Había pensado mucho en la forma en que entraría al salón. Quizá fuera bueno entrar cantando una canción, o saludando a todos para parecer amigable desde el principio.
Pero no. No fue de ninguna de ésas opciones la que surgió.
El salón frente a mí se oía tranquilo, demasiado tranquilo. No era así como debiera escucharse por fuera un salón de música, ¿o sí?
Esta situación me tenía intrigado, así que decidí investigar.
Abrí la puerta suavemente, esperando encontrar a una bonita maestra con sus muy bien portados alumnos, porque claro, la disciplina es lo más importante en la música; o bien, un maestro malhumorado hubiera sido factible.
Pero de nuevo, no.
Silencio.
Silencio y 32 miradas dirigidas directamente a mí. Algunas asiáticas y otras americanas.
Después de todo, San Fransokyo es una ciudad nacida de la mezcla cultural de éstas dos nacionalidades.Incluso la bonita maestra que había imaginado estaba sentada junto a ellos, compartiendo lo que en México llamaríamos "Chisme".
¿Qué rayos pasaba aquí?—Ah... ¿Hola?
Y ahí se quedó mi mágica entrada triunfal.
—Miguel Rivera, estudiante becado. ¿Ése eres tú?— La mujer mayor allí dirigía una imponente mirada hacia mí. Ay Diosito, ¿y ahora qué hice?
—¡Ah, sí!, soy yo. ¿Hice algo malo?
Todos se miraron entre sí, murmuraron algunas cosas entre ellos y me miraron de nuevo.
Antes de darme cuenta, estaba rodeado de 32 personas totalmente desconocidas analizandome de cerca.
—¡Eres de lo que todo el mundo habla por aquí, amigo!—una palmada en mi espalda me hizo regresar al mundo. Era amigable, claro.
—¿Yo, de qué o para qué?— una de mis manos se dirigieron a mi cuello, frotandolo nervioso.
—¡Pues vaya entrada diste, Rivera!— La bonita mujer de características coreanas puso sus manos en sus caderas— ¿Te das cuenta de que hoy llegaste con el famoso Hiro Hamada, genio de la robótica, riendo a todo pulmón en su preciada motocicleta, y como si nada?
Y allí entendí todo. Yo ya había dado mi magnífica entrada sin siquiera darme cuenta.
Y fue aún más excéntrica de lo que imaginé que sería.
—¿Realmente es tan preciada?—reí levemente al pensar en un Hiro tipo puerco espín, prohibiendo a todo mundo acercarse a su hermoso medio de transporte personalizado.
—En su primer día hizo un espectáculo enorme advirtiendo de que no tocaran su motocicleta.
Y sí, fue completamente cierto.
—Típico de Hiro—rodé los ojos.
Otro error, todos volvieron a mirarme fijamente.
—Rivera, ¿cuál es tu relación con Hiro Hamada?—la mujer alzó una ceja confundida, si embargo, en seguida reconstruyó su compostura—claro, si es que puede saberse—balbuceo.
Yo sólo atine a reír, mientras ellos me daban un lugar en medio de todo el círculo de sillas y mesas esparcidas. Era de alguna extraña forma, agradable estar allí.
—Hiro y yo somos los mejores amigos—comencé— nos conocimos hace mucho tiempo, en mi ciudad natal, México...
La historia completa fue sencillamente contada para mí. ¿Cómo sería para Hiro hablar de nosotros?
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Just Friends ||Higuel
FanfictionDespués de pasar por la pubertad, Hiro y Miguel ya no pueden soportar ser sólo amigos.