Alessandra dio un paso al frente.
—Ya está bien, Chaos. Seiya no te quiso hace dos años, y no lo hará ahora.
—Él se acoplará conmigo, antes de tocar a una Mestiza como esta perra.
—Chaos, te lo advierto…
—Gracias Alessandra, pero puedo luchar mis propias batallas —aclaró Mina apartando a la mujer mayor a un lado y avanzando.
—¿Eres…Chaos verdad? Hoy no tengo un buen día. Diablos, la mayor parte de la semana no ha sido muy buena, por lo que te aconsejo que te apartes de mi camino y me dejes en paz. Serás mucho más feliz.
Cuadrando los hombros, la mujer más alta y robusta se acercó a Mina y se burló en su rostro.
—¿Qué vas a hacerme, perra?
Mina suspiró, recordando que había prometido a su padre no luchar a menos que fuese absolutamente necesario.
—No quiero hacerte daño.
—¡Tú hacerme daño! No tendrás ni una oportunidad, perra. Es mejor que te marches antes de que yo te haga daño a ti.
Para demostrar que hablaba en serio, Chaos se sacó la camisa por la cabeza. Unos pechos grandes y redondos saltaron a la luz solar de la tarde.
La paciencia de Mina se acabó, y estalló.
—Oh mira. Pechos grandes. Tengo tanto miedo.
Girando sobre sí, golpeó en las piernas a Chaos.
La mujer cayó sobre su trasero.
Con los brazos cruzados sobre el pecho, Mina le dijo:
—Te sugiero que no te levantes.
—¡Maldita puta! —Con un aullido de rabia, Chaos saltó sobre Mina.
Sin embargo antes de que la alcanzara, Mina se ladeó, giró y le dio una patada en el culo al pasar.
La pelinegra cayó de bruces sobre la hierba seca.
Gritando de ira, Chaos se levantó y se lanzó a por Mina de nuevo.
Otra vez la esquivó, y esta vez la empujó. Cuando Chaos cayó al suelo, sintió que se quedaba sin aire en los pulmones.
Alessandra frunció los labios y apuntó con el bastón a Mina.
—Estás jugando con ella.
Mina sonrió y movió la cabeza.
—Le estoy dando una lección. Pero no creo que sea del tipo que aprende rápido.
Chaos se levantó cogiendo un puñado de arena en las manos.
Girando la cabeza para no perderla de vista, Mina la evitó cuando ésta se le lanzó.
Anticipándose al movimiento evasivo de Mina, Chaos rodeó con los brazos la cintura de su adversaria levantándola del suelo, agarrándola del pelo y empujándola con fuerza.
Rechinando los dientes por el dolor, Mina gruñó.
—Cristo, Chaos, ¿tirar del pelo? ¿Tu madre no te enseñó a luchar?
Chaos le dio una bofetada.
—Cállate zorra. Cuando acabe contigo desearás no haber venido nunca.
Antes de que Mina pudiera responder, Chaos se vio sujeta e izada del suelo.
—¿Qué diablos crees que estás haciendo? —rugió Seiya.
Al revolverse gritando, los pechos de Chaos saltaban arriba y abajo, ella los cubrió con los brazos.
—Suéltame, hijo de puta. Ella me dio una patada.
Mina se levantó rezongando.
—No antes de que ella me desafiara.
—Chaos la desafió —añadió Alessandra con voz enérgica— Mina tenía derecho a responder.
Seiya luchaba para contener a la mujer que gritaba.
—Ni siquiera se conocen.
Chaos le dio un puñetazo en la nariz a Seiya.
Mina escuchó desde donde estaba el sonido del cartílago al romperse y sonrió. Bien. Se lo merece por interrumpir mi pelea.
—Suéltala, Seiya. Tengo derecho a responder a un desafío.
Con la sangre goteando de su nariz, Seiya miró a la pequeña multitud que se había arremolinado. ¿De dónde habían salido? La casa de Alessandra estaba más alejada que el resto.
¿Qué demonios pensaba Mina que estaba haciendo, al responder al desafío de la hermana de su
Beta?
Chaos se revolvía entre sus brazos y consiguió morderlo en el hombro.
—¡Joder! —dijo dándose la vuelta con rapidez y soltándola en el suelo.
La pelinegra se levantó y saltó en dirección a su antagonista.
Mina le dio un puñetazo en el estómago.
Cuando Chaos se curvó sobre sí misma, Mina simultáneamente le golpeó las piernas dándole un sólido golpe de judo en los omoplatos.
Chaos se derrumbó y no se levantó.
Echándose el pelo hacia atrás Mina dijo:
—Viste. Soy rápida. ¿Satisfecho?
Enjugándose la sangre de la nariz, Seiya la miró asombrado.
—¿Cómo lo has hecho?
