No vi llegar a mi padre esa noche, lo cierto es que se había quedado en la clínica doblando turno...
-Buenos días Sr. Daniels- Dice Frank, con una sonrisa torcida. Y este solo asintió con su cabeza.
-Se le ve algo cansado, paso la noche aquí?- Pregunto.
-Sí, tenía que estar al pendiente de unos pacientes muy delicados- Respondió con desanimo, mientras tomaba su café.
-Eso es justo lo que vio mi padre en usted, un hombre muy dedicado a su trabajo.- Le dice Frank dándole una palmada en su hombro.
-Gracias..!- Respondió asintiendo varias veces con la cabeza.
-Apropósito Sr. Yo... Bueno usted ya sabe lo que siento por su hija y nada me haría más feliz que ella se casara conmigo, usted cree que sería muy precipitado de mi parte si le propondría matrimonio?- Estaba un poco nervioso, pero al fin pudo soltar ese peso, él sabía que el Sr. Daniels no se negaría, pero aun así la respuesta a esa pregunta siempre daba algo de incertidumbre.
-Por supuesto que es el momento apropiado muchacho, es más te estas tardando mucho, solo faltan dos días para que Georgina se regrese a la escuela nuevamente- Le dijo tomándolo por los hombros y estremeciéndolo con mucho entusiasmo.
-Tiene razón, yo pensé que aún era muy pronto y no quería que Georgina se asustara de mi proposición tan repentina.- Dijo tomando más ánimo. –Pero... usted cree que ella me acepte?- Pregunto.
Y Daniels lo tomo con mucha fuerza para que lo mirase firmemente y con voz grave le dijo: -Hijo, es un hecho!-
...
Esa misma noche Frank llegó a mi casa con un enorme ramo de rosas rojas, muy bien vestido y con un olor a perfume exquisito. Nos invitó a mí y a mi familia a cenar en un restaurante muy elegante, todo me parecía muy extraño (Porque no solo me invitó a mí?) ya era incomodo salir solo con él, qué sería de mí si estaban presentes mis padres o mi padre.
Al parecer la cosa era muy importante ya que el insistió en que mis padres estuviesen presente y así fue.
Nos tomó un cierto tiempo pero todos salimos muy bien vestidos para la ocasión, pensé que solo se trataba de alguna celebración por el contrato de papa, pero mi sorpresa fue otra...
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La Estirada
Teen FictionDespués de la suciedad de mi rostro y la mugre en mis uñas, fui aquella a la que alguna vez llamaron la estirada, una mujer elegante y refinada, de buenos gustos y con mucho glamour, con buenos modales y mucha clase, mucho porte; ¿pero en qué moment...