuerte y morboso que la víctima se llega a sentir avergonzada y triste, pero tan triste que se puede terminar suicidando, y suena muy frío pero es la cruda realidad. Destaquemos además que juzgar tiene, como todo, un límite, no es lo mismo dirigirse a una persona homosexual expresando que no compartís sus elecciones pero sí las respetas, a decírselo con violencia verbal, atacando con insultos, prejuicios y comentarios fuera de lugar, como decir que está enfermo o mismo que da asco, o muchísimo peor, con violencia física, con tortura, maltrato, e incluso con la muerte.

Adolf Hitler, un pésimo pero claro ejemplo para esto. Dictador nazi que emprendió y llevó a cabo la segunda guerra mundial "liderando" (va entre comillas porque lo de líder le queda muy grande, pero con cariño, Mein Führer) a gran parte de Alemania. Básicamente este tipo se creía que la raza superior era aria, o sea los alemanes, y entonces quería destruir a todo aquel que fuera o pensara diferente, comenzando con la pequeña pero a la vez masiva población judía, a los negros, los homosexuales, los transexuales y todos los integrantes de la comunidad LGBT y derivados, y a todo aquel que estuviera en su contra. Los persiguió, los hizo ver como mataban a sus seres queridos, los dejó sin agua, sin comida, los engañó prometiéndoles un futuro digno, los torturó física y psicológicamente, los nazis abusaron de mujeres, de niñas y niños, hicieron con las personas experimentos, los metían en cámaras de gas, los esclavizaron, hicieron que entre ellos enterraran los cuerpos de los demás inocentes, y tantas cosas más. Todo esto por el mero capricho de querer que predomine un estereotipo de ser humano considerándosele totalmente superior, desafiando cualquier tipo de ley natural y aboliendo absolutamente los Derechos Humanos. Pero además, algo patéticamente irónico: quiere que predomine un tipo de ser humano que no es el suyo, es decir, Hitler era polaco, descendiente de judíos, de baja estatura, de pelo morocho y ojos oscuros, totalmente lo opuesto a los alemanes, altos, rubios y de ojos claros; la cuestión es ¿será que los opresores oprimen porque alguna vez se sintieron oprimidos? ¿será que en los otros ven lo que está oculto en su interior y no aceptan que sean su reflejo? Quizá todos tengamos un Hitler dentro, o seamos víctimas de uno. Cosas como él son quienes han violado los Derechos Humanos, como cuando los egipcios trataban a su antojo a los hebreos, como cuando los nobles y el clero exprimían a los campesinos, como cuando Europa se apoderó de las tierras y de los habitantes de África y América, como cuando los blancos se adueñaron y esclavizaron a los negros, como cuando el patriarcado se ha adueñado de todas.

Pero bien, volviendo al tema, los estereotipos; existe además el tipo de caracterización que vemos cotidianamente, en el estudio, en el trabajo, en la calle, en cualquier lugar, que puede venir por parte de cualquier persona, de cualquier edad. Estos podrán ser muy acertados, pero es una percepción de las personas donde se clasifican a otras porque parecen ser "tal cosa", por ejemplo, la mayoría de las veces mujeres que se visten con ropa que no es "ropa de mujer" o les gustan "cosas de hombres" (como el fútbol) son consideradas que les gustan las mujeres; el punto es, quizás un gran porcentaje de las mujeres a las cuales les gustan las personas de su mismo sexo se vistan y/o piensen de una manera no tan "femenina" como se supone que deberían serlo y hacerlo todas las mujeres, pero ¿cuál sería la necesidad de clasificar ser algo solo por parecerlo, más allá de que realmente se sea? Porque, continuando con el ejemplo, las cosas están tan clasificadas al género que hay "para hombres" y "para mujeres", y esto va para todo: los colores, la ropa, los gustos, las labores, etc., etc., etc., y si tanto un hombre como una mujer tiende a gustarle o hacer uso de algo que no está hecho para este o esta, va a ser socialmente juzgada/o. 

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