En cuanto los labios de Ethan se posaron sobre su hinchado coño, Rebeca se corrió con intensidad. Las bolas chinas y el consolador hacían que el orgasmo fuera el mejor que hubiese tenido lamió. La lengua de Ethan no le daba tregua, prolongándolo y haciendo que otro clímax igual de intenso, le siguiera al primero. Cuando su cuerpo ya no dio más de sí, Ethan le beso los muslos con suavidad mientras la miraba. Rebeca apretó los ojos con fuerza mientras intentaba recuperar el aliento y la compostura, cosa que era difícil con los juguetes eróticos todavía llenándola. Sintió como Ethan sacaba las bolas y el consolador de su interior, haciéndola jadear. Vio como Ethan se levanto para echar los juguetes a un lado. Bajo sus pantalones se notaba lo excitado que estaba y Rebeca se sintió culpable. Pero sabía exactamente lo que tenía que hacer...
Ethan puso los juguetes en la mesa para limpiarlos más tarde. Había sido increíble ver como Rebeca se deshacía bajo sus labios y estaba deseando sentirla así, pero alrededor de su polla. La verdad es que estaba duro como una piedra, pero no quería presionar a Rebeca. La miro y su polla latió con fuerza, estaba sonrojada y tenía la mirada saciada, aunque hambrienta a la vez. Ethan trago con fuerza, la deseaba como nunca había deseado a nadie, Rebeca se levanto del sofá y camino hacia el con sensualidad. Tuvo que agarrarse con fuerza a la mesa ya que sus rodillas apenas le sostenían. La quería. Joder. Como la quería. Solo esperaba que algún día lograra hacer que el sentimiento fuera mutuo. Todo pensamiento racional se esfumo cuando Rebeca poso sus labios sobre los de él y comenzó a desabrocharle los pantalones.
Rebeca se sentía sexy, sensual. Y quería devolverle el favor a Ethan. Aunque lo que más deseaba era follarle salvajemente, también quería sentirlo en su boca, y por esa razón, se arrodilló delante de él, bajándole los pantalones hasta los tobillos. Rebeca se quedo boquiabierta. Nunca había prestado mucha atención a la anatomía masculina pero Ethan era... magnifico. Su polla era larga y gruesa, y el olor almizclado la excitaba más de lo que jamás hubiese pensado. Se lamió los labios y miro a Ethan directamente a los ojos. Con timidez, saco la lengua y lamió la cabeza hinchada. Al notar su sabor salado y a la vez tan masculino Rebeca se estremeció. Decidió dejar su timidez a un lado y con atrevimiento lo rodeo completamente con sus labios, envolviéndole con la humedad de su boca. Uso la poca experiencia que tenia para volverlo loco con sus labios, su lengua e incluso sus dientes. Ethan metió las manos en su espesa melena, como para mantener el equilibrio y como si no se pudiera controlar, mecía las caderas, haciendo que su polla entrara y saliera de su boca con rapidez. Sus jadeos le indicaron que estaba cerca, y aunque nunca había dejado que nadie se corriera en su boca, con Ethan era distinto. A Ethan lo amaba.
Ethan intento avisar a Rebeca, pero no le quedaba aliento. Apretó las manos en su pelo, procurando no hacerle daño, cuando de repente una sensación increíble le recorrió todo el cuerpo. Noto como Rebeca se tenso, pero no se aparto de él cuando el clímax por fin lo recorrió, haciendo que gritara su nombre con fuerza y llenando la boca de Rebeca con su semen caliente y espeso. Jamás había tenido un orgasmo igual y no estaba seguro de poder recuperarse nunca de esta sensación.
Rebeca se lo trago todo, deleitándose con su sabor, pero no pudo mirarle a los ojos.
- ¿Rebeca?
Levanto una mano para detenerlo pero seguía sin mirarle y se vistió con rapidez. La realización de sus sentimientos era más de lo que podía soportar ahora mismo. Amaba a Ethan y no tenía ni idea de lo que iba a hacer a partir de ahora...