《19》

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-¿Por qué le dijiste eso?- le dije empujando a Paulo.

-Salí flaca no lo toqués- dijo la colorada poniéndose en frente de Paulo.

-Eh ¡¿que te pasa nena?!- le dijo Tomás agarrándome por los hombros. La colorada iba a decir algo pero Paulo la sacó empujándola de ahí.

-No llorés, ¿que pasa?-me preguntó Tomás, yo miré a Ignacio pero se fué por atrás de Paulo y la colorada.

Negué y el me abrazó, con la mayor rapidez me solté de Tomás y fuí corriendo hasta la colorada y la agarré por atrás del pelo.

La sacudía con todas mis fuerzas y Paulo trataba de separárla de mí, ella no podía hacer nada porque la agarré de atrás y no se podía dar la vuelta.

Tomás agarraba mi cintura y tironeaba.

Ignacio trataba de quitar mis manos de su cabello.

Era todo un desástre. Cuando pudieron separarla de mí se dió la vuelta para atarcarme pero no pudo porque tanto Paulo como Ignacio la agarraron y la llevaron afuera mientras ella gritaba que la suelten.

La gente que estaba mirándo mi "espectáculo" volvió a lo suyo y Tomás seguía abrazando mi cintura.

-Reina, ¿estás bien?- me preguntó besando mi cuello- amor- me dí la vuelta, asentí y lo besé.

En ese momento dí por terminada mi salida y volvimos a dormir a mi casa.

-No quiero que tengas relación alguna con ellos- habló Tomás mientras tomaba agua.

-¿Ellos?- pregunté confundida.

-El rubio y el morocho- sacándose su remera.

-¿Los conoces?- hablé sacandome la pollera.

-Te amo- me dijo besándome y sacandome la remera.

Tengo una suerte que siempre me cambian de tema de conversación.

-Reina agarrame o me voy a caer y si me voy a caer que sea entre tus piernas- cantó en mi oido mientras besaba mi cuello.

(...)

-Creo que te buscan, nuevamente- dijo Cami mientras besaba mi mejilla y yo me quedé allí parada, anonadada, mientras mis compañeros de colegio se retiraban.

Se acercó y me miró.

-Hola- me dijo jugando con unas llaves.

-¿Que querés?- le dije seria.

-Pedirte perdón por lo de la otra vez, estuve mal en contarle...

-Muy mal- le correjí, el suspiró.

-Estuve muy mal en contarle eso a Carolina, perdón, de verdad- asentí y comenzé a caminar.

-¿No vamos a hacer nada?- me preguntó.

-Ya me pediste perdón ¿a eso viniste no?- asintió y me volví a dar la vuelta para seguir caminando.

Me agarró de la cintura y me metió a un auto mientras yo pataleba.

-Basta Paulo ¿que mierda querés?- le dije pegándole, no tan fuerte, no quería lastimarlo.

Hasta que sin querer lo rascuñé y se le marcó en su carita.

-Ay no- le dije tocándole la parte lastimada y el se rió.

-No pasa nada, pero quedate quietita- suspiré.

-¿Que querés Paulo?- le dije cansada.

-No quiero que estés enojada _____-

-No estoy enojada- dije bajándome del auto.

Sindrome de estocolmo 《Paulo Londra y tu》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora