Cap 18

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— ¿Podemos sentarnos? —le preguntó Zayn indicando hacia la cama que estaba a un costado de la habitación.

—Si —nos respondió con una voz muy baja y aguda.

Saqué la hoja con las preguntas y un bolígrafo, y me prepare para escribir.

—Eres Thomas Lee ¿verdad? —pregunte con la esperanza de que nos hayamos equivocado. No quería entrevistar a ese niño algo me decía que su historia no era muy bonita.

—Si —me respondió y siguió pintando. Espera. ¿Pintando? ¿Pero si es ciego? Se lo preguntare después. Y escribí su nombre en la hoja.

— ¿Cuántos años tienes? —le preguntó Zayn.

—7 años, en un mes cumplo 8 —dijo entusiasmado. Escribí en la hoja. Es hombre. Ahora lo más complicado el accidente. Mire a Zayn quien me estaba mirando, le hice una seña de afuera.

— ¿Thomas? —dijo nervioso.

— ¿Si? —y siguió en lo suyo.

— ¿Podemos salir afuera? —preguntó Zayn.

—Si —dijo entusiasmado. —Vengan los llevare a mi lugar favorito —metió las manos al bol con agua y luego se seco con la toalla. Ahí recién me di cuenta de que estaba pintando con las manos. Wow debe ser un niño prodigio o algo. Me paré junto con Zayn y nos apuramos a seguir al niño que casi corría por los pasillos, los conocía muy bien, no chocaba con nada. Me pregunto cuánto tiempo a estado viviendo aquí. Yo iba preocupada de guardar la hoja en la carpeta, la carpeta en mi bolso y el bolígrafo también, cuando siento como la mano de Zayn tomaba la mía y me arrastraba a una gran puerta de madera. Salimos afuera y Zayn miraba hacia todos lados buscando a Thomas, hasta que lo encontró sentado bajo el Abeto que se podía observar desde su habitación. Mire a Zayn quien miraba nuestras manos, solté rápidamente la mía. Se sonrojo y se fue corriendo hasta donde estaba Thomas.

— ¿Thomas? —pregunté y el movió la cabeza hacia mí, escuchando el sonido de mi voz.

— ¿Si?

— ¿Pintas? —le pregunté curiosa.

—Sí, desde siempre me gusto pintar, cuando veía pintaba con crayones en casa. Y aprendí a los 5 a hacerlo sin ver —bajo la cabeza tirando del césped que había a su alrededor.

— ¿Te importaría hablarnos del accidente? —le pregunto Zayn.

—Claro ¿Qué quieren saber?

— ¿Qué paso? —me senté al lado de el acariciando su cabeza y le pase la carpeta y el bolígrafo a Zayn.

—Fue hace 3 años, yo tenía 4 —Zayn escribía. —Era de mañana y íbamos de camino a la casa de mi tía. Mis padres estaban discutiendo por que el perro de mama había destruido el sillón y un florero —rió. —Papá estaba enojado y quería regalar al perro —hizo una pausa de un minuto. —Mamá le comenzó a gritar y él le respondía en el mismo tono, cuando en una curva venia un camión desviado de su pista. Y bueno —paro un segundo. —Chocamos, el conductor de ese camión venia ebrio y mis padres aunque estaban con el cinturón puesto, murieron, el camión nos choco de frente. Yo iba con cinturón de seguridad pero como el auto se volcó, algo aun no se sabe que, me daño ambos ojos —paro unos minutos. —causándome un trauma ocular.

— ¿Te acuerdas del día exacto? —le pregunté.

—Si —dijo sereno. —17 de Abril 2009. Definitivamente el peor día de la vida, aunque solo estuve consiente 5 horas.

— ¿Qué parte del globo ocular se daña con el trauma ocular? —preguntó Zayn.

—Todo el globo ocular, es una presión aguda que lo daña todo, hasta las estructuras anexas. Causa la ceguera casi al instante. No había mucho que hacer.

— ¿Cómo vives con eso? —le pregunte acariciando su cabello.

—Bien, no recuerdo mucho de mis padres, pero eran buenos padres, de lo poco que recuerdo no tengo ningún recuerdo malo. Aquí hay gente muy buena, la ceguera hace que pueda sentir las cosas a mí alrededor así que no choco con las cosas. Además mis abuelos y mis tíos vienen a veces en el mes.

Hicimos una pausa. Debe ser muy triste y dura la vida de ese niño, sin sus padres. Aunque su familia lo vengan a visitar a veces no debe ser suficiente.

— ¿Los cuadros que están en tu habitación son tuyos?

—Si —sonrió. —Me encanta pintar —respiro hondo. —Ahora se van a ir ¿no?

—No —le dije y lo miré. —Vamos a jugar contigo —mire a Zayn quien me sonreía.

Así nos la pasamos las siguientes 2 horas, nos dieron comida. Thomas nos enseño como pintaba con los dedos. Y antes de irnos nos dijo que le leyéramos un cuento. Nunca había sentido tanta ternura en mi vida. Al terminar el cuento de los tres cerdito y el lobo, Thomas ya dormía profundamente. Al irnos le dijimos a la secretaria que le dijera a Thomas que vendríamos dentro de unos días. No podríamos olvidarnos de ese niño.

No es mi vida, es solo una mision mas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora