Antes amarnos era como la delicadeza de los pétalos de una rosa. Después con la monotonía fue cayéndose los pétalos al suelo y marchitandose el tallo. Y a pesar de eso, lo quise demasiado que no comprendía eso de soltar.
Fue así como pasaron los días, meses y hasta años evitando el amor a toda costa por miedo a sufrir de él. Aprendiendo a vivir con el desorden de emociones que me provocaba su olvido.
Continúe desasiendome de cada recuerdo concreto que tenía de su rostro, las caricias de sus manos bajando por mi columna vertebral, los besos en la frente, sobre el pelo y en los labios. Hasta de su nombre.
... Y fue como llegó el hombre que comparto mis días, pero no mi corazón. Y no tengo nada más que decir.
Fue lo que elegí. Porque me mata lo que estaba haciendo con mi vida y para doble vida prefiero cambiar de protagonista y contar una nueva historia.
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El amante debajo de mis bragas
Romance-Eres un monstruo. -Y la mejor parte es... que acabas de decirme que me amas.