Con una sonrisa satisfecha asomando a las comisuras de la boca Mina se le acercó.
—Algunos cinturones negros en artes marciales. Papá no quería que corriese por Central Park sin saber cómo cuidar de mi misma, naturalmente no quería que cambiara para desafiar a cualquier asaltante a menos que fuese el último recurso. Así que aprendí a luchar como los humanos. Da las gracias a que accedí a acoplarme contigo o ahora mismo no podrías andar.
Cuando llegó a su lado le dio una palmadita suave en la mejilla.
—Será mejor que te cures ese mordisco en el hombro, amor. Puede que Chaos no esté vacunada. Y es mejor que te enderecen la nariz o se quedará torcida cuando se cure.
Tras golpearle con suavidad nuevamente. Mina se giró hacia su anfitriona.
—¿No tiene que mostrarme otra fórmula antes de que se haga tarde?
Riéndose la anciana tomó del brazo a Mina. No podía recordar la última vez que había visto a Seiya sin habla.
—Si, por fin tengo moras suficientes. Ven. Creo que realmente te gustará. Las bayas añadirán un hermoso color púrpura a la tintura.
Rechinando los dientes, Seiya miró a la espalda de Mina a medida que ella se alejaba. Podía escuchar las risitas y susurros de la pequeña multitud que había observado la derrota de Chaos.
No es que le importara. Hacía años que necesitaba que le dieran una patada en el culo. Solo que antes que Mina, no había una mujer en la manada con la fuerza y el coraje para hacerlo.
Chaos gimió, Seiya miró hacia abajo. Echando un vistazo a su alrededor, vio a Dave riéndose como un idiota junto a Carl, uno de los miembros más antiguos de la Manada. Él también tenía una sonrisa de una milla de ancho en su rostro.
—Has conseguido una mujer muy capacitada, Seiya. ¿Cuándo vas a apartar a un lado tu orgullo y hacerla dormir en tu cama, donde ella pertenece? ¿O también tienes miedo de que te deje fuera de combate?
Una pequeña sacudida en el corazón hizo a Seiya contener la respuesta sarcástica. Sin embargo su cerebro registró lo que Carl dijo.
Ladeó la cabeza.
—¿Sabe quién es su padre?
Sin dejar de sonreír, Carl asintió con la cabeza.
—Siempre me gustó Artemis. De tal palo tal astilla. Tampoco él rechazó nunca una pelea.
—¿No le importa que su madre fuese una loba?
El viejo se echó a reír con sinceridad.
—Que hay de malo en ello, hijo. Todos nosotros tenemos un lobo en nuestros árboles genealógicos. Solo hace falta indagar lo suficientemente lejos para encontrarlo. Es lo que nos convierte en lo que somos.
Frunciendo el ceño, Seiya miró fijamente a Sam. ¿Cuántos miembros pensaban igual?
Chaos escogió ese momento para gemir nuevamente.
Seiya lanzó una mirada a Dave.
—¿Dónde diablos esta Josh? Debería estar aquí para ocuparse de su hermana.
Dave no dejó de sonreír.
—Decidió convertirse en lobo por un tiempo. Dijo que no podía estar en la misma casa que ella, porque lo estaba volviendo loco. Regresará a tiempo para el Consejo.
Limpiándose la sangre que aun le goteaba de la nariz, Seiya se estremeció. Dios, aquello dolía.
—¿Qué demonios se supone que debo hacer con esta perra hasta entonces?
Riéndose, Carl pasó por encima de la mujer y la tocó con la punta de la bota.
—Me la llevaré a casa.
Agachándose la cogió por la cintura y se la puso en los hombros, se levantó con un pequeño gruñido.
—Pesa más de lo que parece. Tu compañera le dio una buena. Yo no la enfadaría si fuera tú.
—También se movió lo suficientemente rápido para patearte el culo.
Con aquellas palabras, le dio un azote en el amplio trasero a Chaos, se giró dirigiéndose con pasos largos en dirección a la casa de Josh, sujetando su cuerpo siempre que ella se revolvía.
—Siempre me ha caído bien Carl - dijo Dave.
—Calla la boca —gruñó Seiya, girando sobre sus pies y yendo en dirección a la casa de Alessandra.
—Yo no lo haría si fuese tu —observó Dave tras él— Está furiosa contigo. Intenta decirle lo que es o no correcto, o que te obedezca, y ella acaba contigo.
Con la sangre todavía goteándole de la nariz y el hombro, Seiya continuó caminando.
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Estrella Calurosa (FINALIZADA)
WerewolfMina puede finalmente tener vacaciones. Su padre Artemis está casado nuevamente y es feliz, además es más que capaz de administrar sin ella los negocios de la familia durante algunas semanas. Seiya puede ser el Alfa de su manada, pero ha perdido a l...