Oh Sweet Hell

Dulce infancia (6 años)

Soñé con colores vivos, pero al despertar tenía las manos negras.
-¡Mamá!
-¿Qué quieres?
-¿Hoy podemos jugar?
-Mmm... No lo creo, voy a salir con alguien.
-¿Con quién? ¿Puedo ir?
-No, pero no le digas a papá que salí.
-Está bien.
-Te dejo la comida en el refri, cuando tengas hambre calientalo en el microondas.
-Está bien...
-¡No salgas y no hables con extraños!.- Dijo encendiendo el carro.
*Suena teléfono*
-¿Hola?
-Emm... ¿Alex? ¿Y tu mamá?- Me preguntó papá.
-Está durmiendo.
-Ahg, no importa, cuando despierte dile que no llegaré dormir.
-Está bien... ¡Hasta luego!- Colgué el teléfono sin darme cuenta de que este tenía gotas de agua, las gotas no paraban...- ¡Para ti e incluso para ti, francamente, no soy necesaria en este mundo! ¿cierto?- rompí en llanto. -Estoy cansada de todo esto- Dije en susurros- Iré al parque.
Soy una niña mala, una hija indeseada, repetí esas palabras en mi mente durante todo el camino hasta que llegué al parque, no había ni un solo niño, así que decidí ir a sentarme en una banca, no se de donde pero salió pero un niño empezó a hablar conmigo, fue divertido tanto que olvidé preguntarle su nombre, al final decidí irme ya que estaba empezando a oscurecer. Al llegar a casa noté que nadie estaba en casa, así que le llamé a mi mamá para decirle que papá no iba a llegar para dormir.
-¿Hola?
-Mamá, papá no llega a dormir, cuándo vas a llegar?
-¿Quién es?- se oyó una voz masculina en el fondo.
-Nadie, ya voy a la casa, no salgas de tu habitación.
-Entendido.
Estuve en mi habitación todo el tiempo, las voces de la habitación de mis padres sonaban tan felices cuando cantaban. Sin darme cuenta me quedé profundamente dormida. Sin embargo unas voces enojadas me despertaron.
-¡Effy! ¡¿Qué es todo esto?!- Dijo papá molesto
-¡¿Acaso no es evidente?!- Dijo mamá molesta
-¡Maldita zorra!-Maldijo Papá
-¡¿Crees que no me doy cuenta!?
-¡¿A qué te refieres?!
-¡Tu otra familia, estúpido! Hace mucho que no pasas tiempo conmigo, te extrañaba pero me di cuenta que...
-Emm... Creo que yo me voy- Dijo la voz del teléfono.
-Sinceramente ya no quiero continuar con este matrimonio- se notaba la sinceridad en la voz de papá.
-Yo igual pienso lo mismo, pero ¿Qué va a pasar con Alex?
-Creo que va a tener que vivir contigo, yo ya tengo otra hija.
-Está bien pero sigue siendo tu hija así que me tienes que dar dinero.- Los gritos dejaron de sonar ahora solo quedan murmullos.
-¿Mamá?¿Papá?- Salí del cuarto para ver que pasó.
-Alex... A partir de hoy sólo vivirás con mamá ¿si?- dijo papá con una sonrisa falsa.
-¿Qué pasará contigo? No quiero dejar de ser tu hija, papá.
-No, me verás de vez en cuando, pero nunca dejaré de ser tu papá.
-Claro...
Al pasar unos días, decidí volver al parque donde había conocido a ese niño, pero no lo encontré. Al final me quedé sentada en un columpio jugando con mi muñeca favorita, pero vi algo que me resultó familiar, me acerqué más y más para al final darme cuenta que ese "algo" era papá acompañado de una niña pequeña y dulce, se veía que la estaban pasando muy bien, yo sin embargo después de ese momento dudé de mi existencia.