𝙲𝙰𝙿𝙸́𝚃𝚄𝙻𝙾 𝙲𝚄𝙰𝚃𝚁𝙾

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Joo Gi se encontraba acomodando su ropa

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Joo Gi se encontraba acomodando su ropa. JeonGguk le dirigía la mirada, fijamente, haciéndola sentir culpable e insensible, aunque lo era.

—Entre tú y yo, no pasó nada, ¿oíste? —repitió.

Dolía, su pecho dolía y quemaba con cada palabra que salía de los labios de la chica. ?Por qué Joo Gi le odiaba? No podía creer que le creyera a sus padres, aunque claramente había prioridades, pero Joo Gi la conocía mejor que nadie.

—Sí —gruñó JeonGguk, cortante.

La castaña sintió su pecho doler, odiaba tener que lastimarlo, pero así se alejarían y no tendrían que sufrir ser separados nuevamente. Trató de acercarse al contrario, pero JeonGguk se alejó bruscamente.

Su corazón pareció estrujarse, era bastante difícil negar ese sentimiento de amor, eso que en realidad sentía por JeonGguk y no le podía decir.

—Ggukie... —murmuró, mirando al pelinegro, quien evitaba su mirada.

—Tú lo dijiste, entre nosotros no pasó nada. No hubo nadas de besos. Nada de caricias. Nada de nada —la castaña asintió.

Soy un asco. Acabo de romperle el corazón a Jeon JeonGguk.

Su labio inferior tembló, sí se sentía bastante mal y frágil. JeonGguk le dirigió la mirada rápida, pero simplemente negó con su cabeza, debía dejar de pensar que podría hacer que Joo Gi dejara de pensar así de él.

Para la pálida él era un chico malo.

ʄʟasɮaċҡ

—G-Ggukie... —la castaña apartó al mayor, quien se sitnio confundido, pensaba que a Joo Gi le gustaba—, esto está mal. Tú eres un chico malo.

JeonGguk frunció su ceño, ¿en serio le estaba diciendo eso? Esos días que había estado en el instituto se había comportado como normalmente lo hacía, y, que él supiera, no había hecho nada malo.

Pero, claro, a Joo Gi sí la habían logrado manipular.

¿Les vas a creer a tus padre en vez de a mí? —la menor asintió. Uno—. Gigi..., ¿me quieres? —la menor quiso decirle que lo amaba, pero lo dudó, por bastante tiempo se podría decir, haciendo que JeonGguk suspirara. Dos—. Entiendo..

—Ggukie...

Una última... —la miró—. El beso que nos dimos cuando éramos niños..., ¿lo hiciste porque de verdad me querías? —bajó la cabeza.

La cabeza de Joo Gi explotó, haciendo que su corazón comenzara a acelerarse. Los recuerdos la invadieron, en específicos, los de ese día, donde ambos se habían prometido amarse para siempre.

𝑬́𝑳 𝑬𝑺 𝑼𝑵 𝑪𝑯𝑰𝑪𝑶 𝑴𝑨𝑳𝑶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora