cinco

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Erick realmente no esperaba que toda la cosa del novio falso fuera tan agotadora. Estar sentado en las gradas del campo de fútbol de la universidad no era tan divertido como lo hacen ver las películas, mucho menos cuando el equipo de porristas y las novias de los jugadores te observaban analizándote.

Quizás debió pedirle a Steph que lo acompañara, aunque dudaba seriamente que aceptara a ir a un lugar donde estarían Joel y él.

Se sentía pequeño ante la mirada de todos sobre él, hasta los mismos jugadores se tomaban el tiempo de revisarlo con la mirada.

Estaba tan metido en sus asuntos que no sintió como alguien se sentaba junto a él.

—¿Qué onda, Erick? —el menor rebotó en su lugar por el susto.

—¿Qué mierda haces aquí, Richard?

—Tenía hambre, salí a comer algo y aquí estoy —se encogió de hombros viendo el entrenamiento.

—¿Y trajiste algo de comida? —preguntó ansioso pues el hambre le empezaba a atacar también.

—No, me distraje y lo olvide.

—Con un demonio Richard, eres un imbécil —volvió a dirigir su mirada a Joel. No quería admitirlo pero le comenzaba a gusta la imagen del rizado con el cabello pegado en su frente a causa del sudor—. ¿Siquiera estudias aquí?

—¿Me creerías si te digo que sí?

—Ya no.

—Entonces no —se encogió de hombros poniendo toda su atención al entrenamiento—. Tu novio sí que juega bien.

Erick suspiró algo cansado. No dudo ni por un segundo de que Richard estuviera al tanto sobre lo que sucedía entre Joel y él, en los últimos meses Christopher y él se habían vuelto amigos por lo que no le extrañaba que tuviera conocimiento de su supuesta relación.

Se escuchó claramente como el entrenador les permitía tener cinco minutos de descanso antes de continuar, al parecer se aproximaba un partido importante y necesitaban ganar a como dé lugar.

Joel tomó su termo de agua, corrió por las gradas hasta llegar a Erick, dejó un casto beso en sus labios y se sentó junto a él. El ojiverde sabía que las novias de sus compañeros los estaban viendo por lo que explica el beso pero lo que no terminaba de entender es por qué debían fingir delante ellas.

—¿Aburrido aquí sólo? —preguntó con una sonrisa antes de tomar un sorbo de su agua.

El menor estaba por corregirlo y hacerle notar la presencia del rubio junto a él pero al girar su mirada se dio cuenta que ya se había ido. Ese chico debía ser un ninja.

—Claro que estoy aburrido, Joel —barrió el lugar con la mirada para percatarse de que aún los estaban viendo con supuesto disimulo—. Todos me están juzgando con la mirada.

—Tranquilo bonito, pronto nos iremos —tomó la cara de Erick y dejó un sonoro beso en su mejilla.

—Yo me quiero ir ahora.

—Después de esto comparemos un montón de comida chatarra e iremos a mi casa a jugar videojuegos toda la tarde, ¿te parece?

—Tengo tarea que hacer —el ojiverde se cruzó de brazos.

—Oh... podemos dejarlo para otro día entonces —el rizado bajó la cabeza desilusionado.

—Te dije que debía hacer tarea, no que realmente la haría —Joel levantó la cabeza casi al instante de haberlo oído.

—¡Así se habla, Er! —lo abrazó con fuerza cuando oyeron el pitido del silbato del entrenador avisándoles a los jugadores que debían volver a entrenar— Vendré en un momento por ti.

Erick dejó salir un sonoro suspiro mientras veía a Joel bajar a toda velocidad para reunirse con el resto de su equipo. Sabía que no debía cumplir cada capricho que Joel le pidiera, pero supuso que se lo debía, no cualquiera haría la clase de favor que él le estaba haciendo.

Dejó caer su cabeza en una de sus palmas aburrido, sin desviar la mirada de Joel.

Faking it; JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora