El clima era lluvioso en ese lugar, donde estaba postrado un ser de un aura tan oscura como la noche, sobre el pilar de un castillo antiguo. Al caer las gotas de lluvia sobre el blanquecino rostro de un Dios que se hacía llamar La Muerte. Al abrirlos ya no son las dos hermosas joyas ámbar, si no se han hecho de un color profundo, tinto como la sangre misma.Llegando recuerdos en su mente, donde aquel entonces, lloraba en este tipo de climas, casi desmoronandose poco a poco. Combinando la fría agua con sus calidas lagrimas.
Moviendo sus pies de un lado a otro con diversión, una sonrisa sarcástica dibujandose en sus labios, como si algo lo emocionara. Ahora es tan distinto, es como si ya no fuera el de antes. Su mirada estaba llena de odio, simplemente veía a los humanos como si fueran pequeños títeres de madera que serían consumidos con las termitas del dolor lentamente.
-Vaya, la época de este año es bastante encantadora -limpiando un poco el agua de su rostro- es donde siempre ocurren accidentes bastante satisfactorios.
Poniendose de pie sobre el pilar de tallado perfecto, siente la presencia del alma de una persona. Dejándose caer de espaldas desde lo alto, como un ave extiende sus brazos, para así llenar su cuerpo de negro como una sombra, deslizándose rápidamente hasta el lugar predestinado. Sólo se miran sus profundos ojos tintos, una risa llena las oscuras calles del pueblo.
Al llegar observa una persona completamente calcinada. Alparecer le había caído un rayo, con la potencia que tenía por obvias razones dejaría de existir.
- Este sujeto quedó en cenizas, siento que si llego a tocarlo se haría polvo -agachandose para mirarlo mejor- parece un pequeño carbón -ladeando su cabeza, dando una ligera risa- Bueno no fue muy brillante, ya que todos saben que no deben colocarse debajo de un árbol -alzando los hombros junto con sus brazos, dando una manía despreocupada- pues ni modo.
Poniendose de pie para arrebatar el alma del susodicho, pero al presionarla lentamente se sentía esa calidez, ese sentir que había olvidado hace tiempo atrás.
-Me dan asco -susurrandose así mismo-.
Al hacerlo la tan mencionada polilla de la Muerte, su color ya no era tan peculiar, ese blanquecino puro lleno de luz. Si no eran negras, sus alas parecían como un par de obsidianas brillando al reflejo de un espejo, el símbolo del Dios cambió a un color claro. Simplemente hermosas.
-Ahora vuela a Nim pequeña cosa repugnante -dejando que se fuera lentamente- definitivamente me desagradan bastante -sacando un pequeño pañuelo para limpiar sus manos oscuras- ahora seguir con la búsqueda.
Utilizando fragmentación para dirigirse mucho más rápido a otros sitios. Llega a un sitio donde al aparecer se encontraba toda la gente, bueno se escuchaba sus gritos desde lo lejos, pero era algo que no le llamaba la atención, así que decidió ignorarlo. Bajando entre un oscuro bosque, los árboles eran frondosos y espesos. La lluvia ya se había detenido un poco. Sus ropas estaban empapadas, el cabello estaba un poco desalineado, pero no le importaba en lo más mínimo.
Al caminar entre el lodoso sendero, brinca con sus botas altas algunas rocas. El Dios de ojos vino detestaria llenarse de él. Le parecía bastante divertido disfrutar esos pequeños momentos. Pero entre esos escandalosos bufidos de esas personas, algo a lo lejos lo llamaba, quizás un alma que alparecer estaba apunto de perecer. Llamando su atención, trata de pararse en una de las rocas, volteando hacia aquella dirección. Poniendo sus manos detrás de su espalda, curioso quiere saber que es lo que están preparando. Al notar ese tan emblemático palo y algunos leños rodeando a la persona, ella estaba atada con sogas gruesas que lastimaban ligeramente su piel, ocasionandole algunas ampollas en muñecas y tobillos, como también parte de su cuello. Mostrándose el forcejeo que trataba de realizar, ya que se dañaba mucho más. Escuchando sus gritos de desesperación.
