Estaba en el consultorio para que le aplicaran la vacuna a Pedrito, esa que le aplican a todos los recién nacidos, que curiosamente solo es aquí en mi país porque a los del país de Donald no se lo aplican, tampoco en Brasil, es raro. Pedrito estaba en la camilla, él aplaudía y reía. Llega el doctor, hace el chequeo, lo apunta y por último saca la jeringa.
El doctor toma el bracito de Pedrito, pasa el algodón y se prepara. Pedrito quiere agarrar la jeringa, pero el doctor logra alejarla de él. Me pide que distraiga a Pedrito, no me prestaba atención por lo que tuve que tomar su otra mano. Finalmente le pone la inyección y Pedrito suelta en llanto. Yo cargo en brazos a Pedrito para calmarlo, el doctor le da una paleta de cereza como premio por su comportamiento.
Al llegar a casa, Pedrito se pone a jugar con su osito igualito a José. Yo estaba con Cacachito en el balcón. Cacachito fumaba mientras yo hablaba con José por el celular para contarle sobre la visita.
-me hubiera gustado haber estado ahí- expresó José.
-lo sé, pero al menos ya esta vacunado- le dije con mi cabeza apoyada sobre una mano.
- ¿Qué guantes usara el niño? – preguntó Cacachito.
- ¿guantes? – preguntamos al mismo tiempo José y yo.
-sí, guantes como los demás- respondió Cacachito.
-no habíamos pensado en eso- le dijo José.
- deben de pensarlo, todos tienen guantes- afirmó Cacachito.
-pero tú no tienes- señaló José.
-si tengo- dijo Cacachito.
Cacachito apaga su cigarrillo, se levanta la manga para mostrar su guante largo. Puede que Cacachito sea blanco y sus guantes se pierdan debido a su color, pero al menos él usa. Los míos son largos que hasta me llegan al codo y son más o menos de un color beige. Aunque, a decir verdad, casi todos los de México usamos guantes largos.
-no creo que sea obligatorio- dijo José- eso fue hace mucho, hoy en día ya no se usa.
-pero tú y Panchito aún usan- nos señaló Cacachito tomando mi mano como ejemplo.
-en eso tienes razón, pero al menos a mí me lo dieron cuando entré a la pubertad- le expliqué.
-además, eran tiempos de guerra en aquel entonces- señaló José- hoy en día ya casi nadie los usa.
-y menos con este calor- le señalé.
- ¿pero porque los usas? – me preguntó.
-para que cuando toqué la guitarra mis dedos no se lastimen- le dije mientras simulaba tocar una guitarra.
-creo que te ablando ese perico- señaló Cacachito a José.
- ¿disculpa? – le preguntó José con el ceño fruncido.
-ay no, se me esta acabando la pila, más tarde te hablo- le cuelgo- ¿acaso estás loco, Cacachito?
- no es mi culpa que él sea blando- me dijo de brazos cruzados- como sea, me voy, tú decides eso.
Él se retira, Pedrito camina hacia mí. Me siento en el sofá, agarro a Pedrito para ponerlo sobre mis piernas. Pedrito alza las manos, yo se las acarició para luego ponerme a pensar en lo que dijo Cacachito.
Yo tengo guantes largos mientras que José los tiene cortos. Los guantes de José pueden variar, él a veces usa blancos y otras veces amarillos. Pero cuando él esta en Brasil, no usa guantes. En las videollamadas que hemos tenido, pude ver que él no llevaba guantes. Tal vez en su país ya no esta de moda llevar guantes.
-mamá...
- ¿Qué sucede con mami? – le pregunté.
José es su mamá, pero como tiene al osito igualito a él, suele decirle también mamá. Veo que Pedrito señala el osito que esta en el suelo. Yo se lo acerco y él lo abraza. Puede que en aquellos tiempos fuese obligatorio usar guantes. Yo no tuve oportunidad de elegir, tuve que usarlos a fuerzas. Los tiempos cambian, no le haré lo mismo a Pedrito. Todo dependerá de él cuando crezca.
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Cuidando a un bebé
FanfictionJosé regresa a Brasil. Panchito debe cuidar del hijo de ambos. Historia contada desde el punto de vista de Panchito.