veintiséis

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うちは サスケ
blind, capítulo veintiséis
«trabajo sobre presión: decisiones difíciles»








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  veintisiete de junio








Si antes era de expresar su tristeza mediante discursos llenos de sentimiento o lágrimas de emoción, ahora ese niño inocente que se convirtió en hombre ha desaparecido por completo gracias a la madurez que implica vivir en un mundo lleno de sevicia. Naruto, quien se mantiene en silencio esperando buenas noticias o, en su defecto, solamente noticias, ve a través de la ventana cómo es que el cielo comienza a dar paso a un manto negro teñido de angustia que al parecer solo él puede sentir, mientras piensa repetidamente que su oscuridad no se asemeja ni por una pizca a las sombrías que llegan a ser las noches largas donde, simplemente, aguardaba.

Entrelaza sus dedos  y se acomoda en la silla, dejando escapar un suspiro que no imita la forma en la que su alma se escapó de su cuerpo cuando se dio cuenta de que todo lo que ha hecho hasta ahí fue un error. Ese peculiar sentir que tiempo atrás se instaló en él no se deshace y, por lo contrario, se extiende cada vez más, rebalsando con creces el vaso que se colmó de agua con sus acciones inoportunas. Su rostro lívido por las pocas horas de sueño expone su desgaste físico y emocional, pero a su parecer ambas cosas solo son un premio infame de todo lo mal que cometió; todo lo que está viviendo parece ser un castigo injusto porque Naruto cree que merece más, mucho más: más condenas, e inversamente, más cosas que lo mantengan ocupado para que su mente maliciosa no recuerde los traspiés que cometió y los buenos momentos que tuvo al lado de su esposa, dejando atrás todos esos cálidos sentimientos por uno que fue transitorio.

Das wird dir gefallen

          

Lo que también suele ser un escarmiento es crear preguntas vacías: cuestionarse el porqué de sus acciones, todos los días y a todas horas. Es una tortura, una completa angustia en todo el sentido de la palabra. Hablar, respirar, pensar. Eso y mucho más solo provoca que su garganta se apriete con fuerza y que sus ojos se cerraran sin su permiso, con la finalidad de tragar todo ese tormento que solo lo martiriza hasta el punto de pensar que tal vez la muerte es la única solución. Naruto llega a pensar que su muerte dará fin a todo eso.

Los rezos son inútiles. Tan inservibles que ha pasado a espetarlos con odio, como si le doliese en cada fibra de su ser acabar sus discursos al aire con un: «te lo suplico, señor». Los preces parecen ser solo una burla infructuosa que no tiene fin, un laberinto sin salida donde irónicamente fue él quien decidió entrar sabiendo que tendría estragos de esa índole. Así que eventualmente, sucede: Naruto deja atrás y para siempre eso de rezar las mismas oraciones, planteándose lo más firme posible hacer un trato con el peor de los demonios para poder traer de nuevo a la mujer que juró amar. Está dispuesto a hablar con el mismo Satanás y ofrecer un trato que está dispuesto a cumplir con su vida, está ofuscado en que esa es la opción más viable; tan absorto en esa decisión irrealizable que no puede reconocer que, a veces, los demonios visten de humanos y pasean por las calles u hospitales, queriendo conseguir una nueva víctima y, en el momento más inesperado, atacan: arremeten de una manera tan cruel y sutil que es imposible poder verlo entre la bruma de la zozobra.

—Naruto-sama, ¿gusta un poco de café? —expone alguien a la distancia, a quien no puede ver por estar concentrado en el paisaje que se pinta a través de la ventana—. Lo siento si molesto, pero lo vi tan... hm... ¿no quiere café...?

El Nanadaime gira unos centímetros la cabeza y despega abruptamente su mirada de la ventana. Sus fanales tintados de apatía se centran en el varón que le ofreció café y tiene que hacer un esfuerzo ímprobo para no demostrar su verdadero sentir. Tolerando su propia desidia y sabiendo que está en un lugar público, sonríe sin fuerzas y le tiende su mano vendada, la cual a la vez es un recordatorio constante de su larga disputa con Sasuke a quien, cáusticamente, no recordaba cuando estaba al lado de Sakura.

—Vaya, Hokage-sama... —susurra el hombre ajeno, dándole por completo la taza de café—, se ve algo... cansado... ¿seguro que no quiere café?

Naruto muerde su lengua con circunspección, llevando la taza descartable hacia sus labios y dándole un ligero sorbo que intenta pasar desapercibido su ira por el reciente comentario. Sí, la verdad es que sí. Él está fatigado: de la rutina, de que Hinata no despierte y de los problemas de la oficina que seguían consumiéndolo, a pesar de no estar ahí. Las complicaciones parecen estar persiguiéndolo al igual que Konohamaru, quien casi siempre lo llama para preguntar qué cosas debía hacer o si lo que estaba decretando era correcto. Está harto de recibir ese tipo de noticias cuando se encontraba al lado de Hinata, así como había sucedido varios minutos atrás cuando Konohamaru le comunicó que había una ligera riña con las Alianzas por asuntos que no escuchó, gracias a que cortó la llamada después de pedir con enojo que no lo moleste y que, si quería ayuda, llamara al Sexto o que jugara a la ouija y que hable con cualquier otro Hokage anterior.

«¿Y a mí que me importa lo que suceda en la oficina? Si por su culpa perdí tanto tiempo con mi familia», fue lo que pensó luego de oír solamente inconvenientes. Y, como supuso, la segunda llamada que demostraba la insistencia de Konohamaru llegó, pero por esa oportunidad dio un paso más y apagó su teléfono, pensando en que eso sería lo mejor para todos. Aunque, quizá, ese para todos, puede disminuirse a para él.

—Gracias... —dice Naruto, pensando que es mejor expresarlo tarde a no hacerlo nunca—, ¿tú eres...?

El hombre que se mantuvo quieto hasta ese instante, entrecierra los ojos y le ofrece una sonrisa sutil, llevando una mano hacia su propia frente para hacer un saludo militar, el cual no le hace juego a su aura llena de calma. Además, Naruto piensa que aquella expresión no parece ser genuina, al menos no para pertenecer a un espacio tan frívolo como pueden llegar a ser los hospitales.

tranquilas chicas, en la historia original naruto jamás le fue infiel a hinata y son felices, sakura se divorció de sasuke, orochimaru le devolvió los ojos a sasuke, boruto y sarada se besan a escondidas y natsuki vive junto a sasuke felizmente casados, esto es solo un creepypasta (por mi salud mental💆🏻‍♀️)

vor 2Mon

que weaaaaaa hrmno como ctm se puede lavar las manos de esa manera, como puede ser tan cara de raja de decirle promiscua cuando el en ningún momento se negó, es tan estúpido que a pesar de er un fic da rabia hrmno da impotencia pensar en no poder pegarle u buena putea por aweonao

vor 2Mon

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BLIND | SASUKEWo Geschichten leben. Entdecke jetzt