- Interesante, nunca e presenciado una quema de brujas, siempre quice hacerlo -sonriendo con entusiasmo, mostrando su rostro de satisfacción- pero antes me gustaría realizar algo, que tal si hacemos que duden de sus propias desiciones? - contestandose a si mismo- si, seria excelente.
Tornándose su cuerpo como un enorme monje oscuro, con una capucha encima, mostrándose ante los humanos como todo el tiempo lo imaginaban y creían que era. Sus ojos tintos eran reflejados entre su negro rostro.
Deslizándose por los gruesos troncos de los árboles, ocasionando un ligero ruido entre el pasto. Pasando por los caminos rocosos y acercándose a la multitud enardecida, sus protestas era música para sus oídos, adoraba como se destruían entre ellos.
Al pararse aún lado del hombre que al parecer era su líder, estaba bastante decidido de quemarla. Con una sonrisa perversa, acerca su boca hacia el, diciéndole algunas palabras claras, pero un poco distorsionadas, parecido a un lamento.
-Seguro que es culpable? -con un tono delicado, llegando un susurro- De verdad quieres hacerlo?, que tal si le demuestras al mundo que es inocente o no? - tocando sus hombros con sus alargados dedos-.
Al sentir esas manos frías en su cuerpo, la sensación de un escalofrio recorre en el, sabía que alguien fuera de esta dimensión y sobre todo bastante denso estaba tocándole. Su corazón se aceleraba por minuto, la presencia era fuerte e imponente. Sabía que la Muerte estaba hablándole, esa delicada y calmada vos le pertenecía.
-Vamos hazlo, se que quieres -apretando con algo de fuerza-.
Ponía nervioso el frío de su aliento, hipnotizado por sus palabras. Llegaba a sentir duda de si mismo, pero con un tono autoritario, da un grito desesperado el sujeto de la antorcha.
-Yo se que es culpable! - volteando ante la multitud- no tengo que darte ninguna explicación, se que eres tu... Perverso ser de la oscuridad, así que deja que haga mi trabajo maldito bartardo -con un ligero sudor en su frente-.
Al notar que las personas lo miraban fijamente por las acciones que estaba teniendo y no veían a nadie, comienza a hecharle la culpa a la posible inocente mujer. Que con su magia negra había invocado al monstruo del otro lado, al ángel negro, llamado Muerte.
Los gritos de la multitud estaba eufórica, con deseo de derramar sangre. Mientras tanto el Dios de alta estatura contemplaba sentado sobre el techo de alguna casa cercana. Concentrado en sus acciones, disfrutaba hasta donde ellos podían llegar por sus creencias.
Con sus ojos profundos miraba como esa mujer estaria envuelta en llamas, ansioso de saber como conseguiría ese dolor profundo.
Continuará...
Hola mis queridos mortales, pues... Después de mucho aquí estoy de regreso.
La verdad estoy apunto de escribir algo que es muy diferente a lo demás, donde plasmare a un Muerte que al ser llenado por su rencor y odio hacia los humanos, sería considerado un monstruo temible. Así que ya no existirá ese Dios al que estan acostumbrados a leer o ver.
Espero lo disfruten y sobre todo dejen sus comentarios que me encanta leer.
Sobre el video es para todo el capitulo, deben repetirlo algunas veces, ya que esta algo corto.
Que tengan un lindo día, les manda saludos su escritor Kohaku :D.
Matta ne humanos.
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Corazón manchado de Tinta (Death).
FanfictionAl pasar los años el Dios de la Muerte fue considerado un ser bondadoso, lleno de perdón. Hasta que un momento de su existencia despues de tanto dolor y prejuicios, alcanzó su límite. El se convirtió en alguien oscuro y frío. Llegando a realizar cos...