Mi hermano y yo mirábamos por las ventadas de nuestros lados, observando lo que tiene este pequeño pueblo, sus árboles son tan grandes y anchos, pude ver encima que habían pequeñas ardillas, de seguro hay es su casa. – ¡Dios son tan hermosos! – Que cosa? dijo mamá. – unas ardillas que corren encima de los árboles, respondí.
- Recuerdo este camino, cuando solía salir del trabajo de la cosecha con mi tío, dijo papá.
Por medio de su voz lo notaba muy feliz, podía verlo en su cara con el espejo de frente.
- Oye! Crees que ese viejo sea de este pueblo?, dijo Adam susurrando.
- También pensé en eso! le respondí con mirada de miedo.
Llegamos al pueblo, avían muy pocas casas mínimo 8 sin contar la pequeña escuela y la iglesia. La camioneta se detuvo en frente de la casa del tío de papá, si, la misma casa que vinimos hace 11 años, no ha cambiado absolutamente nada, la misma teja, el mismo árbol, todo está igual, bueno espeto sus animales.
Mi papá fue el primero en salir, alguien se asomó a la puerta de la casa un señor casi calvo con un bastón sosteniéndolo con la mano, su ropa toda muy sencilla saludando a mi papá, es el tío, está más viejo de lo que recuerdo, pensé.
- Ok niños vamos a saludar a la familia de su padre, dijo mamá con voz de cansancio.
- Ven, vamos a saludar, dijo mi hermano a nuestro Capullo abriendo la puerta.
Salí a saludar a los tíos de papá como todos, cada paso que daba hacia la entrada de principal observando este lugar me trajo muchos recuerdos, recuerdos que incluso olvide llegaron rápidamente a mi memoria con tan solo observar cada cosa.
- Hola tío, salude con una sonrisa de cristal. – hola Diana, cuanto tiempo de que no te he visto estos últimos.., no recordaba el tiempo que vinimos por última vez, que por cierto fue la primera. – los últimos 11 años tío, dijo Adam con una mano estirada.
- Adam realmente eres tú? Demostró impresión al ver a mi hermano – eh si tío, soy yo, responde mostrando una media sonrisa.
- Pasen, sean bienvenidos. – gracias dije poniendo un pie detrás de la puerta.
Han pasado 11 largos años que no he entrado a esta pequeña casa, vi como mi mamá saludaba a la esposa del tío, sigue estando hermosa como la vez que vino el año pasado por navidad a nuestra casa.
Pero no estaban solo reconocí a dos chicos que estaban parados en la cocina.
- Mira, son los nietos del tío – dijo Adam en susurros.
- Si ya los vi! – dije en el mismo tono.
Entre la relación con nosotros seriamos primos de segunda generación o primos políticos como sea, ambos tiene nuestra edad, eso sí lo recuerdo.
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ALMAS VENDIDAS
De TodoUn viaje en familia, donde regresan a un pequeño pueblo que hace años visitaron una sola vez, pero el tiempo pasó y todo ha cambiado desde entonces. Donde cuatro adolescentes se enfrentaran con extrañas presencias y terroríficas. El misterio les l...