Capítulo 1

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Me declaro culpable,

de no decirte por temor lo que esperabas, de traicionar tu gran amor por mi silencio

Aunque mil veces lo grité con la mirada, me declaro culpable de amarte tanto para siempre

y sin medida, de cobijarte cada noche entre mis sueños y de querer seguirte amando en otra vida.

Declararse culpable, pueden tomarlo como un gesto de gran valentía, para otros, ese gesto no tiene perdón. Como puede el amor y la amabilidad convertirse en traición y odio, pues esta es una historia con un comienzo normal...

Erase una vez en Francia, un reino prospero que era regocijado por la gente mas amable y hermosa, ya sean hombres mujeres, humildes o millonarios nada parecía faltar, pero la economía era todo un caso.

El rey Florián era un hombre de buena reputación social, envidiado por los de su propia clase, y admirado y temido por la plebe, su reina, Thalía, era mujer de una belleza tan grande como su corazón, pero él, a pesar de tener todo lo que un hombre pudiese desear, amor familia y respeto no fue suficiente para el rey. Cada noche que iba de cacería con sus amigos, era un pretexto para engañar a su fiel esposa con una mujer concubina, siempre era una mujer distinta cada noche, la reina totalmente triste, sabía la infidelidad constante de éste, pero se negó a rebelarse contra su marido. Mientras tanto, el hijo que ella estaba esperando había nacido esa misma noche, las sirvientas la ayudaron con el parto hasta que llegó el rey entrando por la puerta de la habitación a toda prisa. Una de las jóvenes cargaba al niño en brazos mientras la reina, muy débil, descansaba.

El rey cargo a su hijo, su heredero —León— dijo mientras el niño no paraba de llorar.

—Dame a mi bebe— Thalía rogó sin fuerzas estirando los brazos, el rey le entregó el bebé suavemente en sus brazos.

—¡Que hermoso es!— Con lágrimas en los ojos, Thalía sonrió.

Los años siguientes fueron muy dificiles para la familia real, la crisis del dinero venía como una gran ola, el pequeño príncipe León llegó a ser tan lindo e inocente a sus siete años, pero por desgracia la pobre reina se encontraba fuera de si y muy enferma, tratando de ocultarlo lo más posible, Thalía se dedicó a ser buena madre desde el momento en el que su hijo abrió los ojos, algo que ella adoraba era escucharlo cantar cada vez que tenían tiempo a solas.

-¡Vamos mi príncipe! Que no te de pena- La reina estaba sentada en un sillón mientras el niño tocaba con timidez el piano.
Sus ojos grises miraban con atención cada tecla del viejo piano mientras cantaba;

Alas blancas que brillan con el sol
Ángel divino
Tu sonrisa es mi felicidad
Pues solo no estoy
Aleluya, yo cantó mi canción...

De pronto, se escuchó un fuerte y estruendoso portazo, era el rey, tenía una expresión seca y sería tanto en sus ojos como en su rostro.

-¿Que se supone que haces, esposa?- Dijo mirando aquella escena.

-Nada, querido- se levantó despacio del sillón y camino hacia el.

-Solo quería escucharlo cantar, sabes como me gusta, nuestro hijo tiene la voz de un ángel ¿porque entraste así?— Dijo con voz dulce y sensible.

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⏰ Last updated: Dec 31, 2018 ⏰

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La Bella y La BestiaWhere stories live. Discover now