Capítulo vigesimosegundo.

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Capítulo vigesimosegundo.

La anciana, Lily y yo nos arrastramos tras el auto, para protegernos de las balas. ¿Quién nos estaba disparando? Sea quien fuese, no conseguiría su propósito, en primera porque en algún momento se le tendrían que acabar las balas y en segunda porque el ruido llamaría sin dudarlo a los guardias de Rheinfelden.

- Vaya que ustedes tienen amigos.- comentó la anciana.- Son muy populares, ¿eh?

- Guarde el sarcasmo para cuando quedemos con vida.- gruñí.- Ahora no me sirve de mucho.

- Y enojón, además.- insistió ella.

- ¿Por qué todas las mujeres sobrevivientes creen que es divertido el tratarme así?.- protesté.

- Quizás porque eres demasiado terco y te las das de superhéroe.- respondió la anciana.

Bien, ya era momento de actuar. Saqué una de las armas de Katya y me asomé para tratar de mirar al francotirador, cosa que pude hacer gracias a la mira telescópica del arma que me vendió ella. Apenas alcanzaba a ver al sujeto, era un hombre alto y de cabello largo y desgraciadamente yo alcancé a reconocerlo... Suspiré, no quería pero tenía qué... Y era momento de probar mi puntería, así que apunté y disparé y tuve un tiro de suerte: el francotirador cayó al suelo.

- Vaya que eres bueno.- comentó Lily.- Me sorprendes en verdad.

- Tengo muchas habilidades que aún no conoces.- dije.

- Ya lo creo.- musitó la anciana.

- Vamos, luego se burla, no tenemos mucho tiempo.- les dije a las dos.- No creo haberlo matado, mi puntería no es tan buena.

- Además, a esta distancia de verdad que es un milagro que le hayas atinado.- comentó la anciana.

- Quizás el sujeto se tropezó.- murmuró Lily.

- Muy graciosa.- gruñí.

Nos subimos como pudimos al automóvil y salimos a toda velocidad de ahí. La anciana me señaló un camino y por ahí me metí, confiando en no ir directo a una trampa. De hecho, ahora que lo pensaba resultaba sospechoso el hecho de que ella nos hubiese detenido justo en el momento en que el francotirador comenzó a atacarnos. Quizás ella era su cómplice y nosotros habíamos caído...

- Tranquilícense.- nos pidió la anciana, quien al parecer notó lo inquietos que estábamos.- De verdad que estoy de su lado.

- Creí que con lo del paraguas estaba resuelto todo.- comenté.

- ¿Te falla mucho la cortesía, verdad?.- cuestionó la mujer.

- Perdónelo, es hombre.- pidió Lily, con una gran sonrisa.

- Como sea.- la señora también sonrió.- Deben estarse preguntando como es que quiero ayudarlos, o más aun, como es que sé que necesitan ayuda.

- Me quitó las palabras de la boca.- bufé.

- Soy adivina.- explicó la señora.- Un don que ha heredado mi familia por años. Hace poco vi en las hojas del té que ustedes vendrían en busca de ayuda y que sería mi deber ayudarlos. Las barajas me dijeron también que ustedes dos van a cambiar el mundo, así que por ese simple hecho vale la pena ayudarlos, cualquier cosa debe ser mejor que esta porquería.

- ¿Espera que le creamos eso?.- preguntó Lily, escéptica.- No se ofenda, señora, pero ni antes del Día Omega creía en las predicciones, mucho menos ahora.

Esperanza en el Mañana [Captain Tsubasa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora