Capitulo XI Monstruos

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Los monstruos son reales, los fantasmas también son reales. Ellos viven dentro de nosotros y algunas veces ganan.

Stephen King 



Los días habían transcurrido y con ello la plática entre Kara y Lena, una extraña complicidad comenzaba a formarse y aunque no tenían idea de cómo era su compañera del otra lado, no era algo que les quitara el sueño, solamente eran palabras al aire que disfrutaban de cierta manera. Por un lado Kara se había inscrito en un deporte, a pesar de que sus padres adoptivos le remarcaron que no lo hiciera por su condición, ella los ignoró, al menos eso les hizo saber. La banda no era exactamente un deporte, pero al menos podía despejarse y aprender algo nuevo. La tuba no era exactamente lo que pensó cuando decidió formar parte del equipo, si no fuera por sus poderes, el sostener ese instrumento hubiera sido complicado.

Por otro lado Lena había tenido días más tranquilos desde el percance con Erika, su profesora había marcado su distancia y aquello hacía que la joven Luttor pudiera descasar. Sin embargo, sus padres irían a visitarla en los próximos días y eso de cierta manera la tensaba. Sabía a qué irían y no era exactamente una visita amorosa, negocios, eso debía ser.

-¿Qué cuenta NY?

-Días tranquilos con aroma a caramelo, el sonido de una primavera acogedora, el típico bullicio del tráfico y los mejores hotdog del mundo.

-No puedo imaginarme un día con aroma a caramelo.

-Es fácil, sólo tienes que cerrar los ojos e inhalar profundamente e imaginar lo que más te gusta.

-Ahora todo tiene sentido. Espero que tengas un buen día. Deséame suerte entro a un examen.

-No creo en la suerte, así que éxito Terrícola

Terminó de leer el mensaje y sin querer suspiró, echó el móvil en su mochila y fue con rumbo a su clase. Al parecer el examen no había sido tan complicado como pensó la joven Kriptoniana. De cierta manera sentía un alivio y quería decirle a su nueva amiga virtual que su examen había sido un éxito. Comenzó a escribir en su móvil y para su mala suerte terminó en el piso, había chocado contra una persona y a pesar de tener súper fuerza, está tan inmersa en lo que hacía que sus poderes le fallaron.

-Fíjate por donde caminas fenómeno

Aquella voz tan chillona que había evitado por días ahora estaba delante de ella, la suerte de Kara no resultaba siempre la mejor y constantemente se preguntaba el porqué.

-Lo siento, no me di cuenta.

-Cómo podrías hacerlo con tremendas gafas de abuelita, no te han dicho que está prohibido caminar en los pasillos con tu teléfono. Creo que sería necesario entregárselo a la prefecta, veamos que dice cuando se lo dé.

Marie le arrebató el móvil a Kara y antes de que la Kriptionana pudiera objetar, Marie miró la pantalla y pudo leer los mensajes.

-Fenómeno me sorprendes, ¿Quién es Lena? No me digas que te gustan las mujeres, que guardadito te lo tenías, ¿Acaso es tu novia?

-Por favor devuélvemelo Marie. La voz de Kara se escuchaba tranquila pero directa, de una manera que Marie no había oído antes.

-Claro fenómeno, aquí lo tienes.

Con una sonrisa Marie le entregó el móvil, para su sorpresa Kara no imaginó que pudiera ganar aquella batalla. Se sentía confiada y fuerte, se levantó y fue con rumbo a su siguiente clase.

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De igual manera la amiga de Marie quedó asombrada por la reacción de ésta y le preguntó. – ¿Porque se lo entregaste así de fácil?

-Tranquila Tanya, nuestra pequeña fenómeno no se imagina lo que le tengo preparado. Y una enorme sonrisa se le figuró. –Mejor vamos a echar humo antes de que empiece la siguiente clase.

Kara llegó a su clase y el profesor aún no había llegado, recordó lo que estaba haciendo antes del incidente y comenzó a teclear de nuevo.

-Creo que me fue bien Lena, espero poder hablar contigo el día de hoy te extrañ... - Y antes de terminar de escribir la oración se detuvo. ¿Qué estoy haciendo? ¿Por qué estoy pensando eso? ¿Por qué le diría eso? Y en lugar de enviar el mensaje, simplemente lo borró y guardó su teléfono.

Ese día Kara fue a su casa, encendió el televisor y se dejó caer en el sofá. Se encontraba aburrida, pero no quería hacer nada, una apatía se hacía presente en su rostro. A los pocos minutos la puerta de la entrada se abrió y era Alex.

-¿Qué haces aquí? No deberías estar en tu actividad

Desde que la encontró llorando, Alex se había reservado las preguntas y no la interrogó. Ella sólo estuvo presente y fue su paño de lágrimas. A pesar de que no tenían la mejor relación, Alex se preocupaba por la nueva integrante de la familia, sentía el compromiso con su familia y con el paso del tiempo le había tomado un cariño a su nueva compañera de hogar.

-No tenía ganas de ir.

-¡Kara! más que ganas es un compromiso cuando llevaste tu solicitud, todo la discusión que tuviste con mis padres para que ahora salgas con que no tuviste ganas, ¿es enserio?

-Alex no te metas en mis asuntos.

Kara no quería seguir escuchando a su nueva hermana, así que se levantó del sofá y comenzó a caminar con rumbo a su cuarto. Sin embargo Alex no la dejó y la tomó del brazo.

-¿A dónde crees que vas? No he terminado de hablar contigo.

-Ya te dije que no te metas, así que te pido que me sueltes.

-Pues aunque no quieras me voy a meter, porque eres un dolor de cabeza para mis padres.

-Lo siente si soy un dolor de cabeza, pero ellos así lo quisieron, así que se aguantan porque nadie los obligó a cuidarme, cuando ni siquiera necesito de su cuidado.

-Eres una mal agradecida, tienes suerte de que ellos quisieran hacerse cargo de ti monstruo.

Una furia se incrustó en Kara, sentía la sangre hervir y los ojos arder. Quería golpear con todas sus fuerzas a su hermana adoptiva, pero muy en el fondo sabía que tenía que controlarse. Alex era humana y un golpe de ella sería todo para su vida, tal vez no pudiera despertar jamás y era un riesgo que no podía correr.

-Acaso me vas a lastimar, me lanzaras un rayo fulminante con tu mirada.

Por el contrario Alex no se contuvo y jaloteo a Kara, la incitaba a que disparara. Alex resultaba ser muy impulsiva y cuando perdía la razón no había poder humano que la regresara a su estado normal. Los ojos de Kara cada vez se ponían más brillosos y en cualquier momento lanzaría un rayo contra su hermana.

-Vamos Kara, dispara. Acaso crees que te tengo miedo. Si no es mi asunto demuéstramelo, dime que no me preocupe por ti, que no me interese tu bienestar o la de mis padres.

-¡Cállate Alex, acaso quieres que te lastime!

-Eres tan débil, ni siquiera puedes controlarte, dime acaso como quieres ser tú cuando no puedes controlar una discusión. En cualquier momento lastimarías a alguien, eres un peligro para esta familia, para la sociedad, incluso para los humanos.

-¡Alex, te dije que te callaraaaas! La puerta de la entrada se abrió nuevamente y un rayo destruyó una parte de él. Los gritos se escucharon por toda la sala y los escombros de la puerta junto con los de la pared comenzaron a caerse, todo fue tan lento en ese momento, que Kara pudo ver el rostro de miedo de sus padres adoptivos, una mirada de horror y desconsuelo ante lo sucedido. Si antes se había sentido como un monstruo, ahora lo era, realmente era un monstruo en ese planeta y parecía que las personas con las que vivía lo sabían. Por eso tanto control hacia ella, sabían que en cualquier momento todo se descontrolaría y ella los atacaría. Vivian con un monstruo y ahora lo habían confirmado.

La joven Kriptoniana intentaba controlarse, pero no podía, cerraba los ojos y llevaba sus manos hacia su rostro. Esto la quemaba y el dolor era inevitable. No era la primera vez que Kara se descontrolaba, sin embargo esta vez resultaba diferente. Tantas emociones y pensamientos en su cabeza hacían que perdiera el control y Alex fue la última gota que destruyó su centro.

-Kara, hija, respira. La voz de Eliza era tan tenue que apenas se podía escuchar. Su madre adoptiva intentaba acercarse a ella, pero Alex le gritaba que no lo hiciera. –Madre no te acerques, te lastimará. Por un lado Jeremiah se encontraba atrapado entre los escombros y por un momento perdió el conocimiento, Alex quiso ir en su apoyo, pero le resultó difícil. Eliza pudo esquivar e ir lentamente hasta Kara y al fin llego con su nueva hija. La abrazo desde atrás y la rodeo entre sus brazos.

-Kara inhala y exhala, hazlo hija. –Kara sintió la calidez una calidez y de alguna manera el control regresaba a ella, el calor que se deprendía de sus ojos comenzó a apaciguarse. Su cuerpo de nuevo regresaba a su dominio y se dejó caer lentamente junto a Eliza entre sus brazos.

-Mamá ten cuidado, es peligrosa. –En un parpadeo todo el avance que Kara había conseguido se esfumo y junto a eso, su madre adoptiva salió volando. Una fuerza descomunal se apoderó de Kara y empujó sin querer a Eliza. El llanto de Alex resonó por toda la casa y como un balde de agua fría el cuerpo de Kara se paralizó, las chispas de sus ojos dejaron de salir y de nuevo el azul en sus ojos había regresado. Miró hacia atrás y la peor escena que nunca imaginó se hizo presente, en el suelo yacía el cuerpo de su madre adoptiva y junto a ella Alex quien lloraba desconsolada. Los ojos de su hermana se le postraron y pudo ver una rabia infinita y junto a esto, unos ojos de decepción. Kara no aguanto y salió corriendo, corrió y siguió corriendo, dejando atrás aquella casa que una vez le dio la oportunidad de una nueva familia, una familia a la cual había destruido en un abrir cerrar de ojos.

El sabor a vino tinto se mezclaba con el aliento de la joven Luttor, mientras su mirada se perdía entre el infinito de su ventanal y las pequeñas gotas que se iban deslizando. Un hormigueo se desplazó lentamente por su espalda y luego por su abdomen. Respiró y un aliento aprisionó su cuello, cerró los ojos e intentó sentir, tan sólo quería sentir. Sin embargo, su teléfono la despertó de aquel deseo y sus ojos se pusieron en blanco.


Creo que siempre lo supe, pero no lo quería aceptar y ahora lo confirmé, soy un monstruo


Se despegó de su acompañante y se puso un camisón. 

-Necesito que te vayas, puedes agarrar dinero  del estante para tu transporte, ya sabes donde. No tardes en irte y cierra.

-Eres una grosera, cómo puedes dejarme así.

-Sin escándalos, que no estoy de humor. 

-Eres peor que un monstruo, ni siquiera haces como si te importara. 

-Hasta la próxima Cony.

Sin perder más tiempo Lena fue con rumbo al cuarto de alado y se encerró. Tecleo su teléfono y espero detrás de la línea hasta que por fin escuchó una respuesta.


-¿Kara, que sucede?

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