Capítulo 3

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Narra Marco

Hoy era el gran día, quizás sea el día más importante de mi carrera deportiva, bueno y de mi vida también. Mi primera final de Champions con el club de mis sueños, el Real Madrid.

Estábamos en el hotel de concentración y mientras llegaba la hora para que llegase el autobús, el cual nos llevaría al lugar donde pretendemos dejar huella en la historia del fútbol, me puse a escuchar el nuevo álbum que lanzó ayer la banda en la que canta Lauren. Sin duda, las cinco crean una armonía perfecta al cantar que hace honor al nombre de la agrupación, Fifth Harmony. Pero, no obstante, tengo muy claro cuál de aquellas voces era mi preferida. Ahora estaba escuchando I Lied, aunque mi canción favorita es Write On Me y el videoclip es perfecto, sobre todo en la parte en la que aparece... Dios Marco, olvídalo ya.


Intento despejar mis pensamientos entrando a Instagram, en dónde veo diferentes publicaciones de mis compañeros de equipo emocionados e ilusionados por lo que nos espera esta noche, principalmente de Sergio, de Modric y de Cristiano.
Sin embargo, lo de despejar mis pensamientos fue en vano porque acabo de ver una historia de Dinah, una de las compañeras de banda de Esmeralda, publicada hace 8 minutos que me acaba de dejar sin aire.

Sin embargo, lo de despejar mis pensamientos fue en vano porque acabo de ver una historia de Dinah, una de las compañeras de banda de Esmeralda, publicada hace 8 minutos que me acaba de dejar sin aire

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No puede ser cierto dijo otra vez esa voz interna, esto tenía que ser algún extraño sueño. Tengo en frente la fotografía y es muy real este momento, pero sigo sin creer que esto está pasando. Después de tomar conciencia y ver que sí, que es real, pienso en otra opción ¿Y si me estoy haciendo ilusiones con que veré a Esmeralda y en realidad solo viene Dinah? Marco, estás bien jodido. ¿Esa maldita voz no se callaba nunca o qué? Lo peor es que tenía razón.

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En el calentamiento antes del partido hacemos carreras, rondos, tiros a portería... pero mi cabeza sigue en otra parte, concretamente observando las gradas. Busco unos ojos verdes inconfundibles, da igual el tiempo que haya pasado, aún los recuerdo a la perfección. Pero mis ojos dejan de explorar aquellas gradas cuando Lucas me da un balonazo en la cara y mis compañeros de equipo comienzan a estallar en carcajadas. Los ignoro a la vez que intento ignorar a las gradas para centrarme en el partido que dará comienzo en breves minutos.

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Una vez nos encontramos ya preparados en los vestuarios, Ramos nos da la última charla, como capitán del equipo, antes de salir al terreno de juego.

Mientras caminamos en dirección al campo, un nudo se instala en mi estómago debido a los nervios de jugar esta final, aunque empiezo desde el banquillo, cosa que ya he tomado como costumbre, confío en tener algunos minutos cuando el míster decida realizar los cambios en la segunda parte.

El partido comienza con una buena actuación de ambos equipos, no obstante, es el Real Madrid el que se adelanta en el marcador a los 15 minutos y como no podía ser de otra manera, ha sido Ramos, nuestro talismán en la Champions, el que ha clavado el balón hasta la red de la portería colchonera.

Los atléticos reaccionan bien al gol, mantienen bien la posesión del balón y crean bastantes ocasiones peligrosas, pero siguen sin conseguir anotar. Por otro lado el Real Madrid no es menos y también intenta cerrar el partido buscando el segundo tanto. De momento, nos vamos al descanso con victoria por la mínima, 1-0, por lo que no podemos relajarnos.

La segunda parte es un calco de la primera parte, ataques y buenas jugadas por parte de ambos, pero ninguno consigue batir la portería rival y con el paso del tiempo el cansancio va haciendo presencia en algunos jugadores, lo que provoca que se produzcan los primeros cambios. En nuestro equipo el míster ha realizado dos cambios y de momento parece que no vaya a realizar ninguno más, mientras yo sigo en el banquillo. Esto no pinta bien.

Continúa la segunda parte y el Atlético cada vez aprieta más, asediando el área madridista. Finalmente ocurre lo que parecía que iba a acabar pasando, el Atlético de Madrid marca y pone las tablas en el marcador, 1-1.

Ahora es el Real Madrid el que intenta encerrar al Atlético en su campo, intentando solucionar el problema en el que se han metido y yo aquí, sentado, como un espectador más sin poder hacer nada. A pesar de los continuos ataques de los blancos, no consiguen perforar la portería rival y nos vamos a la prórroga. Está siendo una final muy emocionante, tanto, que ya me he quedado sin uñas.

La prórroga comienza y no ocurre mucho, posesiones largas que no acaban en nada, solo sirven para que el tiempo pase y que cada vez esté más cerca la tanda de los penaltis. Finalmente el míster realiza el último cambio y no, yo permanezco sentado. Esto es frustrante.

Al final, ninguno de los dos equipos consiguió anotar y con el 1-1 en el luminoso, nos encontramos en una situación no apta para cardiacos. El Real Madrid va por delante en esta tanda, 4-3, si marcamos este penalti la copa será nuestra. Silencio. Concentración. Expectación. Tensión. Muchas emociones en un corto espacio de tiempo... Hasta que llega nuestro gol y todo el banquillo junto con los jugadores que se encontraban en el césped saltamos de alegría. La Champions es nuestra nuevamente.

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Holaaa!!!! Aquí os dejo otro pedacito de la historia de nuestros #Jaurensio 🤗💙

Desafiando al tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora