¿Qué pasaría si Neo-kun tuviera pechos por culpa del quirk de una niña?
Tetsutetsu Tetsutetsu
- Neo-kun... ¿Por qué no sales de tu habitación? – el platinado estaba preocupado, su novio, no había salido en todo un día de su habitación – vamos, tienes que comer algo.
- No quiero – la voz del rubio salió amortiguada como si tuviera su cara contra la almohada.
- ¿Qué paso? ¿Te sientes mal? ¿Necesitas algo? – Tetsutetsu estaba preocupado, no era normal que su novio no estuviera saltando por todos los lados y haciendo travesuras – voy a entrar.
- ¡No entres! – grito él rubio, pero fue demasiado tarde, el platinado ya había entrado y miro con escepticismo a su "novio".
- ... ¿Tienes pechos...? – el chico de acero estaba pasmado.
- ¡Por eso te dije que no entraras! – grito el rubio sonrojado mientras le tiraba una almohada a su pareja - ¡El quirk de la niña que salve ayer surgió efecto ahora y mira como quede! ¡Ahora parezco una mujer y no tengo sujetador ni vendas! ¡Se me notan demasiado! – el rubio apunto su parte delantera - ¡Más encima también me crecieron las pompis! – grito avergonzado tirando otra almohada.
- Te vez hermosa... - murmuro el platinado caminando lentamente hacia el rubio, el cual solo tenía puesta su típica camisa blanca y un bóxer, el normalmente solo dormía en lo segundo, pero al tener los atributos de una mujer decidido ponerse algo encima.
- ¡Aléjate pervertido! – el rubio se escondió entre las mantas de su cama ocultando su pequeño cuerpo en estas, eso hasta que sintió manos en su, ahora, femenino cuerpo y como "toda mujer" que se respeta le mando un golpe a su pareja haciendo que este saliera volando - ¡No me toques así pervertido! ¡Te matare! ¡Te golpeare! ¡Te moleré hasta la muerte!
Katsuki Bakugou
El cenizo le extraño que al llegar a casa no estuviera hecha un desastre y eso, a la vez le preocupo, aunque no lo admitiría nunca, a pasos rápidos subió a la habitación del de ojos esmeralda.
- ¡Oe! ¡Enano! ¿¡Estas ahí?! – grito el de ojos rubí.
- Si... pero no entres – murmuro desde adentro el rubio.
- ¡A mi nadie me dice que hacer maldito enano! – grito el cenizo intentando abrir la puerta bruscamente.
- ¡No entres estúpido cabeza ceniza! – grito entre enojado y con pánico la pareja del cenizo.
- ¡¿A quién llamas estúpido, enano idiota?! – el rubio reventó la puerta de la habitación y se quedo pasmado al ver como su pareja estaba solo con una camisa y su bóxer, solo que esta vez tenia pechos en la parte delantera, todo por el quirk recién manifestado de una niña que el rubio había salvado el día anterior.