El Ángel caminaba sosteniendo su daga, caminaba sin rumbo por el pasillo que gracias a la energía demoníaca se alargaba más y más a medida que caminaba, parecía no tener fin, se estaba mareando y se detuvo con la cabeza dándole vueltas.
Observo alrededor, las puertas habían desaparecido y las ventanas también, todo estaba oscuro, empezó a sentir claustrofobia al ver cerrase las paredes sobre él, empezó a correr por su vida, pero el techo también empezó a descender, corrió y corrió pero el pasillo nunca llegaba a su fin. Se detuvo en seco con el corazón acelerado y cerró sus ojos muy fuertes.
— ¡SAL DE MI MENTE DEMONIO! — grito llevándose las manos a la cabeza enojado.
— ¡Me sorprende como después de tantos años aun sea fácil engañarte! ¡He mejorado no te parece! ¡Dime te pareció real el Angel que te mande!
El ante abrió los ojos y el pasillo volvió a la normalidad cuando aquella presencia apareció ocupando un cuerpo de un estudiante humano.
— ¡Akibeel! — Reaccionó desconcertado — ¡Mira en lo que tas convertido! — lo desprecio con la mirada.
— ¡Ramiel! — Sonrió paseando por el pasillo — ¡Tiempo sin verte hermano!
— ¡Ya no somos hermanos!
— ¿A no?
— ¡No juegues conmigo, dime en donde está la niña! — ordeno apuntándolo con su daga.
— ¡Esta con Lucifer! — soltó sin interés.
El Ángel abrió los ojos alarmado.
— ¿Qué hace el mismísimo diablo en la tierra? — reacciono alarmado.
— ¡Reunión familiar! ¡Aunque no está en la tierra...! ¡No aun!
El Angel Pareció sorprendido por esa revelación, él sabía que Angélica era el producto de un demonio pero no sabía que era hija del mismísimo señor de la noche, el diablo. Ahora tenía sentido su enorme poder.
— ¿Porque hacen todo esto, si solo necesitan su cuerpo, porque torturarla de esta forma, porque empujarla hacia la oscuridad?
— ¡Eso no es de tu incumbencia! — hablo con un tono de voz a la defensiva.
— ¡Responde desgraciado! — exigió.
— ¡No podemos poseerla, ella misma tiene que sacrificarse!
— ¡Despreciables criaturas!
—¡Tú eres como nosotros recuerdas!
— ¡Claro que no, yo ya no soy como ustedes! — hablo indignado.
— ¡Que...! ¡Aun te crees un Arcángel!
— ¡No! — Lo observo — Soy un Ángel caído — hablo firme — ¡A pesar de su jueguito de engañarme para realizar su sucio trabajo, eso me ayudo a entender por fin que no necesito mis alas para ser bueno! ¡No necesito ser perdonado, elijo quedarme aquí en la tierra y cuidar de Angélica! ¡Ella me necesita más que esos Ángeles en el cielo! — Mientras habla desvió por un segundo la mirada. Vio que la chica rubia que había caído con él se encontraba escondida detrás de una columna observándolo todo. Le hizo una seña con su mano y ella aunque estaba muy aterrada la entendió — ¡La protegeré de ustedes demonios no dejare que caiga en la oscuridad de nuevo! — Hablo distrayendo a aquella criatura, mientras la chica caminaba lentamente sosteniendo un pedazo de escombro — ¡No soy como ustedes! — Se acercó confrontándolo — ¡Soy mejor...!
Ataco golpeándolo, aquella criatura se voltio enfurecida, la chica retrocedió gritando aterrada, el Ángel rápido se acercó y con su daga lo atravesó matándolo, exploto y sus restos se hicieron ceniza.
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El Club de los Monstruos Marginados
FantasyUn hada sin alas. Una adolescente híbrida que se oculta. Un ángel caído demasiado bueno. Un vampiro que no bebe sangre. Sirenas con miedo al agua. Fantasmas perdidos. Hombres lobos sin pelo. Duendes altos. Brujas sin magia. Etc... ¡A todos es...