❝UNA HORA DE SUFRIMIENTO❞
—¿¡Dónde carajo está Gael, por un demonio!? —grita Dominic, paseándome encima de una silla de ruedas que había tomado prestado de algún lado— ¡Salgan de mi camino! —le ordena a cualquier persona que se interponía en nuestro camino.
—Alfa, lamento informarle que el doctor Allen se encuentra en una cirugía. —menciona una enfermera, temerosa.
—¡No me importa lo que está haciendo! Solo tráiganlo aquí ahora mismo. ¡Su Luna está a punto de dar a luz!
—Dominic... —lo llamo, respirando agitadamente.
Aprieto fuertemente la silla al sentir una fuerte contracción.
—Lo siento, pero no puedo molestarlo. Aún así, puede esperar en...
—¡Le dije que fuera a buscarlo, joder! ¿¡Tengo que volver a repetirlo!?
—No, no, para nada, Alfa. —niega rápidamente— En un minuto estará aquí.
Cuando la mujer se fue, Dominic caminó hasta estar delante de mí y allí se arrodilló.
—Lo lamento, amor. ¿Me habías dicho algo?
Mi mano vuela hasta la apertura de su camisa y lo obligo a acercar su rostro al mío.
—¡Cálmate, Dominic! —grito— Tus putos gritos me están alterando mucho más. Así que por mi bien, guarda silencio, porque te juro que te daré un puto puñetazo. ¿Me has oído o tendré que repetirlo? —le pregunto.
—Joder, lo siento mucho, bellísima. La situación me desespera demasiado.
Lo suelto cuando una nueva contracción me invadió.
—¡Maldita sea! —grito— ¿¡Dónde mierda está el doctor!?
Jamás había sentido una sensación similar. Era como si literalmente mi vagina se estuviera desgarrando, pero aunque no quiera ni pensarlo, sabía que el dolor que estaba sintiendo no sería nada comparado cuando tuviera que pujar para sacar a mi renacuajo.
—Lamento la tardanza. ¿Cómo estás, Nora? —me pregunta Gael, tomando la silla y guiándome por el pasillo.
—De puta madre, Gael. —digo, para acto seguido, soltar un grito de dolor— Lo lamento, no puedo dejar de gritar porque ¡mi hijo está a punto de salir! ¿¡Cómo me va a preguntar algo así, doctor Allen!? ¡Siento que me están abriendo en contra de mi voluntad!
Dominic abre una puerta y Gael me ingresa a ella. Con ayuda de mi compañero, me acuesto en la camilla, pero cuando pensé que finalmente me tenía que enfrentar al dolor, Gael habló.
—¿Recién estás comenzando a sentir las contracciones, Nora? —me pregunta, mientras iba a un cajón y sacaba una bata.
—Sí, la que presenció recién fue la tercera. —digo, tratando de no soltar ninguna maldición.
—Muy bien. —murmura, anotando algo en una hoja— Alfa, —lo nombra, mirándolo únicamente a él— cuando aparezca una nueva contracción, cuenta cuánto dura. Si dura, aproximadamente, cuarenta segundos, infórmale a la enfermera. También ayúdala a ponerse la bata. —le pide por último, dándole la bata en cuestión— Cuando vuelva estarás lista, Luna. Vendré en un par de minutos. —me avisa, para luego, salir por la puerta.
—¿¡Me están jodiendo!? —grito, sin poder creer que Gael se fue— ¡Estoy a punto de parir, joder! ¿¡Es que a nadie le importa!? —pregunto, exasperada.
Dominic toma mi mano, y me ayuda a sentarme.
—Tranquila, bellísima. —murmura a mi lado— Respira conmigo. —pide, respirando como si tuviera problemas para hacerlo.
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Descubriendo un nuevo mundo. | Parte 1 y 2
Werewolf«Nada de lo que tenía a mi alrededor era mi verdadera vida.» Siempre había sentido que algo me faltaba, que algo no estaba bien, pero nunca habría creído que aquel vacío que tanto me consumía, sería el mismo que podría llegar a destruirme. No está p...