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Y ya estamos llegando, mi vida ha cambiado, un día especial este once de marzo; me tomas la mano, llegamos a un túnel que apaga la luz.

A Hoseok realmente no le importa si alguien está viendo la escena que están haciendo pero muy dentro de su cabeza espera que así sea porque no quiere ser el único capaz de ver algo tan maravilloso como lo que le está sucediendo, aunque para ser más honesto, cree que esta en un sueño y espera que alguna de estas desconocidas personas pueda decirle que esto es la realidad y que en efecto todo lo que está pasando es verdad; ya se pellizco unas cinco veces y por mucho que si le dolió, todavía no da crédito a lo que está sucediendo. Sabe que están llegando a algo, no sabe a qué, pero están llegando a algo y está feliz de hacerlo, sabe que su vida ha cambiado, han sido solo unas cuantas palabras pero se siente como nunca se ha sentido y es tan agradable y se siente tan fuerte y capaz de todo, se pregunta si eso es parte de que correspondan a sus sentimientos.

Se encarga de buscar rápidamente en su mente la fecha que es porque sabe que no va olvidar un día como ese incluso si quisiera... no quiere. Y siente que este once de marzo es un día especial, un día que permanecerá en su memoria por lo que dure su vida. El jueves once de marzo queda marcado en su calendario mental donde se encuentran solo las fechas más importantes para él.

Esta sonriendo, puede sentir la sonrisa en su rostro tan grande como no ha sonreído nunca y debería sentir el dolor en sus mejillas por estar así por tan prolongado tiempo pero la verdad es que no siente nada, está concentrado en el chico parado junto a él y Hoseok entiende que ahora están tan cerca pero ya no están lejos, ya no más.

Yoongi toma su mano y Hobi puede sentir como la mano que sostiene la suya es más grande, como puede cubrir su mano, puede sentir como Yoongi sostiene su mano firmemente pero con una suavidad tan agradable, puede sentir la calidez de la mano ajena cubriendo la suya y Hoseok nunca agradeció tanto el que sus manos fuesen delgadas como lo hacía ahora porque su mano siendo sostenida por la del contrario era algo tan agradable y lo hacía sentir tan a gusto, tan cómodo. Notó que dejó de temblar, que sus piernas no lo dejarían caer en cualquier momento, que su respiración era más tranquila y que estaba relajado y pensó que esto era lo que siempre había leído, lo que siempre había escuchado y supo que todo eso no era más que solo la superficie.

Y mientras se observaban el uno al otro, con suaves sonrisas y cálidas miradas adornando sus rostros, sosteniendo la mano del otro, llegaron a un túnel que poco a poco iba apagando la luz como si el universo quisiera darles un momento de privacidad, un momento para ellos únicamente sin la mirada curiosa del resto de personas – quienes lamentaron no poder ver más de tal acto tan puro y lleno de sentimientos –

Si, definitivamente, el jueves once de marzo era un día especial.

- Jueves -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora