Todo en una fiesta [L.P]

¿No quiere que sepan que estoy junto a él?

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Desperté ya que alguien acariciaba mi mejilla, su mano era cálida y muy suave, mi boca se amplió al sentir aquel tacto. Abrí los ojos lentamente y me encontré con la persona más linda que habitaba esta tierra.

—Buenos días — saludó  —Mejor dicho, buenas tardes, dormilona — besó la punta de mi nariz.

—¿Por qué dices buenas tardes? — abrí los ojos por completo —¿Qué hora es?

—*Miró su reloj* —Es pasado del medio día — hizo una mueca.

—¡Oh Dios! Es muy tarde, tengo ensayo a las dos — hice que Liam se levantara de la cama para hacerlo yo, me puse mis pantuflas y fui corriendo a la sala. Al llegar, vi a todos los chicos con sus pijamas mientras veían la televisión —¿Qué hacen todos aquí? Supone que deberían estar en la academia — elevé una ceja.

—Barbie, son apenas las nueve de la mañana — Ed me miró como si fuera algo obvio.

En ese momento me di cuenta que Liam me había jugado una broma. No dije nada más y volví a mi habitación encontrándome a Liam riendo a carcajadas.

—No me parece gracioso — hice puchero. Él se levantó de la cama quedando frente a mí.

—Buenos días, amor — me besó suavemente, yo me cubrí el rostro con ambas manos —¿Qué pasa? — intentaba quitarme las manos de mi rostro pero yo no quería —Barbie, mírame — yo me negué —¿Por qué no quieres? 

—Porque vengo recién despertando y todas las mañanas amanezco horrible — cubrí todo mi rostro con las manos pero solo dejé un espacio para poder hablar.

—¡Haha! — al escuchar su risa me dio aún más pena —Amor, no digas eso.

—Es la verdad, despierto despeinada y fea — hice puchero aún con las manos en mi rostro.

—Hey, mírame — tomó mis manos e hizo que las quitara con suavidad —Tú con maquillaje, sin maquillaje, peinada, despeinada, arreglada, desarreglada, en pijama, con tu uniforme de la escuela o con ropa normal. A pesar de todo eso, tú para mí eres hermosa — finalizó con una sonrisa.

—¿Sabías que te quiero? — sonreí mordiendo mi labio.

—No, no lo sabía — se hizo el desentendido.

—Pues ahora lo sabes — él con sus manos acercó mi rostro al suyo.

—¿Si? — preguntó y yo asentí —Entonces demuéstralo — sonrió amplia mente. Yo corté la distancia que había en un lento y suave beso —Me conformo con eso — me abrazó.

—Quiero acostarme, hace frío — me acerqué a la cama, me quité las pantuflas y volví a la cama.

—Amor, yo vine para que fuéramos a desayunar — se sentó a mi lado.

—Hmm...es una oferta tentadora, pero ¿qué te parece si te acomodas aquí a mi lado, nos quedamos acostados un rato, después me cambio y vamos a desayunar? — sugerí —Tenemos toda la mañana — moví mis cejas de arriba hacia abajo para convencerlo.

—*Soltó un suspiro* —Ok, está bien — lo cubrí con las cobijas y él me abrazó por la cintura y yo también, me acomodé en su pecho y podía oír los latidos de su corazón —¿Qué es lo que haces? — me miró.

—Escucho los latidos de tu corazón — le sonreí.

—Cuando dices cosas como esas, me dan ganas de besarte y no para — bajó la cabeza para mirarme.

—¿Si? Que bueno por ti — hice como si el tema no me importara. Él frunció el ceño —Era una broma, amor — estiré mi cuello lo mejor posible para besarlo pero él se alejó —No pienso darte ningún otro beso — fruncí el ceño como niña pequeña y me cubrí el rostro.